Nazira Karimi, desafiando amenazas de muerte contra ella y su familia, quiere que el mundo exterior se entere de los abusos cotidianos que padecen las mujeres en Afganistán bajo el gobierno del movimiento fundamentalista islámico Talibán.
"Los Talibán tratan de que mi familia sufra porque conté la verdad acerca del brutal tratamiento que dan a las mujeres", dijo Karimi, una periodista afgana exiliada en Estados Unidos.
Karimi se refugió en Estados Unidos hace un año, cuando el Talibán secuestró y torturó a su familia y amigos, y lanzó amenazas de muerte contra ellos.
Como consecuencia, organizaciones humanitarias de mujeres lograron que el Departamento de Estado (cancillería) admitiera a 16 miembros de su familia que llegaron a Washington la semana pasada.
Durante una reunión en Washington, Karimi dijo que el Talibán controla actualmente 90 por ciento de Afganistán donde instituyó un sistema de "apartheid de género".
Desde que tomó el poder en 1996, el movimiento prohibió la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, cerró escuelas de niñas, expulsó a las alumnas de las universidades y negó el ingreso femenino a la mayoría de los hospitales.
Las mujeres no pueden salir de sus casas a menos que estén acompañadas por un pariente cercano varón, y deben usar el burqa, que les cubre totalmente el cuerpo dejando solo pequeñas cavidades a la altura de los ojos para que puedan ver.
Las mujeres que violan esas imposiciones son brutalmente golpeadas, públicamente flageladas y luego ejecutadas, dijo Karimi, quien aún tiene familiares y amigos en su país que corren el riesgo de ser perseguidos por el régimen.
Otra refugiada, Maryam Shams, de 21 años, habló con la prensa después de su llegada a Estados Unidos desde la ciudad afgana de Herat la semana pasada. Se le concedió asilo junto con su tía, Zieba Shorish Shamley, presidenta de la Alianza de Mujeres para la Paz y los Derechos Humanos en Afganistán.
"Los Talibán clausuraron las casas de baños para mujeres, cuando estas protestaron en Herat, 10 de las manifestantes fueron asesinadas", contó Shams, quien junto con otras 40 mujeres fue brutalmente golpeada durante esa misma manifestación.
Temiendo que Shams fuera apresada por los Talibán, su madre logró que se casara con un afgano que vive en Alemania. En lugar de darle refugio, su esposo la violó. Con la ayuda de su tía y de la organización Mayoría Feminista, la mujer pudo viajar a Estados Unidos.
"Encomiamos al gobierno (de Bill) Clinton y la reciente labor del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) que ayudaron a rescatar a esos refugioados afganos en desesperada necesidad de ayuda", dijo Eleanor Smeal, presidenta de Mayoría Femenina, con sede en Washington.
Si bien Smeal reconoció que la solución a largo plazo es que cese la opresión de las mujeres en Afganistán, hizo un llamamiento a Estados Unidos para que haga más y brinde refugio a las mujeres afganas.
Los afganos integran la mayor población de refugiados en el mundo, pero Estados Unidos admitió a muy pocos desde que el Talibán se apoderó de Kabul en 1996, señaló Smeal.
Entre 1996 y 1997, cuando dos millones de los 26 millones de afganos se convirtieron en refugiados, ni uno solo fue admitido en Estados Unidos, según Layli Miller Bashir, fundadora del Centro de Justicia Tahirih. En 1998 fueron admitidos sólo 98 refugiados afganos.
De todos maneras, a raíz de la presión de organizaciones como Thahirih, las autoridades estadounidenses aumentaron a 1.500 el número de refugiados admitido este año.
Bashir afirmó que el lento proceso de admisión de refugiados pone en peligro las vidas de muchas mujeres y niñas que buscan asilo en Estados Unidos.
"Por lo general lleva entre nueve meses y dos años admitir a los refugiados y, en casos como la familia de Karimi, eso es demasiado. Muchos no sobrevivirán antes de que se les conceda el asilo", advirtió.
Primero los solicitantes son interrogados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR). En el caso de la familia de Karimi, el comisionado rechazó su pedido de asilo, lo cual fue apelado.
"Todo esto lleva un tiempo que esa gente no tiene", dijo Bashir.
Sólo despues que las organizaciones lanzaron una campaña de emergencia, la familia de Karimi fue otorgada el asilo en Estados Unidos. "Las acciones inmediatas de Mayoría Femenina, del Centro de Justicia Thahirih y del gobierno, sin lugar a dudas salvaron la vida de mi familia", dijo Karimi.
Smeal dijo que ACNUR debe crear una categoría de refugiados que abarque las peculiares circunstancias de la represión de género que padecieron mujeres y niñas que escaparon del Talibán.
"Esa categoría es muy necesaria y ayudará a aliviar el escollo insuperable que afrontan esos refugiados cuando deben dar pruebas a ACNUR de que fueron objeto de persecuciones", explicó.
Tambien instó al INS a crear un centro procesador permanente en Islamabad hacia donde huyen muchos refugiados, y en campos establecidos por ACNUR.
Bashir dijo que si el apartheid de género de Afganistán hubiera ocurrido con cualquier otra religión y en otro país, el mundo se hubiera escandalizado. "Eso ocurre con más de la mitad de la población de un país y el mundo todavía no le ha prestado la debida atención", se lamentó.(FIN/IPS/tra-en/dk/ego/aq/hd/99