La confrontación entre el Congreso y la Asamblea Constituyente de Venezuela tiene nuevos espacios para desarrollarse, tras la ruptura de una frágil tregua negociada con mediación de la Iglesia Católica.
El recinto del parlamento volvió a ser escenario de disturbios en la noche del viernes, después de que los partidos opositores que controlan el Congreso decidieran insistir en medidas para realizar una sesión bicameral extraordinaria.
Los incidentes implicaron la ruptura de una tregua acordada horas antes para desactivar un clima de tensión política que había generado durante todo el día manifestaciones y choques callejeros en torno del parlamento.
La tregua comprometía al Congreso a reconsiderar la convocatoria a sesiones cuestionada por la Asamblea, que decretó un régimen de emergencia legislativa que limita las funciones del parlamento y suspende las reuniones ordinarias y extraordinarias de éste.
La Asamblea, por su parte, aceptó participar en un diálogo para analizar los alcances de esa emergencia, adoptada en el marco de la decisión de reorganizar los poderes públicos.
Los 131 miembros de la Asamblea Constituyente comenzaron a trabajar el 3 de agosto con un plazo de seis meses para redactar una nueva Constitución, pero decidieron acometer en primer lugar la reorganización de poderes, argumentando que era urgente abordar la crisis institucional.
La Constituyente, controlada por el oficialista Polo Patriótico, también se declaró "originaria". O sea, por encima del poder constituido y con capacidad para intervenirlo e incluso disolverlo.
En este marco, la convocatoria a una sesión extraordinaria del Poder Legislativo cuando se decretaba la emergencia fue considerada por la Asamblea una provocación y la ruptura de un acuerdo que mantenía al Congreso en receso hasta octubre, representado sólo por una Comisión Delegada.
Las tensiones alcanzaron su punto máximo este viernes, cuando los legisladores de oposición, pertenecientes a los partidos tradicionales que controlaron el poder durante 40 años de democracia, intentaron entrar a la sede del parlamento, utilizada ahora por la Asamblea Constituyente.
La escena podría repetirse a partir del lunes, cuando termine el intervalo que el fin de semana impuso al enfrentamiento, si no se encuentran mecanismos para restaurar la tregua.
El presidente de la Asamblea Constituyente, Luis Miquilena, consideró que la insistencia de los partidos opositores por realizar la sesión bicameral quebró el acuerdo de diálogo negociado con la iglesia, y advirtió que será muy difícil reanudar las conversaciones.
También anunció que la Asamblea considera reformar el decreto de emergencia legislativa para "ampliarlo en algunas bases", con el fin de evitar vacíos legales, pese a que "no está planteada la disolución del Congreso".
El vicepresidente de la Asamblea, Aristóbulo Isturiz, justificó el decreto de emergencia legislativa, argumentando que "no podemos permitir un foro político paralelo" que pudiera perturbar el proceso constituyente.
Entretanto, los parlamentarios opositores insistieron en cuestionar las atribuciones de la Constituyente para intervenir las instituciones del Estado.
Las acciones decretadas por los constituyentes en las primeras semanas de funciones han generado un intenso debate jurídico y son objetadas por especialistas que niegan a la Asamblea atribuciones para violentar disposiciones de la Constitución vigente desde 1961.
La emergencia legislativa fue precedida de una medida similar para el Poder Judicial, que fue apoyada por la Corte Suprema de Justicia, lo cual provocó la renuncia de la presidenta de ese tribunal, Cecilia Sosa.
Opositores y juristas han destacado que la Asamblea debería atenerse a su misión de redactar la Constitución, pero los constituyentes responden que deben actuar con urgencia para lograr una verdadera redefinición de la democracia.
El proceso constituyente fue impulsado por el presidente Hugo Chávez, cuyos partidarios lograron una mayoría aplastante en las elecciones para la Asamblea, el 25 de julio, que les permitió obtener 121 delegados.
Chávez habló al país en medio del clima de tensión de este viernes, y defendió el proceso liderado por la Constituyente, mientras reiteraba su crítica a los partidos tradicionales que dominan el Congreso, "cúpulas políticas del viejo régimen".
"En Venezuela está muriendo una época y está naciendo otra", dijo el mandatario. (FIN/IPS/lc/ff/ip/99