La Iglesia Católica y los pequeños y medianos empresarios de Uruguay han desplazado a los sindicatos en las protestas contra el gobierno.
Mientras los empresarios lanzaron una ofensiva por una rebaja de impuestos que mejore la rentabilidad, la Iglesia Católica reclama una mejor distribución de la riqueza y medidas que contribuyan a disminuir el empleo.
Un grupo de pequeños y medianos granjeros iniciará este miércoles una huelga de hambre para exigir al gobierno medidas impositivas destinadas a mejorar las condiciones de ese sector.
La consigna de los productores es "Rentabilidad o muerte", con lo que procuran marcar el alto grado de endeudamiento de ese sector. El gobierno ha formulados diversas propuestas que los productores calificaron de "insuficientes, inadecuadas e imprecisas".
Los agropecuarios fueron los primeros empresarios en protestar contra el gobierno, al organizar el 13 de abril una movilización en todo el país que culminó con una concentración en la capital del país, en torno del parlamento y el edificio de la Presidencia de la República.
El Programa de Modernización de las Relaciones Laborales de la Univeridad Católica reveló esta semana que la "elevada conflictividad" en este país "está produciendo una variación en el sujeto tradicional del conflicto".
"Quienes se movilizan son los propios empleadores, que reclaman del gobierno la adopción de medidas que les permitan ser más competitivos", explicó un informe de este grupo académico.
En julio, 82 por ciento de los conflictos se concentró en empresas privadas, según el informe, al que accedió IPS.
Por otra parte, en los últimos años cayó el nivel de afiliación a la central sindical única uruguaya, mientras que los trabajadores no afiliados no se sienten representados por ella, según el estudio realizado por la consultora Equipos Consultores a fines de 1998.
A fines de julio, los empresarios del transporte por carreteras tomó el mismo camino que los granjeros y embistió contra el gobierno en reclamo por exoneraciones impositivas, mejoras en las condiciones de los seguros y rebajas en los peajes.
Los transportistas afirmaron que enfrentan la mayor crisis de los últimos 25 años.
Pero la mayor embestida surgió el día 3, cuando 1.200 participantes de una asamblea de la Intergremial de Comerciantes y Pequeños Empresarios (ICPE) amenazó con usar "toda su fuerza" para "resistir" el avance de los supermercados y "la furia de los monopolios" derivada de esa expansión.
La ICPE está integrada por almaceneros, baristas, carniceros, farmacéuticos, ferreteros, fabricantes de pastas, la cámara de distribuidores de alimentos y bebidas y la Asociación Nacional de Micro y Pequeñas Empresas.
Noventa y siete por ciento de las empresas uruguayas son micro o pequeñas, las cuales generan 52 por ciento de los puestos de trabajo de la economía en los sectores industrial, comercial y de servicios que generan 68 por ciento del producto interno bruto.
Las cadenas de supermercados han pasado de ocupar 5.000 metros cuadrados en 1960 a 91.700 metros cuadros en 1998. Distintas cadenas planifican la instalación de 50 nuevos supermercados en los próximos cinco años.
La ICPE advirtió que por cada puesto de trabajo que genera un supermercado se destruyen seis puestos de trabajo en el comercio minorista.
Mientras, la Iglesia Católica asumió en las últimas semanas un activo papel de denuncia, reclamando una mejor distribución de la riqueza y alertando sobre el riesgo del desempleo.
La reacción del gobierno fue inmediata. La Conferencia Epioscopal Uruguaya decidió postegar la difusión pública de un documento sobre los "criterios" que los fieles deben seguir en las elecciones nacionales del 31 de octubre.
Pero, en otro documento que la semana pasada entregó a los partidos políticos, la Iglesia Católica se lamentó de que en un país "con tantas posibilidades en lo material y espiritual no se haya podido terminar con la pobreza extrema".
El Arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, dijo, en alusión al cierre de algunas empresas, que "no es humano ni cristiano" colocar "el capital por encima del trabajo".
Una encuesta de la consultora Equipos Mori divulgada esta semana estableció que para 66 por ciento de los uruguayos el desempleo es actualmente el principal problema.
Los economistas estiman que el segundo trimestre de este año terminará con 12 por ciento de desempleo en todo el país. El indicador ascenderá a 13 por ciento en Montevideo, donde se concentran las principales actividades económicas. (FIN/IPS/rr/mj/if/99