La llegada este mes de 130 inmigrantes ilegales chinos a una playa desierta de las islas Queen Charlotte, en la costa del Pacífico norte, suscitó temores de que Canadá se haya convertido en un destino importante para los traficantes asiáticos conocidos como "cabezas de serpiente".
Estas pandillas cobran hasta 70.000 dólares para ingresar personas en Occidente, donde sus cómplices les consiguen empleos en restaruantes, prostíbulos o fábricas donde son explotados. Si no se paga el precio, las pandillas recurren a la violencia para intimidar a los inmigrantes y sus familias.
El Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos informó sobre "un aumento sin precedentes" en la llegada de inmigrantes ilegales a la isla de Guam, en el Pacífico, que los traficantes describen como la puerta de entrada al continente americano.
A principios de año aumentó el número de barcos hacia Australia, por la falsa promesa de empleos en las Olimpíadas de Sidney o de amnistía para los inmigrantes ilegales.
El parlamento de Nueva Zelanda aprobó una ley que permite la detención de los inmigrantes ilegales por un plazo indefinido.
China comenzó a tomar medidas enérgicas contra los cabeza de serpiente, pero el auge de la construcción en las aldeas de la provincia de Fujian en el sudeste de China es prueba de los miles de chinos que se las arreglan para viajar hacia Occidente.
Se construyeron nuevas casas, iglesias y templos con el dinero enviado desde el extranjero, y sus torres o techos de pagodas chinas se alzan sobre las casitas de ladrillo de los menos afortunados.
Jinfeng, cerca de la capital de la provincia, Fuzhou, es conocida como la "aldea de las viudas", porque todos los hombres partieron hacia América del Norte. En la cercana Houyu, cuatro quintos de la población emigraron en la última década.
El templo de los marineros de Yangyu fue restaurado hace poco en agradecimiento por la llegada a salvo a destino de los emigrantes. Las donaciones están registradas en un cuadro de honor. Todas fueron hechas en dólares por emigrantes ilegales.
Los chinos de las islas Queen Charlotte fueron el segundo grupo de inmigrantes ilegales atrapados este verano. De acuerdo con los funcionarios de inmigración canadienses probablemente muchos botes llenos de inmigrantes consiguieron ingresar a Canadá este año.
Se estima que hay otros dos botes cargados de inmigrantes chinos camino hacia Canadá, uno procedente de Asia y el otro de un puerto del mar Báltico, según fuentes del Departamento de Inmigración.
El mes pasado, llegó un barco a la isla de Vancouver con 123 pasajeros. Hasta ahora, 86 fueron liberados por los funcionarios de inmigración, mientras 37 continúan bajo custodia.
La mayoría de los que fueron liberados viven en Vancouver, aguardan audiencias para refugiados y reciben pagos de 500 dólares por mes del servicio de seguridad social.
Todos reclamaron la calidad de refugiados.
La policía investiga a 20 de los detenidos por su papel en la operación de tráfico, pero ninguno fue acusado de ningún delito. Los jueces de inmigración, sin embargo, acordaron mantenterlos bajo custodia hasta que su identidad y su papel en la operación sean aclarados.
Un oficial dijo que la investigación ingresó en una "nueva etapa". Murray Wilkinson dijo que los sospechosos están son investigados por sus respectivas acciones durante el viaje de 38 días. Las condiciones del viaje eran pésimas y el buque se detuvo varias veces por problemas en el motor.
Los ocho traficantes coreanos sospechosos, que tripularon el buque que dejó a los inmigrantes chinos en las islas Queen Charlotte, podrían ser procesados si regresan a casa, dijo el cónsul de Corea del Sur en Vancouver.
"Es un delito de acuerdo con la ley penal coreana", dijo el cónsul Joonyong Park. "Además de la pena que reciban aquí de acuerdo con la ley canadiense, podrían ser castigados por la ley coreana separadamente si se prueba que cometieron el delito".
Park dijo que los coreanos organizaron numerosas operaciones de tráfico ilegal para llevar a ciudadanos chinos hacia Corea del Sur por mar.
El barco utilizado por los traficantes para llegar a las islas Queen Charlotte era un barco pesquero y fue capturado por las autoridades canadienses horas después de que dejara a los inmigrantes e intentara llegar a aguas internacionales.
Dejó a sus pasajeros en uno de los lugares más remotos de la costa del Pacífico, una isla pequeña, casi inhabitada, sin carreteras ni unión al contienente norteamericano.
Durante casi un día, los inmigrantes, a quienes les dieron chalecos salvavidas y les dijeron que nadaran hacia la costa, permanecieron en una playa rocosa esperando ayuda.
Varios de ellos tuvieron que ser tratados por hipotermia y un hombre continuaba desaparecido.
Tracey Rook, miembro de la Policía Montada Real Canadiense, dijo que los ocho miembros de la tripulación del barco fueron arrestados luego de que intentaran eludir a las autoridades y se dirigieran hacia aguas internacionales.
Agregó que fueron acusados de acuerdo con la Ley de Inmigración de ayudar e incitar a un grupo de 10 o más personas a ingresar ilegalmente al país. También fueron acusados de hacer que las personas desembarcaran en el mar.
Si se prueba su culpabilidad, podrían recibir multas de 500.000 dólares o ser condenados a 10 años de prisión.
Un diplomático chino dijo que las leyes de inmigración de Canadá podrían ser en parte responsables por tentar a los inmigrantes ilegales a abandonar China.
"Las leyes de Canadá son bastante atractivas", señaló Ping Huan, asesor general de la embajada china en Ottawa. "Hay algunas lagunas y sienten que si pueden llegar al país podrán sobrevivir".
Huan, que ocupa su cargo en Ottawa desde hace pocos meses, dijo que estaba complacido por el trato que brindó el gobierno canadiense a los dos grupos de ciudadanos chinos, pero que también estaba ligeramente sorprendido de que los hubieran liberado tan rápidamente luego de su llegada.
Para los inmigrantes, que arriesgan su vida en inseguros botes para llegar a Canadá, el viaje vale la pena, dijo. "Es un éxito".
La ministra de inmigración Elinor Caplan defendió el sistema de inmigración de Canadá y dijo que su país intercepta a muchos inmigrantes ilegales antes de que puedan llegar a suelo canadiense y reclamar calidad de refugiados.
En 1998, los funcionarios canadienses interceptaron, principalmente en aeropuertos, a unos 6.300 inmigrantes ilegales que se dirigían a Canadá, casi el doble de los 3.186 atrapados el año anterior.
La ministra dijo que los cambios propuestos a las leyes de inmigración de Canadá, que incluyen medios más fuertes para interceptar a los inmigrantes ilegales, penas más duras para los traficantes de personas y detenciones más prolongadas, servirían como medida disuasiva.
Agregó que la inmigración ilegal es un problema internacional que "requiere cooperación internacional y soluciones internacionales y Canadá está cooperando con otros países que tienen las mismas preocupaciones".
Por lo menos 25.000 personas reclaman la calidad de refugiados en Canadá por año, y "los dos botes representan unas 300 personas", declaró.
"No sabemos si se trata de refugiados esta vez. Tenemos un procedimiento de determinación de refugiados. Esperamos que el proceso sea rápido. Si estas personas son verdaderos refugiados, los canadienses les darán la bienvenida. Si no los son se emitirán órdenes de deportación", agregó. (FIN/IPS/tra-en/mb/mk/at- mj/pr/99