Representantes de los más de 10.000 congoleños que viven en Kenia exhortaron a la ONU y a la Organización de la Unidad Africana (OUA) a redoblar los esfuerzos para acabar con la guerra civil en República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire).
La comunidad congoleña está especialmente preocupada por los últimos enfrentamientos entre fuerzas de Ruanda y Uganda en la ciudad de Kisangani, en el este de RDC.
Ruanda y Uganda apoyan a facciones rebeldes rivales que luchan contra el gobierno de Laurent Kabila.
"¿De qué le sirven Africa y la comunidad internacional a R.D.C. si permiten que intrusos peleen en suelo congoleño?", preguntó el reverendo Kambamba Kitenge, un congoleño que lidera la organización "Umoja As One".
"R.D.C., rica en minerales, siempre fue un país problemático que todos quieren explotar sin tomar en cuenta al pueblo congoleño", dijo Kitenge.
Simeon Bokongo, un médico que representa a intelectuales congoleños que luchan contra las violaciones de los derechos humanos, dijo que RDC "está siendo desgarrada y sus riquezas saqueadas por extranjeros mientras la comunidad internacional observa".
Bokongo, que regresó de Kisangani hace poco, dijo que la lucha entre tropas ugandesas y ruandesas interrumpió una campaña de vacunación y desplazó a miles de habitantes de la región.
"Los niños y las madres congoleñas mueren mientras la comunidad internacional sólo observa", afirmó.
Más de 200 personas murieron a raíz de la lucha entre las tropas de Uganda y Ruanda hace dos semanas.
Según informes sin confirmar, varias industrias, incluso la fábrica textil Sotexki de Kisangani, que fabricaba las coloridas telas congoleñas kitenge, también fueron destruidas.
En la lucha que estalló el 14 de agosto, las tropas de Uganda y Ruanda pelearon por el control de instalaciones clave y el aeropuerto internacional de Kisangani.
En mayo de 1997, los dos países unieron sus fuerzas para derrocar al dictador Mobutu Sese Seko y remplazarlo por Kabila, a quien intentan derrocar ahora.
Kabila, que afirma que la rebelión es una agresión fomentada desde el exterior, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que condene y exija el retiro inmediato de las tropas ugandesas y ruandesas.
"Africa y la comunidad internacional deben explicar por qué en 1996 dieron a los congoleños un poco de liberación sin darles libertad", dijo Kitenge.
En julio, los seis países que intervienen en la guerra firmaron un acuerdo en Lusaka para poner fin al conflicto en el que Kabila, con sus aliados Angola, Namibia y Zimbabwe, lucha contra los rebeldes, apoyados por Burundi, Ruanda y Uganda, desde agosto del año pasado.
Las dos facciones de la Unión Congoleña por la Democracia (UCD) todavía deben firmar el acuerdo de Lusaka.
Ernest Wamba Dia Wamba, cuya expulsión como líder de la UCD en mayo provocó la actual división del movimiento rebelde, se negó a retirarse. Huyó de Goma, el baluarte rebelde, y estableció su sede en Kisangani con ayuda de Uganda. La facción de Goma, liderada por Emile Ilunga, es apoyada por Ruanda.
Las relaciones entre Ruanda y Uganda se volvieron cada vez más tensas desde esa división.
Aunque la lucha en Kisangani terminó, los observadores temen que la tensión entre los dos países afecte el orden geopolítico de la región y lleve a "la división de la RDC", en una guerra en la que se lucha por el control de los diamantes, el oro y la madera congoleños.
El Grupo de Manejo de Crisis Internacionales, una organización de investigación con sede en Bruselas, dijo que hay pocas posibilidades de que el acuerdo de alto el fuego de Lusaka se mantenga si los principales involucrados continúan violándolo.
"Desde que se firmó el acuerdo de Lusaka se desplegaron más tropas y los rebeldes y sus aliados continuaron realizando avances territoriales", indicó el grupo en su último informe sobre el conflicto en RDC.
"Se presentaron muchas quejas por la violación del pacto, lo que hace que el compromiso de ambas partes con el acuerdo de alto el fuego sea cada vez más sospechoso", agregó.
Tajudeen Abdulrahim, del Movimiento Panafricano, dijo que el conflicto en RDC sólo se puede solucionar mediante la confianza mutua entre las partes y la participación de la sociedad civil en el proceso de paz.
"Es hora de que intervengan otras fuerzas para garantizar la paz, la reconciliación y el progreso económico sustentables en esta región", afirmó.
"Las comunidades empresariales y las asociaciones de hermandad bilateral y regional deben influir sobre los líderes políticos y militares para que vean más allá de sus egos y unifiquen sus intereses", dijo la semana pasada.
Las dos facciones rebeldes acordaron firmar el acuerdo de Lusaka esta semana, luego de la mediación de la ministra de relaciones exteriores de Sudáfrica, Nkosazana Zuma. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/at/aq/ip/99