NIGERIA: Opiniones encontradas sobre reforma carcelaria

El presidente de Nigeria, general Olusegun Obasanjo, lanzó un programa de mejoras del sistema penitenciario y nombró una Comisión de Reforma de las Cárceles Nacionales, con tareas de asesoramiento en la materia, tras asumir el gobierno el 29 de mayo.

El sistema de cárceles presenta graves deficiencias tras ser administrado por dictaduras militares durante un período de 15 años que terminó con la elección democrática de Obasanjo.

"Los problemas del servicio carcelario son enormes, pero el hacinamiento, que era uno de los mayores, ha disminuido con la aplicación de la reforma. Hace cuatro meses había unos 50.000 presos, y ahora hay 40.129", declaró Mohammed Jarma, controlador general del Servicio de Cárceles.

Esa reducción se debió a la revisión de casos por parte de jueces que consideraron que muchas personas estaban en la cárcel sin motivo, y ordenaron dejarlas en libertad.

Los grupos defensores de los derechos humanos están insatisfechos con la reforma aplicada en las 223 cárceles del país, y alegan que el porcentaje de procesados sin sentencia aún es muy alto. Según Jarma, 60 por ciento de los presos todavía están en esa situación.

"Las reformas no solucionaron los problemas esenciales del sistema carcelario. Las prisiones siguen superpobladas, carentes de recursos y de infraestructura, como siempre", dijo a IPS Sam Amade, del presidente de la sección de Reformas y Pleitos Carcelarios del Servicio Legal de Derechos Humanos.

"Si se produce alguna mejora en las prisiones se trata sólo de efectos cosméticos, porque los problemas que las aquejan son múltiples y endémicos", añadió.

"Todo el proceso de reestructura de las cárceles es un error. El gobierno sólo liberó a algunos presos, sin solucionar los problemas de los que permanecen en las cárceles. Aún se perpetran violaciones masivas de los derechos humanos, injusticias y torturas, como de costumbre", afirmó.

Jarma rechazó las denuncias de Amade, afirmando que carecen de fundamento. "La mayoría de los procesados sin sentencia son personas involucradas en robos a mano armada y asuntos de drogas difíciles de investigar, que no pueden ser juzgadas hasta que la policía termine sus procedimientos", aseguró.

El presidente, quien estuvo en prisión por razones políticas, destinó unos 27 millones de dólares a la reforma penitenciaria.

Jarma anunció que ese dinero se está empleando en la edificación de nuevos bloques de celdas y muros perimetrales, la realización de perforaciones para obtener agua potable, la construcción de sistemas sanitarios y la organización de talleres para enseñar artesanía a los presos.

"La alimentación y la atención médica de los prisioneros también mejoró", agregó.

El Servicio Legal de Derechos Humanos, el Instituto Británico y la Comisión Nacional de Derechos Humanos lanzaron una campaña por "un servicio carcelario humano y justo".

"La estructura carcelaria es colonial y está fuera de lugar en el mundo actual. Las prisiones dependen del Ministerio del Interior, que no cede ningún poder a quienes se ocupan directamente de la administración cotidiana del sistema", indicó Amade.

"Las reformas realizadas son sólo simbólicas. Lo que queremos es administración carcelaria eficaz y responsable, reducción del número de presos y de la duración de las sentencias, más amnistías, y garantías de la aplicación de justicia y del respeto por los derechos humanos de los presioneros", agregó.

"Hubo cambios y reformas enormes en las prisiones. La cantidad y la calidad de los alimentos aumentaron, y se duplicó el valor de la comida que proporcionada diariamente a cada preso, que llegó a aproximadamente 1,13 dólares, lo cual consideramos adecuado", aseguró Jarma, sin embargo.

"Hemos creado una unidad de supervisión constituida por personal médico, proveedores y personas ajenas a la administración de las cárceles, que inspecciona la comida, el agua potable y las instalaciones de todas las prisiones del país", añadió.

"Además, empezamos a educar a los presos para que puedan desempeñar un oficio. Tenemos nueve granjas carcelarias en el país, pero el problema es el estigma que la sociedad impone a los ex presos, que pocas veces logran establecerse y trabajar cuando quedan en libertad", explicó. (FIN/IPS/tra-en/to/mn/ceb/mp/ip hd/99

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