Más de 20 siglos de cultura maya están desde hoy a la vista del público en esta capital, representados por 557 obras creadas antes de la llegada de los europeos a América por indígenas de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice.
El Colegio de San Ildefonso, en el centro de la capital de México, albergará hasta el 31 de diciembre las estelas, figurillas, vasijas y joyas que conforman, entre otras obras, la más importante muestra maya jamás reunida.
"Los Mayas" se exhibirá en 12 salas del recinto, después de una exitosa muestra en el Palazzo Grassi de Venecia a la que acudieron 650.000 personas.
La civilización maya duró 3.400 años, a partir del establecimiento de las primeras aldeas 1.800 años antes de Cristo hasta el sometimiento gradual a la corona española en los siglos XVI y XVII.
Este pueblo habitó los estados mexicanos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo y áreas de Tabasco y Chiapas, en el occidente de Honduras y El Salvador, y en todo el territorio de Guatemala y Belice, unos 400.000 kilómetros cuadrados en total.
La humanidad y la naturaleza, la ciudad, el tejido social, los grandes señores, los dioses y la vida cotidiana, son algunos de los asuntos alrededor de los cuales gira la exposición.
La exposición incluye obras procedentes de ciudades mayas del sudeste mexicano, como las dos cabezas de estuco de la tumba de Pacal, en Palenque, Chiapas, una estela de Calakmul de más de seis toneladas, procedente de Campeche, una escultura de Chac Mool y una lápida de Chichén Itzá, de Yucatán.
Figuran, además, un altar de Copán, Honduras, y una estela de Piedras Negras, Guatemala, entre otras.
Las obras reunidas fueron proporcionadas por 40 museos de México y otros de Belice, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Honduras. El Palazzo Grassi donó el material museográfico utilizado en la muestra anterior.
Así como recorrieron los caminos de la ciencia, los mayas hicieron arte al influjo de la religión y la política.
"No existen datos que nos permitan suponer que los mayas tenían un concepto de arte y que su objetivo fuera sólo la búsqueda de la belleza", sostuvo la curadora de la exposición, Mercedes de la Garza.
La investigadora del Centro de Estudios Mayas advierte que los rasgos de los rostros y las manos de las esculturas mayas encierran un significado aún por desentrañar.
"Los mayas fueron un pueblo humanista por excelencia y las posturas de las manos en sus esculturas no eran sólo por elegancia. Deben contener un mensaje", explicó De la Garza.
Los artistas prehispánicos plasmaban en sus obras marcas para identificarse, lo cual los rescataba del anonimato, recordó la experta.
El pueblo maya estuvo integrado por varias etnias con diversas lenguas, costumbres y formas de relacionarse con el entorno.
No obstante, este pueblo prehispánico se define por las afinidades en la forma de organización social, económica y política, así como en las expresiones plásticas, conocimientos científicos y hábitos religiosos.
Urnas, incensarios, vasos policromados y platos adornados con delicadeza y obsesión por los detalles con formas de tejones, murciélagos, insectos, monos, peces, calamares y diversos vegetales, dibujan la vida de una civilización que cultivó el maíz tanto como la adoración a sus dioses.
La relación entre el pueblo y los dioses es, precisamente, el tema más extenso de la muestra e incluye los ritos de autosacrificio, sacrificio humano, el juego de pelota y ritos funerarios practicados por los mayas, que regían su vida con una profunda sistematización del tiempo.
Los mayas poseían dos calendarios, uno solar de 365 días y uno ritual de 260 días, a los que combinaban para formar ciclos de 52 años.
Constantes guerras condujeron a la decadencia de la cultura maya y precedieron a la conquista de la región por los españoles, acontecimiento que no tuvo los tintes de epopeya de la incursión de España en la antigua Tenochtitlán, principal ciudad azteca en la actual capital de México.
Pese a la caída de la civilización maya hace más de 500 años, la mayoría de las etnias de ese grupo cultural aún habita sus territorios, habla sus lenguas y conserva, aunque modificadas, muchas de sus costumbres y creencias.
Los mayas crearon el sistema de escritura más avanzado de América, combinando signos fonéticos e ideográficos, poseían una elegante arquitectura en piedra y estuco y sus mitos cosmogónicos demuestran su creencia en que el mundo fue creado para ser habitación de la humanidad.
Apasionada con la fertilidad, esa cultura situó a la humanidad como el motor del universo entero, cuya acción ritual permite el equilibrio y la existencia misma del cosmos. (FIN/IPS/pf/mj/cr/99