El gobierno de Malasia canceló un polémico plan para privatizar los hospitales estatales en virtud de la creciente preocupación pública por la perspectiva de un aumento de los costos para los pacientes.
La decisión constituye una victoria histórica de la campaña de los ciudadanos contra la privatización de los servicios de salud, que ganó impulso antes de las inminentes elecciones generales.
El Consejo de Ministros decidió el día 11 que los hospitales estatales no serían privatizados, luego de meses de intensa presión pública dirigida por la Iniciativa de Salud Ciudadana (ISC), una red de 55 grupos con sede en Penang, que lanzó su campaña en marzo de 1998.
La decisión fue tomada una semana después de que la ISC enviara una carta a todos los partidos políticos en la que detallaba sus reclamaciones.
El punto decisivo llegó cuando el Congreso de Sindicatos de Malasia entregó 10.000 firmas al ministro de salud, recogidas en las primeras semanas de una campaña muy publicitada realizada por la ISC.
"Nos complace la decisión (contra la privatización), pero el momento nos hace ser cautelosos", dijo el epidemiólogo Chan Chee Khoon, coordinador de la ISC, refiriéndose a las próximas elecciones generales.
"Ahora queremos acciones firmes que demuestren el compromiso de realizar cambios significativos en la política de financiación de los servicios de salud".
La campaña de firmas comenzó a fines de mayo, cuando algunos médicos de un hospital general estatal de la ciudad de Ipoh, 170 kilómetros al sur de Penang, hicieron circular una carta dirigida al ministro de salud en la que expresaban su preocupación por la privatización de los hospitales generales.
En dos semanas, más de 80 médicos del hospital de la ciudad habían firmado la carta. Otros 80 médicos que asistían a la asamblea general anual de la Asociación de Médicos de Malasia en Penang agregaron sus firmas a la petición.
Jeyakumar Devaraj, ganador de un premio de la Asociación de Médicos de Malasia por su servicio médico comunitario ejemplar, contribuyó en gran medida al lanzamiento de la campaña entre los doctores de Ipoh.
Después de eso, se notificó a Devaraj que había sido transferido del Hospital General de Ipoh, donde dirige la unidad respiratoria, al alejado estado de Sarawak, en el norte de Borneo. La notificación entró en vigencia a partir del 1 de agosto.
La Asociación de Médicos de Malasia pidió una moratoria de la privatización, una acción apoyada por sus miembros, que representan 80 por ciento de los médicos de la nación.
El Sindicato de Enfermeras de Malasia, que representa a las enfermeras del servicio médico estatal, y la Asociación de Asistentes de Hospitales Estatales de Malasia, también declararon abiertamente su escepticismo y aprensión respecto de la privatización.
Funcionarios del gobierno dijeron que la privatización era necesaria para mejorar la eficiencia del servicio y aliviar la carga del gasto del Estado.
Sin embargo, los activistas dijeron que el gobierno gasta demasiado poco, apenas tres por ciento del producto interno bruto, en el sistema de salud público, y agregaron que un aumento marginal de los fondos permitiría grandes mejoras.
En un editorial del New England Journal of Medicine del 5 de agosto, los médicos Steffie Woolhandler y David Himmelstein, de la Facultad de Medicina de Harvard, revisaron muchas pruebas sobre los costos humanos e institucionales, el despilfarro sistemático y las ineficiencias de la medicina dirigida por inversores privados en Estados Unidos.
Las pruebas fueron claras durante mucho tiempo para todos, menos para los fundamentalistas más dogmáticos y obtusos a favor del mercado, señaló Chan.
El sistema de salud de Estados Unidos consume 14 por ciento del producto interno bruto, el doble del promedio de Europa occidental y Japón. Sin embargo, deja a 43 millones de estadounidenses sin cobertura médica, incluso 10 millones de niños (uno de cada siete).
Muchos más carecen de cobertura suficiente para enfermedades críticas. Estados Unidos cuenta con tecnología médica de avanzada, pero su mortalidad es la segunda más alta después de la de Portugal entre los 22 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Chan está alarmado por "la multitud de consultores de salud con sede en Estados Unidos que suministran sus mercancías en Malasia, anticipando ansiosamente las oportunidades de los servicios privatizados con un atractivo potencial de crecimiento".
Muchos malasios estaban alarmados por la perspectiva de pagar más por los tratamientos en los hospitales generales.
Aunque sería fácil celebrar la victoria, los activistas no bajaron la guardia y muchos de ellos consideraron la decisión de no privatizar como un intento de retirar el tema del debate público antes de las elecciones.
Muchos piensan que el plan podría ser resucitado y aprobado por el parlamento si la coalición gobernante gana las elecciones.
Chan pidió que una Comisión de Investigación independiente investigue e informe sobre las reformas necesarias para la organización, contratación de personal y financiación del servicio de salud pública.
También pidió que el gobierno establezca un Consejo Nacional de Salud con "facultades de asesoría y trazado de políticas claramente definidas en el que el público esté representado de manera eficaz, adecuada y verosímil por sus representantes cívicos".
"El sistema actual tiene muchos puntos débiles y sería bueno que se los discutiera abiertamente", dijo Chan. Los costos de los servicios de salud ya aumentaron debido a la privatización gradual de los servicios de apoyo de los hospitales que el gobierno ya realizó, agregó.
"Nuestra solicitud de una evaluación independiente de las ventajas y desventajas de los servicios privatizados todavía sigue siendo pertinente".
De todos modos, la decisión del Consejo de Ministros es una buena noticia para quienes sienten que un servicio esencialmente público como la salud debe continuar siendo una responsabilidad estatal. (FIN/IPS/tra-en/an/ral/at-mlm/he/99