La programada visita a Irán del canciller de Japón, Masahiko Komura, refleja el deseo de Tokio de mejorar los vínculos con ese país, enfriados principalmente por pasadas objeciones de Estados Unidos.
El viaje del canciller japonés la semana próxima, primero a Irán y luego a Turquía, también indica la pretensión de Japón de profundizar las relaciones con la región, señalaron funcionarios de gobierno.
Komura partirá hacia Teherán el próximo lunes. Será el primer canciller de Japón que visite Irán en casi ocho años.
"Japón está deseoso de desarrollar vínculos más estrechos con Irán y Medio Oriente. Komura presentará esta visión al nuevo gobierno iraní", destacó Hitoshi Suzuki, experto en Irán del Instituto de Economías en Desarrollo.
En una conferencia de prensa celebrada el jueves, Komura anunció su intención de intercambiar ideas sobre temas bilaterales y regionales con sus homólogos y otros altos funcionarios de Irán y Turquía. Posteriormente hará lo mismo cuando visite Austria.
Komura se reunirá en Teherán con el presidente iraní Mohammed Jatami y el canciller Kamal Jarazzi.
La mejoría de las condiciones para un diálogo a alto nivel entre ambos países se debe a una mayor tolerancia de la disidencia por parte del gobierno de Irán y al reconocimiento de las políticas moderadas de la administración de Jatami, instalada en 1997.
Diplomáticos japoneses también señalaron que Tokio se propone estimular la búsqueda de mejores relaciones con diferentes países por parte de Irán, incluso con la Unión Europea y Estados Unidos, según la línea iniciada por Jatami.
La actitud de Jatami generó cierta oposición dentro de Irán y es uno de los factores que inciden en la batalla entre fuerzas reformistas y conservadoras sobre la dirección que debe tomar el país.
La reanudación de los lazos económicos con países extranjeros también podría marcar una diferencia, según los beneficios que pueda producir.
Komura prometerá la reanudación de préstamos en yenes a Irán, congelados desde 1993 debido a objeciones de Washington, indicó la cancillería de Japón.
Así mismo, el canciller planea reiterar la preocupación internacional por la proliferación de armas de destrucción masiva y misiles.
Komura aceptó una invitación para visitar Irán cuando el canciller iraní Jarazzi visitó Tokio, en diciembre pasado. Esa visita fue la primera de un canciller iraní en 11 años.
Japón tiene también otros intereses estratégicos en Medio Oriente.
La región del Golfo provee cerca de 80 por ciento de las importaciones de petróleo crudo de Japón. Irán y Arabia Saudita juntos son los mayores proveedores y representan casi 30 por ciento del total.
Pese al deseo de Japón de entablar una relación más estrecha con Irán a través de los años, eso no fue posible hasta ahora debido a las objeciones de Estados Unidos.
Washington mantuvo por años una política de "contención dual" contra Irán e Iraq, acusando a Teherán de patrocinar el terrorismo, sabotear el proceso de paz en Medio Oriente y desarrollar armas de destrucción masiva. Teherán siempre negó los cargos.
Las restricciones fueron un legado de la ruptura de las relaciones entre Estados Unidos e Irán, hace 20 años, por el secuestro de estadounidenses en Teherán durante 444 días.
Pero el año pasado, Washington eliminó a Irán de su lista de países que producen y trafican drogas, y también levantó parcialmente su prohibición a las empresas estadounidenses de realizar exportaciones a ese país.
Tokio interpretó el alivio de las restricciones como una luz verde para mejorar sus propias relaciones con Teherán.
Además de reanudar sus préstamos a Irán, Tokio se propone mejorar las relaciones comerciales bilaterales, estancadas en los últimos años.
Las exportaciones a Irán entre 1996 y 1997 totalizaron apenas 800 millones de dólares, y las importaciones 3.500 millones.
Además de petróleo, Irán vende alfombras a Japón, y le compra principalmente productos electrónicos y automóviles.
"Con la reanudación de los préstamos oficiales en yenes, las empresas privadas japonesas comenzarán a invertir más en Irán", explicó Suzuki.
De hecho Japón, el mayor donante del mundo, está listo para reanudar la ayuda oficial para el desarrollo de Irán, pero subsisten preocupaciones por la reacción de Estados Unidos, señaló el analista.
No obstante, Tokio proyecta cultivar vínculos con otros países de Medio Oriente, incluida Libia.
El pasado mayo, tras el levantamiento de las sanciones económicas de las Naciones Unidas contra Libia, Komura envió una carta a su par libio Mustafa Muntasar expresando su intención de fortalecer los lazos políticos y económicos.
Sin duda, un motivo de la reaproximación son los 23.000 millones de barriles de petróleo que tiene en reserva el país norafricano. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mlm/ip/99