La Vespa, la motocicleta símbolo de la industria italiana creada en 1946 y de la cual se han vendido cerca de 16 millones de ejemplares en todo el mundo, se apresta para volar a Estados Unidos.
Las negociaciones para la compra de la empresa Piaggio, productora de la Vespa, por parte del fondo estadounidense inversiones Texas Pacific Groups en una cifra cercana a los 700 millones de dólares se encuentran adelantadas y el contrato definitivo sería firmado a mediados de octubre próximo.
Tras dos años de pérdidas, en 1998 Piaggio obtuvo utilidades cercanas a los seis millones de dólares con esta pequeña moto, líder en el mercado europeo, con una cuota de 32 por ciento.
El proyecto de venta es serio y sólido, manifestó Alessandro Barberis, presidente de Piaggio, cuya sede central se encuentra en Pontedera, en la norteña región de la Toscana.
El traspaso de un trozo de la historia industrial italiana a Estados Unidos provocó este viernes numerosas reacciones en el mundo financiero, industrial y político del país europeo y preocupación entre sus 4.300 trabajadores.
Los dirigentes sindicales pidieron a la empresa y al propio gobierno italiano que aclaren en la situación que quedarán los trabajadores con su venta.
"Si una fábrica como Piaggio termina en un gran fondo de inversiones norteamericanos, que se mueve con lógicas puramente financieras, las políticas productivas asumen para el futuro una perspectiva frágil e incierta", dijo Walter Cerfeda, dirigente de la Confederación General de Trabajadores Italianos (CGIL).
Otro dirigente sindical, Paolo Pirani, afirmó que es una esta operación es una "evidente muestra de la debilidad estructural del capitalismo familiar" italiano.
Piaggio es una típica gran empresa familiar. El fundador de este imperio industrial fue Rinaldo Piaggio, cuya hija, Antonella, se casó con Umberto Agnelli, cuya familia es la principal accionista de la empresa automovilística Fiat, la mayor industria italiana.
Un hijo de ambos, Giovanni Alberto Agnelli, fue presidente de Piaggio hasta su muerte, en diciembre de 1997, a los 33 años. Una parte de las acciones pertenecen a su viuda, la estadounidense Avery Frances Howe.
Su muerte, se afirma, provocó la decisión de su familia de establecer negociaciones para la venta de Piaggio.
Leonardo Caponi, presidente de la comisión de industria del Senado, dijo que justificar la venta de la empresa por la muerte de Giovanni Alberto Agnelli resulta increíble. "Creo, por el contrario, que existen problemas y decisiones estratégicas que se deben aclarar", afirmó.
El presidente de la empresa, Alessandro Barberis, trató de bajar el tono de la polémica al afirmar que "Piaggio no dejará Italia, ni su histórico establecimiento de Pontedera, todo continuará como antes".
Barberis, quien asumió la presidencia de la empresa en 1997, a la muerte de Giovanni Alberto Agnelli, continuará siendo dirigida de acuerdo a su historia y su tradición.
La cesión a Texas Pacific Groups será de todos modo total: el cien por ciento de las acciones.
El escritor Umberto Eco contó en un artículo publicado en el diario La Stampa, de Turín, que la Vespa fue para él, "no un objeto de deseo, sino un símbolo del deseo no satisfecho", ya que su padre no se la podía comprar por razones económicas y él ni siquiera pedírsela.
Para mi, "la Vespa fue un instrumento mágico, jamás verdaderamente deseado porque estaba más allá de todo posible deseo, que al mismo tiempo frustraba mi deseo, o más bien, lo sublimaba, y lo dejaba vivir en un espacio no corruptible", afirmó.
"A lo mejor estuvo bien así, nada ha quedado tan hermoso, en el recuerdo, que esa pasión" por la Vespa, concluyó el escritor.
Con la venta a Texas Pacific Groups, Piaggio se sumará a la larga lista de empresas símbolo de Italia han pasado a manos extranjeras, entre las que se encuentran Gucci, Martini y Rossi, Ducati y Cinzano. (FIN/IPS/jp/ag/if/99
