INDIA: Nueva política nuclear podría desatar carrera armamentista

La política nuclear propuesta para India por la comisión asesora del Consejo de Seguridad Nacional puede ser el detonante de una nueva carrera armamentista en Asia meridional.

La nueva política provocará, con seguridad, una carrera armamentista en el sur de Asia, con consecuencias posiblemente desastrosas, y supondrá el abandono de la causa del desarme nuclear mundial por parte de Nueva Delhi, que la abrazó durante medio siglo.

Quince meses después de las pruebas de armas nucleares indias, el gobierno está bajo la presión de la Comisión Asesora del Consejo de Seguridad Nacional, compuesta en su mayoría por "halcones" y sin poderes legales, para poner al país en el camino de una "fuerza disuasiva mínima creíble".

Esto significa prepararse para infligir un "daño inaceptable" a un adversario, concepto que, de acuerdo con analistas, incluiría a civiles como blanco.

Sin embargo, India no puede siquiera identificar al estado "adversario", ni explicar cómo las "represalias" pueden garantizar la seguridad. Este país argumentó durante medio siglo que la seguridad nunca puede proceder de las armas nucleares.

El borrador de la nueva política utiliza términos amenazadores en extremo, como "represalias" y "daño inaceptable", que recuerdan a la primera doctrina de la guerra fría de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y son ajenos al discurso estratégico tradicional de India.

Esto podría ser considerado una amenaza por los países vecinos, en especial Pakistán y China.

Esta nueva política fue propuesta luego del sangriento conflicto entre India y Pakistán en Kargil, en el que se perdieron 2.000 vidas.

En Kargil, los dos países estuvieron cerca de un enfrentamiento nuclear. Sus funcionarios y ministros realizaron amenazas nucleares directas e indirectas en 13 ocasiones.

Ninguno de los dos países parece haber aprendido de la experiencia de la guerra fría, cuando la disuasión con frecuencia fracasó, ni de su propia historia, en la que hubo tres guerras a gran escala, incontables acciones y combates militares y ejercicios militares que se salieron de control.

La política propuesta no es sólo una reafirmación o elaboración de la disuasión mínima creíble de India pronunciada en septiembre, que de por sí legitima la adquisición de armas nucleares.

El borrador aclara por primera vez que India estará bajo presión de alcanzar una fuerza nuclear por aire, tierra y mar de gran escala, con una infraestructura de comando, control, comunicaciones e inteligencia enorme y compleja.

El borrador prevé una "disuasión mínima creíble", que se alcanzará mediante armas nucleares listas para usar, con "capacidad de sobrevivencia" garantizada.

Capacidad de sobrevivencia significa que India tendrá suficientes armas nucleares y vehículos de entrega en su arsenal, con posibilidades de atacar al adversario incluso después de haberlo bombardeado con armas nucleares y de que la mayor parte de su infraestructura militar haya sido degradada.

Esto implica un arsenal nuclear de gran escala, mucho mayor que los previstos por los primeros defensores de la disuasión, que debería contar con entre 100 y 150 armas nucleares.

De acuerdo con un periódico, se trataría en este caso de 400 armas nucleares, un arsenal de dimensiones idénticas al de China.

Para lograrlo, Nueva Delhi tendrá que gastar más de 20.000 millones de dólares, el doble de su presupuesto militar actual, en armas nucleares.

El tamaño del arsenal propuesto, las ambiciones estratégicas subyacentes y el carácter y alcance ampliados de las armas nucleares propuestos por la comisión asesora del Consejo de Seguridad Nacional probablemente provoquen a Pakistán y a China.

Una fuerza de ataque de submarinos nucleares puede apuntar a muchas ciudades chinas. El despliegue por tierra, mar y aire sugiere capacidad de combate en una guerra nuclear, capacidad que se calcula costó a China más de 110.000 millones de dólares.

La economía de India podría sufrir las consecuencias de involucrarse en una rivalidad nuclear con China, que tiene una posición líder como potencia nuclear y misilística y una economía tres veces mayor.

Por paradoja, China nunca amenazó a India, ni a ningún otro estado, con sus armas nucleares, y las relaciones entre los dos países habían mejorado mucho en los meses previos a las pruebas de mayo del año pasado.

Ambos firmaron acuerdos ampliados de paz y tranquilidad a lo largo de la frontera, por la que tuvieron una disputa que los llevó a la guerra en 1962, en 1993 y 1996.

Ninguna de las amenazas potenciales contenidas en la política propuesta fue mitigada por el ofrecimiento de India de no ser el primer país en utilizar armas nucleares contra ningún estado, ni por su promesa de nunca utilizarlas o amenazar con utilizarlas contra países que no tienen armas nucleares.

En la situación actual, la promesa de no utilizar las armas nucleares en primer lugar es más un medio de legitimar su propio arsenal nuclear que de tranquilizar a sus vecinos.

Pakistán se negó a corresponder a esto porque significaría aceptar la superioridad convencional de India y perder la situación de "igualdad nuclear".

En una situación de guerra, tales promesas pueden no tener significado, especialmente en ausencia de una obligación en virtud de un tratado legal.

Siempre pueden dejarse de lado argumentando un "interés nacional superior". Además, pocos generales estarían dispuestos a perder la ventaja de la sorpresa que ofrece ser el primero en atacar. (FIN/IPS/tra-en/pb/rdr/at-mj/99

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