INDIA: Gobierno prohindú rechaza celebraciones del año 2000

El 2000 aniversario del nacimiento de Cristo constituye otro "problema del milenio" para el gobierno de India, encabezado por el Partido Bharatiya Janata (PBJ), una agrupación prohindú y nacionalista.

El problema comenzó cuando el primer ministro Atal Behari Vajpayee, considerado "el rostro moderado" del PBJ, sugirió que India celebrase el año 2000 de la era cristiana.

La idea de Vajpayee no prosperó entre los miembros radicales de su partido, principalmente el ministro de Desarrollo de Recursos Humanos, Murli Manohar Joshi, quien rechazó de plano la propuesta con el argumento de que el Cristianismo es una religión "foránea" para India.

Así como las autoridades del PBJ no sienten afecto por el Cristianismo, tampoco lo sienten por el calendario gregoriano, y prefieren atenerse al tradicional calendario hindú establecido por el emperador Vikramaditya, según el cual India está ahora en el año 2056.

Líderes cristianos consideraron la "xenofobia" de Joshi coherente con una serie de ataques sin precedentes contra misioneros y la comunidad cristiana en general, de dos millones de miembros, desde que el PBJ llegó al poder, en marzo del año pasado.

Dirigentes políticos vinculados con el gobierno, como Ashok Singhal, acusaron públicamente a los misioneros cristianos de atraer a gente pobre y marginada a su religión mediante actividades educativas y atención de la salud.

Cuando el economista y premio Nobel Amartya Sen prescribió la alfabetización como remedio contra la pobreza, Singhal declaró que percibía en ese consejo una conspiración extranjera para promover la actividad misionera cristiana en este país.

Estos ataques verbales fueron criticados incluso por el presidente Kocheril Raman Narayanan, pero en enero llegaron a su punto culminante con la inmolación del evangelista australiano Graham Stuart Staines y sus dos hijos menores, Timothy y Philip, en el estado oriental de Orissa.

Aunque el gobierno lamentó el hecho, una comisión investigadora gubernamental no vinculó el triple asesinato con extremistas hindúes en un informe publicado este mes, lo que provocó la ira de líderes cristianos.

"Aun antes de que comenzaran las investigaciones, el ministro del Interior Lal Krishna Advani había declarado que ninguna organización hindú estaba involucrada", señaló el obispo Nimrod Christian, de la Iglesia Metodista.

El prejuicio del gobierno contra la religión cristiana es igualmente evidente en su actitud "discriminatoria" hacia las celebraciones del año 2000 junto con el resto del mundo, opinó Nimrod.

Agregó que Joshi revela ignorancia de la historia al afirmar que el Cristianismo es extraño a India, porque la religión llegó a este país en el año 52 después de Cristo.

Además, dijo, las iglesias cristianas y sus organizaciones merecen reconocimiento por el papel que jugaron en la educación, la salud y el combate de la pobreza mediante el trabajo misionero.

En realidad, pocos se atreven a negar la enorme contribución realizada por los misioneros cristianos a la educación, en un país donde la inversión en escuelas primarias es muy escasa y la mitad de la población es analfabeta.

El arzobispo católico romano de Nueva Delhi, Alain de Lastic, opinó que las buenas obras de su iglesia podrían ser la causa de la hostilidad de las autoridades prohindúes.

La ayuda a los pobres y desamparados es ajena a la creencia hindú en el "karma", según la cual el sufrimiento en esta vida es consecuencia de malos actos cometidos en vidas anteriores. Las generosas contribuciones a los templos hindúes raramente se destinan a obras de caridad.

El resentimiento contra los cristianos también podría derivarse de su asociación con el pasado colonial, aunque los británicos nunca estimularon la conversión religiosa, señaló T.K. Oomen, profesor de sociología de la Universidad Jawaharlal Nehru.

Existe un resentimiento similar contra el Islam, otra religión "foránea" traída a India mediante la conquista, y que tradicionalmente fue blanco de fanáticos hindúes.

La hostilidad contra los musulmanes tiene mucho que ver con la enemistad entre India y Pakistán, que fueron divididas entre sí en 1947 por motivos religiosos.

Pero mientras los musulmanes constituyen 20 por ciento de la población de India, de 1.000 millones, los cristianos ejercen una influencia desproporcionada en relación a su pequeño número, en particular debido a su mejor acceso a la educación.

La educación media en inglés, considerada la clave del éxito más de medio siglo después de la partida de los dominadores coloniales británicos, aún es monopolizada por misioneros cristianos, y esto irrita a los nacionalistas que respaldan al PBJ.

La campaña contra la comunidad cristiana también puede estar relacionada con el hecho de que el principal rival político del PBJ, el Partido del Congreso, está encabezado por Sonia Gandhi, una católica nacida en Italia.

Aunque nadie dijo nada públicamente sobre su religión, Gandhi fue atacada por su nacionalidad italiana, y el manifiesto del PBJ para las elecciones generales del mes próximo promete introducir leyes que prohíban a extranjeros ocupar altos cargos en India.

El obispo Nimrod consideró especialmente desafortunada la falta de reconocimiento del año 2000 de la era cristiana en vista de que el gobierno se unió más temprano este año a las celebraciones del tricentenario de la fundación de la religión sij. (FIN/IPS/tra- en/rdr/mlm/cr-ip/99

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