Al menos 28 personas fueron asesinadas en Colombia por presuntos paramilitares de derecha, que se lanzaron en varias zonas del país a la matanza de colaboradores de la guerrilla izquierdista.
Los ataques, atribuidos por testigos a las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), se verificaron en los departamentos de Bolívar y César, al norte, Antioquia, en el noroeste, Tolima, en el centro, y Caquetá, en el sudeste del país.
En la zona rural de Zambrano, del departamento de Bolívar, se denunció la muerte de 13 personas a manos de las AUC, y el obispo católico Armando Larios advirtió que cerca de 500 personas arribaron el miércoles a esa localidad huyendo de sus hogares.
Algunos campesinos informaron que los pistoleros llegaron el lunes de noche a Capaca y Campoalegre, en el término municipal de Zambrano, asesinaron a las 13 víctimas en la plaza pública y secuestraron a dos personas.
Un campesino que logró salvarse con su mujer y sus tres hijos y pidió el anonimato dijo a varias radioemisoras que los paramilitares mataron a siete de sus parientes y dieron dos días a los habitantes de Capaca para abandonar sus tierras.
Las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) denunciaron el miércoles las masacres que, según su comunicado, fueron cometidas por paramilitares "con apoyo del Batallón de Infantería de Marina número tres y efectivos de la Primera Brigada del Ejército".
También en el norte, en las localidad de Curumaní, del departamento de César, fueron asesinadas el miércoles ocho personas por un grupo de las AUC que, según testigos, inició su recorrido de muerte en una estación de gasolina en la que mató a tres miembros de una misma familia y al administrador del lugar.
En esa misma localidad, los asesinos dieron muerte en la calle a otros cuatro hombres, tras sacarlos de sus viviendas.
Franklin de la Vega, secretario de gobierno del departamento de Córdoba, limítrofe con César, declaró su región en "estado de emergencia" ante el temor a que también sea atacado por los paramilitares.
De la Vega advirtió que las masacres pueden ir en aumento, en una ofensiva de los paramilitares por retomar el control de territorios.
Otros siete cadáveres, pertenecientes a miembros de una misma familia, fueron rescatados el miércoles de un río de la localidad de Morelia, del sudoriental departamento de Caquetá.
Cerca de 100 municipios en los que no existía presencia de la policía están siedo ocupados por la guerrilla o grupos paramilitares, señaló el investigador Alfredo Rangel, de la privada Fundación Social.
Los ataques, según creen los grupos humanitarios, estan enmarcados en la estrategia paramilitar de "restar base social a la guerrilla" asesinando a civiles que consideran cercanos a los rebeldes.
Organizaciones humanitarias recibieron entre enero y abril 3.408 denuncias de violaciones a los derechos humanos. En 2.327 casos se acusó a los paramilitares, en cerca de 150 a señala a las Fuerzas Armadas y en las restantes a la guerrilla, de acuerdo con información del no gubernamental Centro de Educación y Cultura Popular.
El papa Juan Pablo II lanzó el miércoles, durante su audiencia semanal en el Vaticano, un llamado a la pacificación de Colombia, y pidió a las partes acatar las normas del Derecho Internacional Humanitario, que protege a la población civil no combatiente.
El Papa dedicó su mensaje a las decenas de personas cautivas de los grupos armados irregulares, a los que pidió respetar el desecho sagrado a la vida e invitó continaur el proceso de paz.
Así mismo, condenó el secuestro el lunes en Colombia del obispo de la nororiental localidad de Tibú, José Quintero, cautivo del Ejército de Liberación Nacional (ELN), segunda fuerza guerrillera, después de las FARC.
Las FARC mantienen en cautiverio a 500 soldados, a quienes pretenden canjear por guerrilleros presos, y a varias decenas de civiles. Mientras, el retiene como rehenes a cerca de 80 personas como elemento de presión para reanudar sus conversaciones con el gobierno. (FIN/IPS/yf/ff/hd/99