– Pese al dinámico inicio de su mandato, el nuevo primer ministro israelí, Ehud Barak, mantiene virtualmente la misma política de su antecesor en uno de los temas más conflictivos con sus vecinos: los asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza.
La seguridad de los ciudadanos israelíes establecidos en 144 asentamientos se ha convertido en la nueva piedra de tranca para la implementación de los acuerdos de paz firmados en Wye, Estados Unidos, en octubre del año pasado.
La Autoridad Palestina presidida por Yasser Arafat, exige que Israel detenga la ampliación y fortalecimiento de los asentamientos, erigidos en tierras árabes por diferentes gobiernos israelíes para consolidar las conquistas militares del conflicto de 1967.
Son 127 colonias en Cisjordania y 17 en Gaza, donde viven entre 180.00 y 200.000 personas, ocupando las tierras más fértiles y con mejor provisi ón de agua y que ni en el más amplio de los acuerdos de paz Israel pretende abandonar.
Para los palestinos, esa determinación anuncia la continuación del conflicto iniciado con la fundación del estado de Israel en 1948: «no se puede tener paz y asentamientos al mismo tiempo»- dijo a IPS la jurista palestina Hanan Ashrawi, integrante del Consejo Legislativo.
El Presidente del Parlamento palestino, Ahmed Qrea -más conocido como Abu Ala- también sostiene que los asentamientos "construídos en tierra palestina" no pueden coexistir con las negociaciones de paz.
«La contradicción entre el proceso de paz y los asentamientos es intrínseca»- dijo Ashrawi. Y el propio Arafat resumió en declaraciones a la prensa que «los asentamientos constituyen un serio obstáculo en el proceso de paz».
Por su parte, el Secretario General de la Autoridad Palestina, Ahmed Abd-el-Rahman, aseguró que «no viviremos jamás teniendo los asentamiento s cerca, porque son una bomba de tiempo y no hay convivencia posible» .
Tras su elección el 17 de mayo, Barak aclaró que su gobierno preten de que la gran mayoría de los colonos en los asentamientos, permanezca bajo l a soberanía israelí, lo cual implica una modificación de los acuerdos firmados en el río Wye, Estados Unidos, en octubre de 1998.
El ex primer ministro Benjamin Netanyahu suspendió la aplicación de l os acuerdos de Wye – que contemplan la retirada de 13 por ciento de los territorios ocupados – y fue vencido en las elecciones de mayo por una coalición de centro-izquierda que ofrecía una paz duradera.
Pero tras iniciar contactos directos con los líderes árabes, Barak demandó a los palestinos vincular el cumplimiento de los acuerdos a la solución definitiva de los diferendos.
Mientras tanto, y pese a las presiones políticas y las numerosas resoluciones de Naciones Unidas, los asentamientos han continuado creciendo hasta hoy en tierras confiscadas por Israel en territorios ocupados.
A las protestas palestinas, Israel responde que se trata apenas de un "crecimiento natural". Los colonos sostienen que la población en los asentamientos crece entre un 8 y 10 por ciento anual, mientras que el promedio en Israel es de entre dos y tres por ciento..
La Autoridad palestina sostiene que en el transcurso de los seis últimos meses, Israel expropió miles de hectáreas para la creación de nuevos puestos de control y la expansión de asentamientos existentes.
En la zona de Ramallah fueron confiscados, según la Autoridad Palestina , cerca de 1.250 hectáreas y en el área de Belén varios miles mas, para la construcción de carreteras que permitan a los israelíes transitar sin te ner que entrar a las localidades palestinas.
Una de las grandes pruebas de la voluntad política de Barak será su actitud frente a los improvisados puestos de avanzada creados a toda prisa en varias colinas de Cisjordania a principios de este año, alentados expresamente por el entonces canciller, Ariel Sharon.
Los palestinos sostienen que son cien los «puestos», destinados a poner a Barak frente a una situación de hecho, mientras el ejército israelí afirma que son 44 y que la decisión de evacuarlos debe ser adoptada por el gobierno.
A fin de julio, Barak ordenó la evacuación de cinco casas rodantes afincadas ilegalmente en el asentamiento Shvut Rajel, 30 kilómetros al norte de Jerusalem.
Pero la razón expuesta por el gobierno para su acción es de naturalez a jurídica, y no menciona a los palestinos: «El gobierno de Israel se opone al agregado de viviendas móviles en un puesto ilegal, cuyo futuro está e n manos de los tribunales».
Los palestinos estiman que deben tener una política propia frente al asentamientos, en lugar de esperar acciones por parte de Israel. «Debemos oponernos a los asentamientos por la fuerza", dijo el presidente del Parlamento, Abu Ala.
A comienzos de junio, el gobierno de Arafat prohibió que los palestinos trabajen en los asentamientos o les presten los servicios de los cuales los colonos dependen, y que dan empleo a miles de personas en una zona económicamente deprimida y con alto desempleo.
Según una encuesta reciente encomendada por la organización «Paz ahora», la tercera parte de los colonos judíos en Cisjordania y Gaza est án dispuestos a abandonar sus hogares a cambio de una compensación, mientras la mitad se niega rotuyndamente.
En la primera semana de agosto, se publicó en Israel por primera vez un plan de Barak, según el cual algunos asentamientos se convertirían en enclaves en territorio palestino, pero comunicados directamente con Israel a través de vías especiales.
El plan contempla el desmantelamiento de los asentamientos más alejados .
La oficina de Barak emitió un comunicado en el que recalca que para el Primer Ministro «los asentamientos son muy importantes», pero que al mismo tiempo está comprometido con el acuerdo de Wye, que incluye retiradas cuyo resultado inevitable será dejar asentamientos aislados.
Barak, apoyado por Estados Unidos, anunció un plazo aproximado de 15 meses para obtener acuerdos de paz definitivos con Palestina, Líbano y Siria, lo que fue acogido favorablemente por el mundo árabe, pese a las reticencias por el incumplimiento del tratado de Wye.
Sin embargo, los árabes han comenzado a impacientarse por lo que parece cada vez más una estrategia de "estiramiento" de las negociaciones, dominada por una retórica de paz y cooperación, pero con pocas acciones concretas. (FIN/IPS/jb/ak/99)