CUBA-ESTADOS UNIDOS: Política de inmigración bajo fuego

La actual política de Estados Unidos hacia los cubanos que intentan alcanzar las orillas del estado de Florida se ganó más detractores que partidarios desde que comenzó a aplicarse, hace cuatro años.

Las protestas alcanzaron un pico en Florida en junio y continuaron las últimas cinco semanas con numerosos discursos, declaraciones, panfletos y manifestaciones de organizaciones políticas y cívicas de cubano-estadounidenses.

Algunas de las manifestaciones reunieron sobre una plataforma común a políticos cubano-estadounidenses anteriormente enfrentados, como el alcalde de Miami-Dade, Alex Penelas, el de Hialeah, Raúl Martínez, y el de la ciudad de Miami, Joe Corollo.

Declaraciones de grupos antes desconocidos como "Unidos", una federación de siete clubes cívicos cubano-estadounidenses, fueron reproducidas palabra por palabra en los diarios más respetados de Florida, en una práctica editorial poco usual.

Así mismo, columnistas y editores de esas publicaciones se sumaron a las denuncias de la política de inmigración.

La política conocida como "pies mojados/pies secos" tuvo su origen en la llamada crisis de los balseros de 1994, cuando cientos de cubanos huían de su país diariamente en improvisadas embarcaciones que a veces eran meros tablones o llantas de neumáticos.

La ley que entonces regía la política estadounidense hacia los refugiados cubanos virtualmente garantizaba a éstos la residencia legal.

Más de 30.000 lograron llegar a las costas de Florida, pero se presume que cientos murieron ahogados en el camino. Buques guardacostas estadounidenses junto con pilotos del grupo de exiliados cubanos "Hermanos al rescate" salvaron a cientos de refugiados.

En un intento por impedir una repetición de esa situación, el gobierno de Bill Clinton tomó la inusual medida de celebrar un acuerdo de inmigración con el régimen de Fidel Castro.

Según el acuerdo, el gobierno de Cuba trataría de detener el flujo de refugiados y Estados Unidos otorgaría 20.000 visas por año, mediante una lotería, para los cubanos que desearan inmigrar.

Sin embargo, aquellos que lograran llegar a las costas estadounidenses obtendrían asilo. Los "pies mojados" serían regresados a Cuba, y los "pies secos" podrían quedarse.

Hubo una reducción significativa y casi instantánea en el flujo de refugiados, pero la comunidad de exiliados del sur de Florida advirtió que no duraría, porque el número de cubanos que desean emigrar a Estados Unidos es mucho mayor que el de las visas disponibles.

Además, previnieron, el gobierno de Cuba trataría de impedir la salida incluso de los acreedores a la visa, y la nueva política llevaría a los cubanos a realizar acciones desesperadas por llegar a tierra. Estaban en lo cierto.

En 1997, hubo más de 400.000 solicitudes para las 20.000 visas. Muchos de los ganadores de las visas no pudieron salir de Cuba, porque el gobierno les exigió el pago de varios derechos que suman más de 600 dólares.

Además, desde ese año el número de cubanos que llegan a las costas de Estados Unidos comenzó a crecer nuevamente, en parte debido al próspero tráfico de refugiados, se estima.

La situación se volvió crítica el 29 de junio, cuando un buque guardacosta de Estados Unidos interceptó un pequeño bote con seis cubanos, que se resistieron a ser embarcados en el patrullero, saltaron por la borda y trataron de nadar hasta la orilla para obtener la residencia automática.

Los funcionarios de la Guardia Costera lograron reducir a cuatro de ellos con chorros de agua y pulverizadores de pimienta, y a los otros dos, que lograron llegar a la playa, los esposaron inmediatamente y los llevaron bajo custodia policial.

La Guardia Costera admitió que éste es un procedimiento de rutina, pero esta vez, había helicópteros de canales de televisión en la zona y las imágenes fueron difundidas esa misma tarde. En menos de una hora, grupos de exiliados cubanos salieron a las calles a protestar.

Más de 3.000 se congregaron frente a la sede de la Guardia Costera en Miami Beach, alterando el tránsito en su hora pico e intercambiando insultos con los enojados conductores. Incluso el alcade de Hialeah se tomó a golpes de puño con un conductor.

Como las manifestaciones se prolongaron hasta la madrugada, el Servicio de Inmigración y Naturalización liberó a los seis refugiados cubanos y los entregó a familiares en Miami.

Desde entonces, se reprodujeron los enfrentamientos entre guardacostas y cubanos que intentan llegar a las costas de Florida, al igual que las protestas.

Altos funcionarios de la Guardia Costera arguyeron que existe una tendencia creciente entre los refugiados que interceptan a utilizar tácticas de confrontación.

El teniente Ron LaBrec recordó un incidente en que un grupo de refugiados al que los guardacostas ordenó detenerse amenazó golpearlos con remos, algunos de los cuales tenían clavos.

Los funcionarios también se quejan de su cambio de función de rescatadores a aplicadores de la ley, pero insisten en que no tienen otra opción.

"La Guardia Costera tiene como política emplear la mínima fuerza necesaria para hacer aplicar las leyes, y se preocupa por el destino de todas las personas que están en el mar", sostuvo LaBrec.

Sin embargo, los artículos de periódico sobre el tema siguen encabezados por títulos como "Revisar política incoherente hacia Cuba", "Nueva política incita al desafío y brutaliza funcionarios", "Eliminar política de pies mojados para refugiados cubanos".

El propio presidente Bill Clinton recibió una reprimenda del alcalde Alex Penela y del líder de la Fundación Nacional Cubano- Americana, Jorge Mas (hijo), en una cena de recaudación de fondos para el Partido Demócrata en Miami.

La respuesta del mandatario fue cautelosa. "Debemos estudiar si la política que tenemos es viable, dados los problemas que enfrentamos. Pero de todos modos tenemos un proceso legal y ordenado para las personas que llegan de Cuba a Estados Unidos", declaró.

Aunque la declaración no satisfizo a ninguna de las partes, la mayoría de los observadores anticipan algún cambio, en vista de la importancia de la comunidad cubano-estadounidense en la política nacional. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/mlm/pr/99

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