COMERCIO: Nuevo director de OMC asume en período crucial

El nuevo director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el neocelandés Mike Moore, afrontará apenas iniciado su mandato, el 1 de septiembre, algunos problemas críticos.

Entre ellos figura la designación de los subdirectores generales y la preparación de la Conferencia Ministerial que se realizará en Seattle, Estados Unidos, del 30 de noviembre al 3 de diciembre.

Las disposiciones vigentes en la OMC establecen que el director general deberá proponer al consejo general, el máximo organismo de la institución en su sede de Ginebra, los nombres de cuatro subdirectores.

Sin embargo, en declaraciones efectuadas en los últimos días en Nueva Zelanda, Moore aceptó la posibilidad e elevar a cinco el número de subdirectores.

En el pasado, algunos de los 134 estados miembros de la OMC criticaron la cantidad exagerada de subdirectores y propusieron reducirlos a uno o a lo sumo, dos. Pero el consejo general puede fijar nuevos criterios respecto al número y a la duración del mandato de los funcionarios.

El presidente del consejo general, Ali Mchumo, de Tanzania, anticipó que en septiembre iniciará consultas para determinar los requisitos que el nuevo director general deberá cumplir para pedir la aprobación de los nombramientos de los subdirectores.

Además del número de subdirectores, el consejo general deberá decidir si acepta el criterio de distribuir esos puestos de manera balanceada entre las regiones.

La nueva alternativa mencionada por Moore de aumentar a cinco las subdirecciones responde a la necesidad política de atender las expectativas de todos los grupos geográficos sin ignorar las aspiraciones de las mayores potencias comerciales.

Con cinco subdirecciones, la distribución se efectuaría entre Africa, América Latina y el Caribe, América del Norte, Asia y Europa. Los países africanos anticiparon que presentarán un solo candidato, que surgirá de las consultas que sus ministros de comercio sostendrán en las próximas semanas.

Tampoco anticipa disidencias la candidatura de América del Norte, por cuando Estados Unidos ya hizo saber en julio pasado que proponía al segundo jefe de su misión ante la OMC, Andrew Stoler.

En el caso latinoamericano, en los primeros momentos solo se conocía la candidatura del brasileño Paulo Barthel-Rosa, actual director de la División del Consejo de la OMC.

Pero en las últimas semanas surgió con fuerza el nombre del ex ministro de Comercio de Venezuela, Miguel Rodríguez, a quien respaldan las otras naciones del Pacto Andino (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) y los ocho países del bloque centroamericano.

En el caso de Europa, hasta ahora solo Francia y Suecia han solicitado apoyo para sus candidatos.

El proceso de designación de los subdirectores, que se anuncia complicado, entraña una curiosidad: antes de someterlos al consejo general, Moore deberá consultar los nombres propuestos con su sucesor el actual viceprimer ministro de Tailandia, Supachai Panitchpakdi.

Ese requisito deriva del desusado procedimiento que la OMC debió emplear en julio para superar un estancamiento prolongado durante casi nueve meses en la elección del director general que reemplaza al italiano Renato Ruggiero, cuyo mandato concluyó el 30 de abril.

Una paridad inamovible entre dos grandes bloques de estados miembros obligó el 22 de julio a la aceptación de una fórmula inédita, que consistió en la división del mandato del director general entre los dos candidatos.

Moore, que contaba con el respaldo visible de Estados Unidos, desempeñará las funciones hasta el 1 de septiembre del 2002, fecha en que le sucederá Supachai, que tuvo apoyo notorio de los países asiáticos.

La solución de extender el mandato del director general de cuatro a seis años y de desdoblarlo en dos períodos para satisfacer a los dos grupos enfrentados fue acompañada de los otros compromisos que el consejo general debe ratificar.

Entre ellos figura el equilibrio geogáfico y la consulta previa a Supachai en la designación de los subdirectores.

Durante las reñidas discusiones del proceso de designación de los directores generales surgió en la OMC una correlación de fuerzas diferente al tradicional predominio político de Canadá, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, las cuatro potencias comerciales.

Fuentes negociadoras que pidieron el anonimato dijeron que la posibilidad de que ese equilibrio se reproduzca en alguno de los debates que se avecinan puede derivar en un proceso novedoso para la OMC, que controla, solo en comercio de mercancías y servicios, un intercambio de más de 6,5 billones de dólares por año.

Los dos temas cruciales de la OMC, que demandarán los principales esfuerzos del nuevo director, son la discusión de normas internas de la institución para evitar otro vacío de poder como vivió este año y la probable convocatoria de una nueva ronda de negociaciones multilaterales.

En las semanas previas a su asunción, Moore ha alternado profesiones de fe en el librecambio, como sus afirmaciones de que la pobreza solo se remedia con la liberalización del comercio, con manifestaciones de acercamiento a los países de menor desarrollo.

En una decisión significativa, Moore declinó asistir septiembre próximo a la reunión anual de los países miembros del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se realizará en Auckland, Nueva Zelanda.

Pero anunció que participará de la reunión ministerial del Grupo de los 77 y China, que se celebrará en Marrakesh, Marruecos, del 13 al 16 de septiembre.

Con la reunión de Marrakesh concluirá una serie de asambleas convocadas por la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), preparatorias de su décima sesión cuatrienal (UNCTAD X) citada para Bangkok, Tailandia, en febrero del 2000.

La UNCTAD, definida por su secretario general, el brasileño Rubens Ricupero, como "el sindicato de los países en desarrollo", sostiene posiciones a veces frontalmente diferentes a las de la Secretaría de la OMC en numerosos asuntos vinculados con el comercio.

Numerosas de las propuestas presentadas por los países en desarrollo para que sean incluidas en el proyecto de declaración que la OMC llevará a la conferencia de Seattle proceden de los equipos de investigación de la UNCTAD.

Mientras las grandes potencias comerciales proponen con diferentes matices que Seattle convoque a una nueva ronda, gran parte de los países en desarrollo pretenden que solo se hable de nuevas negociaciones cuando los países industriales hayan cumplido los compromisos asumidos en la anterior Ronda Uruguay.

La UNCTAD insiste en aconsejar a los países en desarrollo una estrategia "positiva" que implica prestarse a una negociación pero con la prevención de avanzar en los asuntos comerciales donde puedan consolidar ventajas u obtener nuevos progresos, como en la áreas de textiles y agricultura. (FIN/IPS/pc/mj/if/99

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