Dividendo por Colombia, una fundación que promueve los aportes mancomunados de empleados y empresas para canalizarlos hacia comunidades marginadas, reporta un notable aumento de donantes, en medio de la crisis económica y el conflicto social que vive este país sudamericano.
Los donantes de la fundación eran 5.856 para el 26 de julio, de los cuales 1.127 se vincularon en el último mes, y en número de empresas era de 31.
Dividendo por Colombia, que se constituyó a principios del año pasado como filial de la estadounidense United Way Internacional, recibió aportes de empresas y empleados por unos 126.000 dólares y en el primer trimestre de este año ya los había quintuplicado.
Hasta junio, los aportes a 18 proyectos habían llegado a 14.000 personas, todas de zonas marginadas. En el trimestre abril-junio de este año, la fundación hizo desembolsos a siete proyectos en la capital y nueve en la noroccidental ciudad de Medellín, por unos 84.700 dólares.
A juzgar por los resultados, la fundación promocionada como "la alternativa profesional y eficiente para que empresas y empleados hagan efectiva su inversión social", parece responder al sentimiento generalizado de "hay que hacer algo para componer esto".
El esquema de aportes parte de concebir la empresa como un todo.
Previa motivación sobre los graves problemas sociales, como niñez abandonada, déficit educativo, desplazamientos internos, desempleo o prostitución juvenil, los trabajadores comprometen aportes descontables de la nómina en cifras que van de 1,4 a 13 dólares mensuales.
La empresa, a su vez, compromete una contrapartida equivalente al monto que suman las donaciones de sus empleados. La vinculación en ambos casos es voluntaria y la desafiliación puede ser automática, aunque hasta ahora no se ha dado ningún caso.
El flujo de donaciones permite proyectar las inversiones y comprometer aportes, a corto y mediano plazo, garantizando estabilidad a los proyectos que cumplan los requisitos según parámetros internacionales, que permitan medir el impacto social.
La gama de proyectos es variada, pero hay un énfasis claro en las áreas de educación, salud y participación comunitaria.
En el barrio Palermo, en el sur de Bogotá, por ejemplo, Dividendo por Colombia apoya un proyecto de recuperación étnico- cultural para niños y niñas afrocolombianos desplazados por la violencia política y social de la zonas de Urabá, en el noroeste del país, y Caquetá, en el sur.
El proyecto, a cargo de la católica Fundación Fe y Alegría, busca superar los comportamientos de rechazo a los niños desplazados, que por motivos raciales o por su origen y situación de desplazamiento no son bien recibidos por los maestros y los padres de familia regulares de la comunidad.
Dividendo por Colombia también canaliza recursos hacia la Corporación Nuevo Hogar, en Soacha, otra zona del sur de la capital donde el 75 por ciento de los hogares pertenecen a los sectores sociales más bajos y la población se ha triplicado en la última década.
La Corporación, integrada por docentes, se apoya en la comunidad para acompañar a los niños y jóvenes en la resolución de sus conflictos, brindándoles capacitación y actividades que contribuyan a su socialización y superación.
En Medellín, una de las entidades beneficiadas con los aportes es la Patrulla Aérea de Antioquia, de profesionales de la salud y pilotos voluntarios que presta servicios en lugares remotos como San Pedro de Urabá, Uramita, Vigía del Fuerte, Yondó y El Bagre.
Se estima que el 10 por ciento de las consultas en los hospitales locales no se pueden resolver por la complejidad de la enfermedad y la falta de especialistas. Entonces, la Patrulla Aérea de Antioquia programa cirugías, consultas ginecológicas, oftalmológicas, ortopedia y medicina interna.
Otro de los proyectos beneficiados es el que impulsa en Bogotá la fundación Renacer, que busca rehabilitar a jóvenes que estuvieron vinculadas a la prostitución, capacitándolas en oficios productivos.
Dividendo por Colombia se creó en marzo de 1998 por iniciativa de un grupo de directivos de empresas transnacionales, como Coca Cola, Phillips, Procter & Gamble, Dupont, IBM, y nacionales, entre éstas las del llamado Sindicato Antioqueño, uno de los cuatro principales grupos económicos del país.
La fundación ofrece "tranquilidad y transparencia" en cuanto al manejo de las donaciones, y se aparta del esquema caritativo y asistencialista aplicando estrictos métodos de selección de proyectos, desembolsos y seguimiento de su impacto social.
En medio de recurrentes titulares de prensa denunciando fraudes, saqueos y corrupción, la transparencia en el manejo de las donaciones y la posibilidad de seguir la trayectoria de los aportes influye en la dinámica de nuevos afiliados, dijo a IPS Florángela Gómez, directora ejecutiva de Divivendo por Colombia.
Viceministra de Hacienda, miembro del Consejo de Asesores del Presidente de la República y presidenta del Banco Popular y de la Asociación Bancaria, Gómez ocupa ahora su agenda con campañas de presentación entre empresarios y trabajadores para que se vinculen a la fundación.
Manifiesta estar muy satisfecha de haber pasado de "la impersonalidad de la macroeconomía" a la realidad tangible de los sectores populares de Bogotá y Medellín.
En esas dos ciudades, Dividendo por Colombia canaliza los aportes porque en ellas se encuentran las empresas y empleados aportantes. "Primero debemos consolidar el trabajo y luego sí expandirnos a otros ciudades, como Cali y Barranquilla", dijo su directora ejecutiva.
Gómez se muestra satisfecha con los resultados obtenidos hasta ahora y confía en que esta situación continúe. "En épocas de crisis como la actual, aunque la situación económica es difícil para empresas y empleados, la solidaridad social también sale a flote", afirmó.
En esa misma tónica están los empresarios, que se refirieron al proyecto con entusiasmo, como David Bojanini, presidente del Fondo de Pensiones y Cesantías Protección, con sede en Medellín.
"En un país como el nuestro, donde la gente tiene tantas necesidades que ha veces debe recurrir a la caridad y hay una diversidad muy grande de proyectos que no siempre son eficientes, aunque tengan buenos propósitos, Dividendo es una excelente opción de canalizar la solidaridad", dijo a IPS Bojanini.
El empresario comentó que los descuentos voluntarios del salario le dan un sentido nuevo al aporte. "Yo estoy aportando con mi trabajo a la solución de un problema y no sólo lavándome las manos o calmando la mala conciencia", afirmó.
Roberto Ortíz, gerente de Panamco, la empresa que tiene la franquicia para la producción y comercialización de los productos de Coca Cola, indicó que un aspecto que da credibilidad a Dividendo por Colombia es la restricción de gastos administrativos y de funcionamiento a 15 por ciento.
Por este motivo, el grueso de las donaciones va, efectivamente, a los proyectos sociales. (FIN/IPS/mig/ag/dv/99