El reemplazo del asfalto por las calles empedradas y de la iluminación de neón por las farolas simbolizan, paradójicamente, un impulso al desarrollo de un área fundacional de Buenos Aires que intenta dar con sus raíces.
El proyecto de recrear el casco histórico de la ciudad comenzó por la iniciativa del gobierno municipal de Buenos Aires y el apoyo de los vecinos de ese viejo centro, que se había vuelto marginal y corría el riesgo de quedar deshabitado en unos años.
La arquitecta Silvia Fajre, coordinadora del proyecto, dijo a IPS que el objetivo es devolver al caso histórico el esplendor de hace 150 años, cuando era el centro de la ciudad, para recuperar su valor residencial y aumentar el flujo de turistas.
Serán tres itinerarios con el nombre de "San Telmo y Parque Lezama", "Monserrat y Catedral al Sur" y la "Avenida de Mayo", que albergan un verdadero patriomio cultural escondido un poco por la modernidad y otro poco por el descuido.
Una de las características del programa es la participación de los vecinos interesados en devolver al barrio su jerarquía, atraer al turismo, contener en parte el tránsito de automóviles hacia el centro financiero y arreglar sus propias casas, que son parte de la historia.
"Muchos vecinos se ofrecieron a trabajar en el arreglo de las fachadas y para eso toman cursos de capacitación y reciben financiamiento para conseguir los materiales y la pintura", detalló la arquitecta, que trabaja contra reloj para cumplir con el plan.
Se trata de 130 manzanas -como se llama a los cuadrados de 1.000 metros cuadrados rodeados de calles en esta ciudad-, en las que se concentran 14 museos que serán renovados, además de 700 edificios con diverso grado de valor histórico y arquitectónico.
Entre las fachadas se destacarán ahora las dos viviendas más antiguas de la ciudad -la Casa Ezcurra y los Altos de Elorriaga- que pasaban desapercibidas. Además de reparar el frente, el programa prevé convertirlas en museos.
El secretario de Turismo de la ciudad, Hernán Lombardi, indicó que los tres circuitos de la zona histórica, que podrán ser recorridos a pie en una hora y media cada uno, tendrán carteles en español, inglés y portugués que orientarán al visitante sobre sus antecedentes.
El proyecto comenzó hace un año y se prevé que para septiembre será inaugurado para recibir con toda las galas a los primeros caminantes. Por el momento, los obreros trabajan en remover el asfalto y reemplazarlo por adoquines característicos del período colonial.
También están instalando farolas -de pie unas y adosadas a la pared otras- que aunque funcionan con energía eléctrica simulan a las que iluminaban la pequeña ciudad en los años que siguieron a la conquista, hace más de cuatro siglos.
Buenos Aires fue fundada en el siglo XV, pero la marginalidad de la zona del Río de la Plata respecto de la civilización incaica en la zona andina, llevó al fracaso la expedición que terminó con los aventureros muertos de inanición.
Recién en el siglo XVI, cuando ya la colonización desde el noroeste había ido asentándose en distintos puntos de lo que es hoy el interior de Argentina, Buenos Aires tuvo la función de ser puerto de entrada y salida y de mercancías, lo que entonces sí le permitió sobrevivir.
Los vecinos sugirieron reforestar el barrio con árboles pequeños -y no con tilos, como había previsto el gobierno municipal- para evitar que su altura tape las fachadas de los viejos edificios. También pidieron colocar bancos en calles y paseos.
Los arreglos incluyen el reemplazo de veredas en mal estado por nuevos mosaicos calcáreos en rojo y amarillo "para que los caminantes puedan apreciar los edificios, y no tengan que estar obligados a mirar donde pisan para no caerse", ironizó la arquitecta.
La participación de ciudadanos en la primera etapa del proyecto movilizó a vecinos de los otros circuitos, así como también a las asociaciones de comerciantes del barrio que se ofrecieron a aportar su cuota de trabajo para la obra.
La Cámara de Comercio Argentino-Española, con fuerte interés cultural en este desarrollo, aportará los fondos para abrir un taller de restauración de molduras y fachadas para capacitar a jóvenes sin estudios y sin empleo, que viven en el barrio.
"Tenemos que integrar a los jóvenes sin acceso a la educación formal a que desarrollen un oficio y apliquen ese saber en un proyecto de la propia comunidad", aclaró Fajre. La escuela taller abrirá sus puertas este mes, y ya hay postulantes ansiosos por poner manos a la obra. (FIN/IPS/mv/ag/dv-cr/99