BRASIL: La política complica la economVa

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso es considerado incapaz de tener con firmeza las riendas de la economía por la población de Brasil y los operadores del mercado, lo cual influye en el caótico comportamiento de la economía.

El Banco Central informó el jueves que en los 12 meses transcurridos hasta julio las transacciones externas totales de Brasil acumularon un déficit de 32.100 millones de dólares, cifra sin precedentes para ese período, si bien el déficit mensual se redujo de junio a julio de 2.870 a 1.600 millones de dólares.

En ese contexto, el dólar alcanzó, también el jueves, una cotización de 1,94 reales, la más alta desde el pico de la depreciación de la moneda brasileña entre enero y febrero, cuando el precio de la divisa estadounidense llegó a 2,15 reales y luego bajó a 1,70.

La devaluación del 13 de febrero, cuando el gobierno dejó libre al dólar, se tradujo en el primer trimestre en una fuerte reducción del producto interno bruto, pero en el segundo trimestre se registró un crecimiento, si bien modesto, de 0,93 por ciento.

Si la tendencia se mantiene, el año cerrará sin variaciones significativas en el monto del PIB a precios internos, según el coordinador de Cuentas Nacionales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), Roberto Olinto Ramos.

La cosecha de granos de este año llegará a 82,6 millones de toneladas, un resultado casi 10 por ciento superior al del año anterior, mientras miles de hacendados están acampados en Brasilia, en procura de que el gobierno les perdone 40 por ciento de sus deudas.

Por otra parte, el producto del sector industrial creció 2,04 por ciento en el segundo trimestre del año.

De acuerdo con estas cifras, algunos analistas afirman que la economía se encamina hacia la recuperación. Sin embargo, siete meses después del comienzo del segundo período de Cardoso, la percepción de la población sobre la economía es, según las encuestas, negativa, lo cual se atribuye a factores políticos.

La economista Maria Conceiçao Tavares, la figura de Cardoso es una suerte de "reina de Inglaterra de Brasil", pues ya no gobierna sino que pone la cara mientras el equipo económico toma decisiones en todas las áreas.

La mayoría de los brasileños creen que las privatizaciones que recaudaron miles de millones de dólares, en especial la del sistema telefónico el año pasado, fueron un derroche inútil, según una encuesta realizada por el Instituto Datafolha y publicada este viernes por el diario Folha de SFo Paulo.

Eso ocurre 11 meses después de que el presidente Cardoso resultara reelegido en unas elecciones en las que no hubo que apelar a una segunda vuelta.

El principal argumento de Cardoso en su campaña electoral fue la estabilidad económica alcanzada en su primer período, al igual que en 1994, cuando esgrimió como carta de triunfo el Plan Real instaurado ese mismo año cuando encabezaba el Ministerio de Hacienda, cuando era presidente Itamar Franco.

El dinero percibido por las privatizaciones se destinó al pago de intereses de las deudas externa e internas. La mayoría de los brasileños consideran que, en el caso de los servicios públicos como luz, teléfonos y carreteras, las tarifas subieron mientras los servicios empeoraron.

Las agencias gubernamentales encargadas de fiscalizar a las empresas privatizadas no funcionan, según la mayoría de los encuestados.

Telemar, la empresa que compró los servicios de telefonía en Rio de Janeiro dejó a 15.000 usuarios sin línea hace dos semanas debido al incendio de una central. Prometió normalizar los servicios en una semana, pero al menos 10 por ciento de los afectados seguían sin teléfono este viernes.

La empresa anunció este viernes que recibirá un préstamo de más de 200 millones de dólares del estatal Banco Nacional de Desarrollo para extender sus servicios.

Cincuenta y nueve por ciento de los brasileños considera al gobierno de Cardoso "malo o pésimo", según el Instituto Vox Populi. Desde los tiempos de la hiperinflación, con José Sarney, un presidente brasileño no era tan impopular.

Mientras, Cardoso cuenta con la ventaja de que la oposición, en minoría, no consigue capitalizar la impopularidad del presidente y del parlamento.

El principal grupo de oposición, el Partido de los Trabajadores (PT), se alió con grupos de hacendados y agricultores que piden la condonación de sus deudas, cuyo líder es el diputado de extrema derecha Ronaldo Caiado.

José Genuino, diputado del PT y uno de los más respetados líderes de la izquierda, explicó que su partido "no es ingenuo para quedar en la Cámara defendiendo al equipo económico", por lo que prefiere "una alianza con los productores (…) en defensa de los pequeños agricultores".

Caiado, por suparte, afirmó que la alianza con la izquierda es meramente ocasional. "No se puede confundir un problema puntual con cuestiones ideológico-partidarias", sostuvo.

Los agricultores reclaman 12.885 millones de dólares en deudas contraidas con bancos estatales por unos 22.000 agricultores, la mitad de la cual recae en apenas 250 hacendados. (FIN/IPS/mj/ip if/99

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