El presidente Fernando Henrique Cardoso afrontará este jueves una protesta sin precedentes en Brasil desde 1992, una masiva manifestación en Brasilia que representará un cuestionamiento directo de la legitimidad de su gobierno.
La Marcha de los 100.000, promovida por los partidos de izquierda, centrales sindicales y el Movimiento de los Sin Tierra (MST), une bajo la consigna "Fuera FHC" (iniciales de Fernando Henrique Cardoso) a las corrientes opositoras que reclaman la renuncia o la inhabilitación del presidente.
La reacción del gobierno, que consideró al acto "golpista", aumenta su repercusión y confunde más aun un cuadro político desordenado. La izquierda, que convoca la manifestación, suele ser víctima, y no autora de golpes, en la historia brasileña y latinoamericana.
La marcha, cuya meta es juntar 100.000 personas, ocurre en una Brasilia ya congestionada desde el día 16 por la presencia de miles de agricultores y sus camiones y tractores, que reclaman al parlamento la reducción de sus deudas al estatal Banco de Brasil.
Sin una respuesta satisfactoria hasta el jueves, los hacendados y empresarios rurales amenazan unirse ahora a la protesta opositora, aunque sean enemigos históricos de la izquierda y, en especial, del MST.
Esa unión peculiar también se manifestó en el apoyo del Partido de los Trabajadores (PT), principal fuerza izquierdista, a los reclamos de los denominados "ruralistas", que incluyen la condonación de 40 por ciento de sus deudas y 20 años para pagar el resto, con intereses de tres por ciento anual.
El presidente Cardoso calificó la manifestación, a la que denominó "marcha de los sin rumbo", de "antidemocrática, por minar las instituciones". La oposición no tiene propuestas y practica el "golpismo" al plantear "fuera FHC", argumentó.
El coordinador político del gobierno, Aloysio Nunes Ferreira, ex militante de la lucha armada contra el régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, sostuvo que la manifestación "tiene un propósito claramente golpista", entrevistado por el diario Jornal do Brasil del domingo.
Se pretende "interrumpir un mandato popular" a través de un proceso de inhabilitación del presidente elegido en octubre con una ventaja de 15 millones de votos sobre Luiz Inacio Lula da Silva, el candidato izquierdista, argumentó.
Nadie cree, sin embargo, que una izquierda opositora con un escaso 20 por ciento de los escaños parlamentarios y rechazada por los militares pueda soñar con el derrocamiento del presidente.
Lo que los convocantes de la marcha pretenden, según el presidente del Senado, Antonio Carlos Magalhaes, es debilitar más aun a Cardoso, cuya popularidad es la más baja registrada por un jefe de gobierno desde que su antecesor, Fernando Collor de Mello, afrontó un proceso parlamentario por corrupción en 1992.
El mismo senador y otros líderes oficialistas, sin embargo, contribuyeron a debilitar a Cardoso, con sus disputas internas e iniciativas opuestas a los intereses del gobierno, que dificultan la aprobación de medidas económicas propuestas por el Poder Ejecutivo.
Magalhaes, un histórico dirigente de la derecha, pasó desde el mes pasado, por ejemplo, a defender un programa de erradicación de la pobreza a través de una mayor tributación de los ricos y de grandes empresas, adhiriendo así a una bandera de izquierda.
Afirmó, además, que él mismo habría eliminado o reducido mucho la pobreza en este país si hubiera ocupado la presidencia, en manos de Cardoso desde enero de 1995.
La manifestación de este jueves "es democrática y será pacífica", aseguró el diputado José Dirceu, presidente del PT, atribuyendo la reacción oficial al temor a un fortalecimiento de la oposición. (FIN/IPS/mo/mj/ip/99