/Boletín-Ambiente/ PAPUA-NUEVA GUINEA: Dilema del gobierno ante proyecto de minería

El gobierno de Papúa-Nueva Guinea, ante el dilema de permitir más daños al ambiente o perder los ingresos que le genera la mina de cobre de Ok Tedi, pidió al Banco Mundial que estudie la dimensión de los perjuicios.

El estudio del Banco ayudará al gobierno a determinar el futuro de la polémica mina, situada 18 kilómetros al este de la frontera con la provincia indonesia de Irian Jaya, explicó el primer ministro Mekere Morauta.

"Es necesario un enfoque integral, independiente y equilibrado, que se concentre en todos los efectos del proyecto minero, y no sólo el ambiental", dijo el mandatario.

"Una vez que el informe esté listo, todas las partes interesadas lo examinarán con cuidado y tomarán una decisión que sea buena para todos", anunció Mekere, cuyo gobierno asumió el poder en julio.

El Banco, que envió un equipo de visita a Papúa-Nueva Guinea esta semana, aprobó la solicitud y cuenta con los recursos para establecer "un grupo autorizado de expertos independientes", agregó.

La medida se produjo tras la publicación de un informe, el día 11, que confirmó graves daños al ambiente por el vertimiento de residuos de minería en el río Ok Tedi desde que la mina comenzó sus operaciones, en 1984.

La mina representa 20 por ciento de las ganancias por exportaciones de Papúa-Nueva Guinea. El gobierno posee 30 por ciento de las acciones, y la gigantesca empresa minera australiana Broken Hill Proprietary (BHP) 52 por ciento.

Tras recibir el informe científico que encargó, BHP declaró que está dispuesta a adelantar el cierre de la mina, previsto originalmente para el 2009, si eso es lo que el pueblo y el gobierno desean, pero advirtió que la medida tendría graves efectos sobre la población local.

La declaración transfirió así el peso de la decisión al gobierno, generando protestas de activistas que reclaman la clausura inmediata de la mina.

Peter Hunnam, coordinador del programa para el Pacífico Sur del Fondo Mundial para la Naturaleza, opinó que no sólo la mina debería cerrarse antes de fin de año, sino que su operador, Ok Tedi Mining Ltd. (OTML), debería "hacerse cargo de la recuperación a largo plazo del sistema fluvial y la vida de los residentes locales".

Además, observó Hunnam, "es deplorable que esta compañía, que abusó del río y su gente durante 15 años virtiendo 700 millones de toneladas de desechos y restos de piedras, haya producido un informe tan carente de detalles fundamentales", por ejemplo el efecto de la mina sobre la salud humana.

El gobierno ya encargó a un consultor ambiental de Nueva Zelanda, Mike Temperley, la revisación del estudio encargado por BHP y OTML.

Se prevé que el trabajo de Temperley estará listo en tres meses, indicó Kuma Aua, secretario de Recursos Minerales.

El estudio encargado por BHP y OTML tras un arreglo judicial con terratenientes de los alrededores de la mina reveló que el daño ambiental causado por ésta es mucho mayor de lo que se pensaba.

"A la luz de este informe, la mina no es compatible con nuestros principios ambientales y nuestra compañía nunca debió involucrarse", admitió Paul Anderson, gerente general de BHP, al publicar el documento.

Desde 1984, cuando se rompió un dique que contenía residuos de la mina, los desechos van directamente al río Ok Tedi. Esto provocó una sedimentación que ocasiona inundaciones y daña la vegetación de todo el sistema fluvial.

"La muerte de plantas asociada a los residuos de la mina se registró en 1.350 kilómetros cuadrados junto a los ríos Ok Tedi y Fly", señaló Roger Higgins, gerente de la mina.

El río Ok Tedi se junta con el Fly, el mayor de Papúa-Nueva Guinea, y desemboca en el estrecho de Torres, que bordea este país, Australia e Indonesia.

El estrecho de Torres también linda con la Gran Barrera de Coral de Australia, donde se encuentran algunas de las especies marinas más exóticas del planeta.

Los activistas que promueven el cierre de la mina reconocen que la clausura no sería una solución completa, pero señalan que es un primer paso necesario para detener el daño, antes de la rehabilitación.

Pero las implicaciones del cierre de la mina para los ingresos de Papúa-Nueva Guinea, en un momento de grandes dificultades económicas, no es un factor menor.

"Ok Tedi representa 20 por ciento de las exportaciones de Papúa-Nueva Guinea y 10 por ciento de su producto interno bruto", recordó Higgins. (FIN/IPS/tra-en/kp/js/mlm/en-dv/99

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