Este año se cumple el décimo aniversario de la aplicación de un programa de control del nivel de contaminación en la capital de México, una de las ciudades con el aire más contaminado del mundo.
Las chimeneas, que alguna vez fueron el símbolo del camino de México hacia la industrialización, son ahora el monumento a la contaminación en la capital mexicana.
Las autoridades empezaron a controlar la contaminación en 1986, cuando instalaron una red automática de supervisión de la calidad del aire. Dos años después se aprobó la Ley de Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental, que dio lugar al Programa Global contra la Contaminación Ambiental, implementado en 1990.
En primer lugar se distribuyó a la población capitalina material educativo para disminuir la contaminación. Ahora, gracias al Programa, los vehículos utilizan combustible sin plomo, y desde 1991 todos los automóviles deben tener conversores catalíticos.
El fuel oil que utilizaban las industrias fue sustituido por gasoil, que contiene 33 por ciento menos de azufre.
Dos plantas de energía y 365 importantes industrias utilizan ahora gas natural como combustible, lo cual significa una gran reducción de la emisión de contaminantes a la atmósfera.
Así mismo, la vía del tren subterráneo está siendo extendida para llegar a más lugares de la capital y contribuir a disminuir la circulación de automóviles.
Los controles ambientales que acompañaron la industrialización en México, al igual que en otras grandes ciudades de países en desarrollo, fueron débiles.
Ahora hay días en que la industria se ve obligada a parar, muchos vehículos son retirados de las calles y los habitantes evitan salir de sus casas por la contaminación del aire.
La población de ciudad de México ascendía sólo a 1,7 millones de habitantes en 1940, pero actualmente alcanza los 20 millones, lo cual derivó en el aumento del consumo de combustible y en los problemas asociados a la contaminación ambiental.
"La contaminación nos afecta a la mayoría y produjo cambios en el comportamiento de los ciudadanos, ya que cada vez son más los que recurren a los alimentos antioxidantes (para proteger la salud) y usan purificadores de aire", dijo Luis Manuel Guerra, director del Instituto Autónomo de Investigación Ecológica.
Cuando suena la alarma que indica contaminación extrema, todos saben que hay que suspender las actividades normales al aire libre, explicó una maestra.
Existen temores sobre las consecuencias de que los niños pasen mucho tiempo en sus casas sin salir, pero se sabe que los efectos de respirar el aire son peores.
La Comisión Metropolitana para la Prevención y Control de la Contaminación del Aire informa diariamente sobre el nivel de contaminación, para lo cual utiliza una escala de 0 a 500.
Menos de 100 de contaminación ambiental es "satisfactorio", y está por debajo de los límites de lo que se considera tolerable para la salud en la ciudad.
Más de 200 resulta "peligroso" para los seres humanos, y de 301 a 500 es "extremadamente peligroso" por la cantidad de partículas de azufre, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y ozono que contiene el aire.
Los límites tolerables para la salud fueron superados 333 días en 1996, 71 de los cuales el índice de contaminación llegó a 200, y en cinco días alcanzó 250 puntos.
Un corresponsal del diario Wall Street Journal de Estados Unidos, Jonathan Friedland, que tiene hijos pequeños, decidió mudarse con su familia a un pequeño poblado al sur de la ciudad, para evitar problemas de salud.
"Vivimos en cuatro grandes ciudades, Buenos Aires, Hong Kong, Nueva York y Tokio, pero México es, por lejos, la más contaminada", declaró Friedland.
El agua de muchas viviendas está contaminada, las cañerías subterráneas están rotas, y el aire, cargado de óxidos de azufre, nitrógeno e hidrocarburos hacen de México una pesadilla ambiental donde se calcula que las industrias producen, cada año, cuatro millones de toneladas de desechos tóxicos.
Sólo 14 por ciento de las 4.623 industrias del valle de México tienen los equipos necesarios para que sus procesos de fabricación cumplan las normas ambientales, denunció la parlamentaria Margarita Saldaña, del opositor Partido de Acción Nacional.
El resto de las industrias depositan residuos tóxicos y peligrosos en cualquier parte de la ciudad.
Lo mismo sucede en El Cairo, Nueva Delhi, y Río de Janeiro, ciudades del mundo en desarrollo que intentan alinearse con los países industrializados.
La Organización Mundial de la Salud informó que en Beijing, El Cairo, México, San Pablo y Yakarta, entre otras grandes ciudades, el aire contiene tres o más agentes contaminantes que ponen en peligro la salud de las personas.
Bangkok, que no es tan grande como las ciudades latinoamericanas, es famosa también por su caótico tránsito de vehículos, que además de causar embotellamientos, contaminan el aire.
Las consecuencias de la contaminación ambiental van desde pequeñas irritaciones hasta graves enfermedades, e incluso la muerte, según el tipo de agente contaminante, la concentración del mismo y el tiempo de exposición de una persona.
"Siempre estoy cansada, quizá por la altura, pero el principal motivo de que no salga a la calle es el peligro que implica exponerse a las partículas (tóxicas) del aire", explicó Josephina, una inmigrante croata en México que se queja de padecer una "gripe" constante.
Otros aseguran que casi siempre les falta el aire, o que ya no pueden usar lentes de contacto porque las partículas contaminantes los secan demasiado, mientras algunos usan máscaras de gas para salir a la calle. (FIN/IPS/tra-en/gm/mk/ceb-aq/he-en/99