Una bodega uruguaya lanzó una marca de vino denominada "Tango" y con ella introdujo un nuevo ingrediente a la creciente popularidad de este ritmo, que ha vuelto a seducir a los jóvenes de Argentina y Uruguay.
El tango habría nacido hacia 1880, para convertirse en música de burdeles y de salones de baile de la periferia de Buenos Aires y Rosario, en Argentina, y de Montevideo, que fueron escenario de frecuentes duelos a cuchillo entre "machos" que se disputaban un espacio.
A partir de ese momento, muchas veces le extendieron la partida de defunción. Ya en 1906, un periodista argentino pronosticó: "Oíd las campanas, el tango agoniza".
Esa anécdota fue recordada al diario uruguayo El Observador por el director de orquesta Miguel Villasboas, quien dijo que durante sus 48 años de actividad escuchó muchas necrológicas para el tango.
Con un fugaz esplendor en Europa en los años 20 y 30 y algunas incursiones en películas de Hollywood, el apogeo del tango se prolongó en el Río de la Plata desde los tiempos de Carlos Gardel, muerto en 1935, hasta fines de la década del 50.
"Por entonces, cuando la televisión aún no se había popularizado, era una hermosura salir (a cantar tango) en Montevideo", comentó el cantante uruguayo Oscar Nelson, que aún continúa en actividad.
El público repartía su preferencia entre orquestas argentinas como las de Julio de Caro, Juan D'Arienzo, Horacio Salgán, Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo y Astor Piazzola, y cantores como Hugo del Carril, Francisco Fiorentino, Angel Vargas, Alberto Marino y Roberto Goyeneche.
En cuanto a Gardel, cuya nacionalidad se disputan la ciudad francesa de Toulouse y la uruguaya Tacuarembó, ha trascendido todas las épocas.
La hegemonía argentina ha sido indiscutible y cuando algún artista uruguayo pretendía triunfar, atravesaba el Río de la Plata, como lo hicieron el cantor Julio Sosa y el director de orquesta Francisco Canaro.
Pero la juventud se inclinó en los años 60 por otras manifestaciones de música popular y el tango pasó a segundo plano.
Ese desplazamiento fue más fuerte en Uruguay que en Argentina, donde la llama del tango se mantuvo encendida por contar con una actividad artística mayor y mejor remunerada que su vecino del Río de la Plata, que tiene una población 10 veces menor.
A principios de la década del 90, el tango comenzó a resurgir, especialmente a través de las academias (escuelas de baile). Para sorpresa de los profesores, los jóvenes comenzaron a llegar.
"Es dificil de describir, pero un día escuché un tango y me conmoví hasta las lágrimas. Al otro día estaba inscribiéndome en 'Joventango' para aprender a bailar", dijo a IPS Susana, una empleada administartiva uruguaya de 27 años.
Joventango surgió en 1978 en Montevideo con el objetivo de divulgar el tango entre los jóvenes. Pero fue a partir de 1997, cuando se organizó en Uruguay la Cumbre Mundial del Tango, que esta expresión musical tuvo su mayor impacto popular.
El ejemplo de Joventango fue seguido por otros grupos y el suceso del ritmo llegó hasta la Orquesta Filarmónica de Montevideo, que presentó en varias oportunidades en Uruguay y Brasil "Galas de Tango", un espectáculo de gran repercusión.
De la nada, resurgieron las "tanguerías", que en número de 13, entre viernes y sábado, desafían la mala suerte en el circuito de los fines de semana montevideanos.
En septiembre se producirá una nueva inyección, ya que la capital uruguaya volverá a recibir a cultores del género, que asistirán al "Festival Internacional de Joventango".
El tango "me gusta de toda la vida (…) Lo que me gusta son la melodía y las letras. Al principio mis amigos no me tomaban en serio, pero ahora me siguen en cada actuación", dijo Pablo, de 11 años, ganador en Uruguay de un concurso nacional de cantantes de tango.
En Argentina se ha producido el mismo fenómeno y el tango captura gran parte de la "movida joven", impulsada en buena medida por el triunfo de "Tango Argentino", un espectáculo de éxito internacional.
"El baile social del tango comenzó a sacudirse las cenizas en las que había quedado sepultado durante décadas (y hoy) hay cientos de instructores que forman miles de bailarines", según el diario argentino Clarín.
Sin embargo, el resurgimiento del tango bailado en Argentina también ha generado nuevos estilos, como resultado del enfrentamiento entre algunas de academias ubicadas en tradicionales barrios de Buenos Aires.
Una tendencia de pasos largos, con los pies que apenas se deslizan sobre el suelo, se contrapone a la más tradicional de la pareja estrechamente abrazada, dando pasos cortos que siguen el rítmico compás del dos por cuatro.
En otro estilo, las piernas de los bailarines dibujan una interminable serie de figuras, más apropiadas para un espectáculo de profesionales que para bailarines de salón.
Pero más allá de estilos y tendencias, del éxito de los cantantes y las orquestas profesionales, lo cierto es que el tango ha vuelto a sentar sus reales entre los jóvenes rioplatenses. (FIN/IPS/rr/ag-ff/cr/99