La pobreza casi se duplicó en los últimos cinco años en Argentina, como consecuencia de la falta de empleo, la caída salarial y la precarización de las condiciones laborales, que influyen decisivamente en ingreso de las familias.
En esta serie de conclusiones coinciden sociólogos, economistas y funcionarios que siguen de cerca la evolución de los datos oficiales sobre pobreza, indigencia y distribución del ingreso del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
El desempleo es hoy de 14,5 por ciento y hay 13,2 por ciento de subempleados. Son cuatro millones de personas a las que se suman los desalentados que ya no buscan trabajo y los cuatro millones de inmigrantes ilegales, muchos de ellos empleados en condiciones precarias.
Hasta tal punto el problema del empleo está en la génesis de la agudización y extensión de la pobreza que los expertos coinciden en que el fenómeno social novedoso de los últimos 10 años es el de los "nuevos pobres", personas de clase media empobrecidas.
La clase media se empobrece por la "brutal caída del ingreso familiar", dijo a IPS el sociólogo Artemio López, del estudio Equipos de Investigación Social. "De cada 1.750 personas empobrecidas el último año, 1.000 pertenecían a la clase media".
El economista Roberto Frenkel, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, sostuvo por su parte que el desempleo "tuvo un efecto perverso sobre el nivel general de ingresos" desde el inicio del plan de estabilidad en 1991.
Pese a que la desaceleración de la actividad económica comenzó recién en 1998 tras un período de crecimiento -sólo interrumpido un año tras la crisis mexicana-, la pobreza crece cuantitativa y cualitativamente desde 1994, junto con el aumento del desempleo.
El presidente Carlos Menem, que dejará el cargo en diciembre tras más de 10 años de gestión en la que uno de sus principales logros fue controlar la inflación, dejará a su sucesor una pesada carga social: el nivel de pobreza hoy es similar al del período hiperinflacionario.
En Argentina -un país que tradicionalmente brindó amplias posibilidades de desarrollo a su vasta clase media-, 12 millones de los 36 millones de habitantes son pobres, según el INDEC, en tanto el Banco Mundial establece su número en 13,4 millones.
Estas son personas pobres que subsisten con ingresos familiares inferiores al básico de subsistencia para un núcleo de dos adultos y dos niños, estimado en 480 dólares mensuales. En verdad, la canasta familiar completa para una familia de este tipo se estima en 1.700 dólares al mes.
A estos pobres hay que añadir a los indigentes, que obtienen ingresos por debajo de los 210 dólares mensuales. En esta categoría viven 3,2 millones de personas en todo el país.
Si se comparan los datos de mayo último con los de igual mes de 1994, se observa que el porcentaje de hogares pobres pasó de 16,1 por ciento de las familias de la capital y los alrededores de Buenos Aires, a 27 por ciento, y la indigencia de 3,3 a 7,4 por ciento.
A su vez, también se observa un incremento de la brecha entre ricos y pobres. El Banco Mundial señaló que la apertura económica que acompañó al modelo neoliberal argentino en los últimos años, empeoró la distribución del ingreso.
El mismo organismo, según un estudio realizado en Argentina, señaló que el precio de los servicios públicos para los más pobres se duplicó en los últimos 13 años, tras la privatización de empresas públicas que fue parte sustancial del plan de ajuste.
El 20 por ciento más pobre de la sociedad destinaba en 1986 9,1 por ciento de sus ingresos a pagar servicios de luz, gas, agua, teléfono y transporte público. Ahora le demandan 17,4 por ciento.
El impacto mayor lo sienten las familias pobres en el transporte. Los médicos de los hospitales públicos sostienen que ya es habitual que tengan que dar dinero a los padres de niños enfermos para que pueden cumplir con los tratamientos indicados.
La falta de dinero para el transporte es una limitante también para buscar trabajo. De acuerdo a las encuestas que realiza el estudio de López, 30 por ciento de los consultados dice que ya no salen a buscar empleo por no poder pagar el pasaje.
Incluso los sectores medios, que pugnan por no caer en la pobreza, debieron recortar drásticamente sus gastos en lo que va de este año, que se prevé que finalice con una caída de alrededor de cinco por ciento en el producto interno bruto.
Según un informe difundido este mes, las empresas telefónicas debieron suspender el servicio por falta de pago a 730.000 usuarios, el 10 por ciento de los clientes. También hay cortes y mora en otros servicios básicos, impuestos y tarjetas de crédito.
La crisis del empleo en Argentina fue destacada en el último Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que alerta sobre el peligro de que este país alcance un nivel de precariedad laboral similar al de Egipto.
El INDEC reconoce que hay 37,5 por ciento de trabajadores que no están inscritos en la seguridad social y, por lo tanto, no cuentan con atención médica ni aportes jubilatorios.
Los ancianos tampoco están en mejor condición. Por el contrario, la mayoría de los que perciben la remuneración mínima de 145 dólares al mes son parte de los "nuevos pobres".
En el otro extremo, muchos niños parecen nacer ya con el futuro hipotecado. Más de la mitad de los menores de 14 años que viven en Argentina son pobres, y si lo que se mide es la pobreza, los expertos aseguran que la mitad son niños menores de edad. (FIN/IPS/mv/ag/dv/99