El opositor Fernando de la Rúa, el político con mejor imagen de Argentina, sería el sucesor de Carlos Menem si las elecciones presidenciales fueran este fin de semana y no el 24 de octubre, según las últimas encuestas.
Según el sondeo de Gallup, De la Rúa, de la opositora Alianza formada por la Unión Cívica Radical y el Frente País Solidario, logra 43 por ciento de las intenciones de voto, 12 puntos más que el candidato oficialista Eduardo Duhalde, que tiene 31 por ciento del apoyo.
El sondeo coincide con el realizado en julio por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), según el cual De la Rúa obtiene 44,3 por ciento de los votos potenciales frente a 32,6 por ciento de Duhalde, del gobernante Partido Justicialista.
La ventaja de De la Rúa sobre Duhalde se insinuaba en mayo (1,6 por ciento) pero la brecha fue creciendo desde entonces no sólo por el crecimiento del primero sino por el retroceso del segundo, en particular el último mes (cuatro por ciento).
En mayo, incluso, la encuestadora Manuel Mora y Araujo ubicaba primero a Duhalde (39 por ciento) y segundo a De la Rúa (34 por ciento). Como tercero se sitúa siempre el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, con menos de 10 por ciento de las intenciones de voto.
"La campaña está siendo para Duhalde más adversa de lo que cualquiera podría haber imaginado", sostuvo este viernes el columnista José Escribano, del matutino La Nación.
Escribano señaló incluso que en el entorno justicialista muchos creen que el senador Carlos Reutemann, el ex corredor de Fórmula 1 que, según los sondeos, será elegido este domingo gobernador de la provincia de Santa Fe, podría haber hecho mejor campaña que Duhalde.
Paralelamente, tanto Gallup como CEOP y la encuestadora Graciela Romer coinciden en que De la Rúa continúa siendo el político con más prestigio en Argentina, y difieren en la ubicación de Duhalde. Gallup lo sitúa tercero y CEOP y Romer cuarto.
Entre 55 a 69 por ciento de los entrevistados, según los distintos sondeos, tienen una buena imagen de De la Rúa. El candidato aliancista es considerado un hombre honesto, austero y coherente, de acuerdo a las encuestas.
Romer sostuvo que, según los encuestados, el perfil más ajustado para un presidente comienza por la honestidad y sigue por la capacidad del candidato para crear empleos, el problema más preocupante entre los argentinos.
Muchos argentinos creen que la corrupción supone una merma en los ingresos de la población y que el gobierno es indiferente ante el desempleo, la inseguridad y la creciente inequidad en la distribución de la riqueza.
Las dificultades de Duhalde podrían atribuirse al desgaste propio de un dirigente que ejerce desde 1991 la gobernación de la provincia de Buenos Aires, donde vive 40 por ciento del electorado.
Pero De la Rúa comienza este mes a transitar el cuarto año de gobierno de un distrito también exigente, el de la capital. El dirigente aliancista fue el primer alcalde elegido de la ciudad de Buenos Aires, y entre sus principales logros está haber saneado las finanzas.
Pese a la desaceleración de la actividad económica en todo el país, que provocó en lo que va del año un retroceso de casi cuatro por ciento en el producto interno bruto, el déficit fiscal de la ciudad se convirtió en superávit, mientras se realiza una importante cantidad de obras.
El economista Adalberto Rodriguez Giavarini, que fue ministro de Economía de la ciudad y es el más mencionado como candidato para ese cargo a nivel nacional en caso de que triunfe la oposición, sostiene que las cuentas de la ciudad son una publicidad para De la Rúa.
En 1998, el alcalde logró un superávit fiscal de 232 millones de dólares y el resultado del primer semestre de 1999 sigue siendo positivo. Cuando asumió en 1996, el saldo negativo acumulado era de casi 2.000 millones, con numerosos vencimientos de corto plazo.
El problema de las deudas fue quizás el más controvertido en la agenda de Duhalde, cuyo retroceso comenzó, según los asesores de campaña, cuando anunció en junio que reprogramaría la deuda externa si llegaba a la presidencia.
El retroceso acusó el primer impacto entre banqueros y empresarios y se generalizó. La falta de seguridad, que afecta a una gran parte de la población, en especial en su provincia, pudo haber sido otro motivo de fuga de respaldo.
Asimismo, y pese a las discusiones y conflictos que lo distanciaron del también justicialista presidente Menem para la apreciación de los votantes, Duhalde respondería a una imagen de continuidad mayor que la de De la Rúa respecto de la gestión actual.
El presidente, que fue reelegido en 1995, hubiera deseado un tercer período, pero sus gestiones para una reforma constitucional en tal sentido fracasaron y sólo a fines de julio brindó, a su pesar, un apoyo explícito a Duhalde, cuando el candidato caía en las encuestas.
Ahora, pertenecer al partido de gobierno es una carga pesada para Duhalde, que intenta infructuosamente recordar al electorado los logros de aquellos primeros años de la década, cuando Menem doblegó la tasa de inflación y estabilizó la economía. (FIN/IPS/mv/mj/ip/99