Los encuestadores creen en Argentina que la suerte está echada. Sólo un milagro podría dar el triunfo en las elecciones presidenciales de octubre al candidato del oficialismo, Eduardo Duhalde, que tampoco logra resolver a su favor la lucha con el presidente Carlos Menem por el liderazgo peronista.
"Yo soy el mejor candidato para ganar la Presidencia". La frase, que aumentó la temperatura de la campaña para las elecciones, no fue pronunciada por Duhalde, ni por el aspirante opositor Fernando de la Rúa, sino por Menem, que no acaba de admitir el cercano fin de su mandato, al extremo de dejar deslucido al candidato de su partido.
Menem fue elegido en 1989 y retuvo la Presidencia en 1995, merced a una reforma constitucional que lo habilitó a postularse para un segundo mandato, aunque redujo de seis a cuatro años el periodo de gobierno.
La carta fundamental no permite una tercera gestión consecutiva, un "obstáculo" que Menem intentó remover, sin lograrlo.
Antes de declararse "el mejor" en un programa periodístico de televisión, Menem había sugerido que Duhalde, gobernador de la provincia de Buenos Aires, es un candidato "perfectible". Lo hizo después de meses de competir con él para quedarse con el bastón de mando y la banda presidencial, como si se tratara de adversarios de distinto partido.
Duhalde, empeñado en neutralizar los resultados de las encuestas y la competencia del presidente, anunció el jueves un plan de emergencia que los opositores consideran "demagógico e inviable".
En opinión de algunos analistas políticos, se trata de un "manotón de ahogado", y los oyentes de radio llamaban a sus programas favoritos para preguntarse "¿Por qué (presenta el plan) ahora ?".
Duhalde prometió rebajar el impuesto al valor agregado de 21 a 15 por ciento, relevar del pago de impuestos por un año a las empresas que aumenten su personal, refinanciar deudas de firmas pequeñas y medianas y eliminar otros tributos. El costo del programa es de 10.000 millones de dólares, igual que el déficit público.
Los economistas más ortodoxos creen que se trata de un disparate. El desempleo supera en Argentina 15 por ciento de la población económicamente activa y la producción cayó, afectada por las crisis de Asia, Rusia y Brasil.
Un día después de lanzado su programa de campaña, Duhalde lanzó otra "bomba", al advertir que aplicará un plan secreto para devaluar la moneda si la oposición no suscribe su idea de una concertación para salir de la crisis.
El peso argentino está anclado al dólar en la paridad uno-uno desde 1991 y la devaluación es para muchos palabra maldita, pues la casi totalidad del endeudamiento público y privado está nominado en dólares.
De confirmarse la tendencia en la que coinciden todos los sondeos, De la Rúa aventajará el 24 de octubre a Duhalde por una amplia diferencia. No se descarta que sea la peor derrota de un candidato del Partido Justicialista (peronista) en la historia de ese movimiento, fundado por Juan Perón hace más de 50 años.
De la Rúa, alcalde de la ciudad de Buenos Aires y candidato de la Alianza de centroizquierda, recoge 43,3 por ciento de la intención de voto frente a 30,5 por ciento de Duhalde, de acuerdo con una encuesta realizada este mes por la empresa Gallup.
Los resultados de Gallup se acercan a los de otras empresas de opinión pública, que entre julio y agosto fueron mostrando una brecha entre 10 y 13 por ciento entre los dos principales candidatos. Todas, a su vez, ubican en tercer lugar al ex ministro de Economía Domingo Cavallo, que consigue entre 7,9 y 12 por ciento de las simpatías del electorado.
El Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, dirigido por Rosendo Fraga, informó que 48 por ciento de los votantes consultados por su equipo de encuestadores se pronunciaron por De la Rúa y 38 por ciento por Duhalde. "Para revertir esta tendencia hace falta un golpe de timón y no lo veo a Duhalde en actitud de cambio", observó Fraga.
Roberto Vagman, director del Centro de Estudios de Opinión Pública, dio 43 por ciento a De la Rúa y 30 por ciento a Duhalde, y opinó que es casi imposible revertir el resultado, sobre todo porque los votantes de provincias se inclinan mayoritariamente por el candidato de la Alianza.
La tendencia no se altera de modo importante al incorporarse al total la proyección del voto posible de los indecisos, que tampoco basta para dar a Duahlde el 42 por ciento que en 1983 obtuvo Italo Luder, protagonista de la única derrota del peronismo en elecciones presidenciales.
"Duhalde podría llegar más abajo que Luder", había advertido Fraga antes de que Menem se autodefiniera como el mejor candidato – sin candidatura-.
Ese escenario, que presenta la imagen de un candidato oficialista condenado de antemano, parece quitar el sueño al apirante peronista a la Vicepresidencia, el ex cantante popular y ex gobernador Ramón "Palito" Ortega.
En vez de redoblar su esfuerzo ante los votantes argentinos, Ortega resolvió viajar a Israel, para consultar al rabino Daniel Biton, a quien se atribuyen dotes de adivino. (FIN/IPS/mv/ff/ip/99