Expertos en aeronáutica de América Latina analizaron las nuevas tendencias del mercado internacional, que plantean duras condiciones de competencia, y propusieron la formación de un consorcio de líneas aéreas regionales.
Los especialistas también pidieron que se cree una organización internacional para calificar los servicios de las líneas aéreas del mundo, una tarea que hoy asume de hecho la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA).
Estos fueron algunos de los resultados de las Primeras Jornadas Académicas sobre Transporte Aéreo y Derecho Aeronáutico, organizadas en San José del 9 al 11 de agosto por la Asociación de Líneas Aéreas en Costa Rica (ALA), cuyas conclusiones están a punto de publicarse.
Actualmente la FAA asigna tres categorías a los servicios aeronáuticos. "Los que están en la primera pueden volar sin restricciones a Estados Unidos, y los que están en la segunda no pueden incrementar sus vuelos a ese país ni cambiar sus puntos de destino", explicó a IPS William Rodríguez, presidente de la ALA.
A los que están en la tercera categoría se les impide realizar operaciones en Estados Unidos. Las calificaciones de la FAA se toman como referencia internacional, transformándose de hecho en una norma mundial.
Los expertos estimaron que este sistema puede desvirtuar las políticas de "cielos abiertos", que buscan la apertura internacional de las rutas, eliminar restricciones, desregular tarifas, liberalizar los vuelos charter y de carga, y permitir a las líneas nacionales la repatriación de ganancias.
En las jornadas de San José se señaló que los países que firmaron tratados de "cielos abiertos" con Estados Unidos deben permitir que las líneas aéreas de ese país vuelen a sus territorios sin restricciones, pero pueden verse impedidos de realizar vuelos a territorio estadounidense.
"Algunos consideran que esta es una política de tigre suelto contra burro amarrado", destacó Rodríguez, señalando que sería más justo establecer un organismo internacional para calificar los servicios, con independencia de los intereses nacionales.
En el encuentro se analizaron las tendencias actuales en la industria aeronáutica mundial, y entre ellas el proceso que está llevando al agrupamiento de las líneas aéreas en grandes conglomerados, que coordinan sus itinerarios y comparten sus aeronaves, tripulaciones y repuestos.
"Dentro de cinco o diez años, en el mundo sólo habrá cinco o seis consorcios de líneas aéreas", sostuvo Federico Bloch, presidente del Grupo Transportes Aéreos de Centroamérica.
Desde 1994 el número de las alianzas se incrementó de 61 a 163. Algunos expertos consideraron que necesario el establecimiento de un consorcio que agrupe a las líneas aéreas latinoamericanas, muchas de las cuales están quedando fuera de los grandes conglomerados internacionales.
Uno de los consorcios actuales de mayor importancia es el Star Alliance (o Alianza Estrella), que agrupa a diez líneas aéreas encabezadas por la estadounidense United Airlines, junto a la alemana Lufthansa, la canadiense Air Canada, la tailandesa Thai Airways y la japonesa All Nippon, entre otras.
Las únicas dos líneas aéreas latinoamericanas de ese consorcio son la brasileña Varig y Mexicana de Aviación.
Sólo en 1998, la Star Alliance viajó a 720 destinos con un total de 1.678 aviones, transportó a 213 mil millones de pasajeros y vendió pasajes por un valor total de casi 50.000 millones de dólares.
"En estos momentos, hay en nuestros países latinoamericanos líneas aéreas conformadas por cinco aeronaves que deben competir con estos consorcios", explicó Ernesto Rois-Méndez, presidente de la Asociación Latinoamericana de Aeronáutica.
Rois-Méndez indicó además que las líneas aéreas de los países de la región tienen flotas más anticuadas y sus costos de mantenimiento son mayores.
Rodríguez opinó que es indispensable formar una alianza latinoamericana, pues "ante la realidad actual es imposible que una línea aérea de cinco o seis avioncitos sobreviva"
Durante las jornadas se señaló la importancia que está cobrando la región en materia aeronáutica para Estados Unidos. Entre 1990 y 1997, el tráfico entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe aumentó de 26 a 36 millones de pasajeros, y se estima que en el año 2001 llegará a 78 millones. (FIN/IPS/nms/mp/tr if/99)