Decenas de plantas medicinales de la región andina se encuentran en peligro de extinción y otras ya han desaparecido, según un informe de la organización Traffic International, que señala como causas fundamentales la exportación ilegal y la utilización masiva sin reposición.
La investigación forma parte de un proyecto de apoyo al manejo efectivo de plantas medicinales en América del Sur auspiciado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Fondo Mundial para la Naturaleza.
El estudio contiene información sobre las 228 plantas medicinales más usadas con fines terapéuticos en los países de la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), donde se ha consultado a etnobotánicos, productores de fitoquímicos y vendedores.
Las que corren mayor peligro son sangre de drago, uña de gato, chuchuhuaso, zaragotana, floripondio, inchi, cascarilla, laurel, nogal, canelo, caimito y bálsamo, porque son las más comercializadas y exportadas ilegalmente, dijo a bióloga Ximena Buitrón, quien dirigió la investigación.
La sangre de drago, originaria de la región amazónica de Ecuador, Perú y Colombia, cuya resina se utiliza como cicatrizante desde hace siglos, es codiciada por empresas farmacéuticas transnacionales.
La empresa estadounidense Shaman Farmaceutical, que extrajo ilegalmente la planta de Ecuador durante 10 años, ahora está interesada en patentarla y discute un contrato con las autoridades del país andino.
Las organizaciones ambientalistas consideran que eso sería legalizar la biopiratería (apropiación de recursos biológicos), aunque la empresa asegure que las comunidades indígenas involucradas serían tenidas en cuenta.
Según el diario estadounidense Wall Street Journal, la Shaman Pharmaceuticals fue fundada en 1989 con la premisa de que "el conocimiento de los chamanes acerca de las plantas medicinales podría ayudar a desentrañar compuestos curativos" y así obtener ganancias.
El chuchuhuaso, que se utiliza como revitalizante y antirreumático, también sale en grandes cantidades hacia el exterior, como se comprobó en enero, cuando se decomisaron 50 kilogramos en el aeropuerto.
Ecuador tiene una legislación oscura, contradictoria e incompleta sobre la protección de las especies, e incluso se presume que algunas plantas han desaparecido, según Buitrón.
"La Ley Forestal dice que sólo pueden exportarse productos dentro de convenios con el Estado y prohibe toda extracción, mientras la Ley de Facilitación de Exportaciones establece que todo es exportable menos 80 especies maderables de una lista oficial", comentó la bióloga al subrayar la contradicción.
En abril pasado, cinco chamanes (practicantes de ritos y medicina tradicional de las comunidades indígenas) de la región amazónica fueron a Estados Unidos para pedir al gobierno de ese país que revoque la patente del uso de la ayahuasca.
Esta planta, que puede producir efectos alucinógenos, es considerada sagrada por los aborígenes, que le atribuyen poderes curativos.
La Oficina de Patentes de Estados Unidos concedió una licencia a la empresa estadounidense Loren Miller para realizar experimentos medicinales con la ayahuasca y comercializarla, lo que es repudiado por los pueblos indígenas amazónicos.
La Amazonia incluye territorios de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Venezuela y Suriname.
La comunidad indígena awa, que habita la costa norte de Ecuador y algunas zonas de Colombia, colaboró con el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos para la recolección e investigación de plantas que podrían emplearse en la producción de medicamentos contra el sida y el cáncer.
Según el director del Herbario de la Escuela Biología de la Universidad Central, Carlos Cerón, el 50 por ciento de las plantas de uso medicinal es propio del país y el resto introducido.
Algunas fueron adoptadas por los indígenas y hasta tienen nombres adquiridos, como la dulcamara, que el año pasado creó conmoción al difundirse los efectos que produciría en los enfermos de sida.
A partir de la dulcamara, el médico Edwin Cevallos, director del Instituto de Tumores de la Comisión Ecuatoriana de Energía Atómica, creó una substancia llamada Modulador Biológico de la Respuesta Inmune (BIRM), que si bien no cura a los enfermos los emfermos de sida, les devuelve las defensas.
"Las moléculas del BIRM se adhieren a las paredes de las células estimulando la producción de glóbulos blancos y creando una protección que retrasa el desarrollo del virus del sida", aseguró Cevallos.
Juan Carlos Castro, un enfermo de sida de 19 años, dijo que cuando empezó a tomar BIRM, los síntomas de la enfermedad comenzaron a desaparecer y recuperó su peso normal.
El BIRM se elabpra sólo en Ecuador, de forma artesanal, pero Cevallos expresó que tiene pedidos de Estados Unidos, Suecia, Japón, México, España e Italia, a donde envía regularmente el medicamento.
Ante el temor de utilizar en exceso ciertas medicinas químicas, los habitantes de los países andinos incrementaron el uso de plantas medicinales y cada vez recurren más a los médicos homeópatas, a los que consideran como un puente entre la medicina natural y la occidental.
En Ecuador el interés por el estudio de esas especies se incrementó a partir de las investigaciones del médico Misael Acosta Solís, quien falleció en 1998 a los 95 años, luego de haber dedicado 70 años al estudio de la biología.
El científico estudió 500 especies que dio a conocer en su "Vademecum de plantas medicinales del Ecuador", uno de los 84 libros que publicó.
Sus palabras antes de morir siguen vigentes: "El gobierno, las universidades y sus facultades de medicina química y farmacia, deberían interesarse en la investigación científica de las plantas medicinales y desarrollar mejor la botánica médica antes que muchas especies desaparezcan". (FIN/IPS/kl/ag/en/99