Costa de Marfil pidió tener la exclusividad del derecho de veto en la Unión Económica y Monetaria de Africa Occidental (UEMOA), ahora que comenzó a aplicarse el arancel externo común en el bloque.
La medida fue instaurada para coordinar el cobro de aranceles aduaneros iguales entre los miembros de la UEMOA.
La Unión, formada por Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Malí, Nigeria, Senegal y Togo, que utilizan el franco CFA, fue creada en 1994 con el fin de integrar las actividades comerciales y económicas de la región.
El principal objetivo de la agrupación es crear un mercado común que permita el libre movimiento de personas, productos, servicios y capitales. Además, los ciudadanos de los países miembros tendrán derecho a establecerse en cualquiera de los países de la Unión.
Costa de Marfil, que sostiene que la Unión "debería tener en cuenta la importancia económica de cada país", propuso un cambio de reglas para tener la exclusividad del poder de veto sobre las decisiones de la UEMO y para anular el permiso de libre movimiento de las personas entre los estados miembros.
Este cambio sólo beneficiaría a Costa de Marfil y, en menor medida, a Senegal, e iría contra los intereses de Benín, que opina que la propuesta de "tratamiento preferencial" para ese país constituye un "abuso" y una muestra de "egoísmo", señalaron los observadores.
"Costa de Marfil quiere todo el pastel para sí sola, al negarse al libre movimiento de individuos. Le gustaría disfrutar de todos los beneficios económicos que implica integrar la Unión, pero sin correr ningún riesgo", protestó un empresario de Benín, Jean-Baptiste Boco.
Costa de Marfil quiere vender sus productos en el mercado común de la Unión e invertir su capital en toda la subregión, pero no quiere recibir gente procedente de los demás países, señaló otro empresario.
El país es un eslabón económico importante en la cadena de la UEMOA, ya que esta aceptó que 110 compañías marfileñas participen en su mercado común, frente a sólo 11 de Benín.
Además, hay 400 productos de Costa de Marfil en venta en el mercado común, lo cual equivale a la mitad del total de los aceptados por la UEMOA. Un cuarto del total procede de Senegal, y el 25 por ciento restante es fabricado en los otros seis países miembros.
Benín tiene muy pocas industrias y está muy lejos de ser una de las potencias de la región y de poder integrar su economía a la de estas.
Actualmente, sólo 30 por ciento de sus productos son comercializados en el mercado común de la Unión. El gobierno beninés tiene incluso ciertas dificultades para implementar el arancel externo común.
Un modelo creado en 1998 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Análisis Económico para determinar el impacto que causaría dicha medida sobre la economía de Benín mostró que aumentaría el precio del arroz, lo cual "podría provocar una inflación de cerca de nueve por ciento".
En consecuencia, el gobierno de Benín se postuló como miembro de la UEMOA, pero al mismo tiempo pidió una prórroga. La respuesta de la organización fue un "no" rotundo. "O (Benín) es parte de la Unión o no", fue la respuesta.
Benín desarrolló una "economía de especulación" durante las últimas tres décadas, que funciona en base a la importación y reexportación de productos hacia países vecinos como Nigeria. Al instalarse en esta modalidad comercial, sus fuerzas de producción se estancaron.
"Cada participante de la Unión tiene sus propios problemas, y no permitiremos que se los endilgue a los demás, de ninguna manera", concluyó un funcionario de Benín. (FIN/IPS/tra-en/gg/nrn/sz/mn/ceb/aq/if/99