El futuro de la Asamblea Constituyente que será elegida este domingo en Venezuela está lleno de misterios: no se sabe cómo funcionará ni cuánto poder tendrá, y todos los pronósticos sobre su integración política son cautelosos.
Ningún analista duda, sin embargo, de que la Asamblea será escenario de una gran confrontación política, más allá de su misión principal de redactar una nueva Constitución en un plazo de seis meses.
La figura central del proceso es el presidente Hugo Chávez, un teniente coronel retirado que lideró un intento fallido de golpe de Estado en 1992, ganó las elecciones de diciembre de 1998 tras enarbolar la idea de una nueva Constitución como principal proyecto político, y asumió el gobierno en febrero de este año.
Las encuestas indican que la coalición Polo Patriótico, partidaria de Chávez, será la fuerza más votada, pero no es seguro que el presidente cuente con respaldo suficiente para que la Asamblea dicte las drásticas medidas que ha defendido, incluyendo la disolución del parlamento
La oposición no sólo critica las propuestas del mandatario, sino que además ha puesto en duda que la Asamblea Constituyente cuente con poderes legítimos para ponerlas en práctica.
"La incertidumbre no tiene que ver con lo que Chávez quiere, sino con la posibilidad de que pueda lograrlo", dijo Luis Vicente León, director de la empresa encuestadora Datanálisis, quien pronosticó seis meses de intenso debate.
León consideró que "la Asamblea Constituyente es vital para el proyecto del presidente", cuyo objetivo final es lograr un "cambio de las reglas de juego", desplazar a los grupos que han ocupado tradicionalmente el poder institucional e instalar un nuevo régimen.
Según Chávez, la Asamblea Constituyente debe transformar la democracia representativa en una "democracia social y participativa", y adoptar diversas medidas que incluyen la habilitación de la reelección presidencial y decisiones vinculadas con los derechos a la salud y a la educación.
Más de 11 millones de venezolanos han sido invitados a votar por 1.170 candidatos, para elegir 128 delegados de la Constituyente que, sumados a tres representantes indígenas, completarán los 131 miembros de la Asamblea.
Apenas sean proclamados, los constituyentes deberán tomar decisiones sobre aspectos tan básicos como la sede en la que se reunirá la Asamblea, su horario de funicionamiento y su sistema de trabajo para redactar la Constitución.
También está pendiente la definición de su naturaleza. Chávez y sus partidarios quieren una Asamblea con poder "originario", capaz de disolver las actuales instituciones y compartir las tareas del Estado, pero la oposición sostiene que el poder del organismo será "derivado" y limitado a la labor constituyente.
"La Asamblea Constituyente es originaria, y en el acto de instalación los constituyentes decidirán claramente de qué manera se va a regular", aseguró el procurador general del Estado, Javier Elechiguerra.
Otra cuestión polémica será la presidencia de la Asamblea. Es un secreto a voces que los dirigentes oficialistas desean que el cargo sea ocupado por Luis Miquelena, un veterano político que ha sido el mentor de Chávez, pero las encuestas no sugieren que Miquelena vaya a ser el candidato más votado.
El ex ministro de la Secretaría de Chávez, Alfredo Peña, es quien aparece primero en las encuestas, y esta semana defendió la idea de que la presidencia de la Asamblea corresponda a quien logre más votos, causando la irritación de otros dirigentes oficialistas.
Se da por descontado que en la Asamblea estarán presentes el "chavismo" oficialista, sus opositores acérrimos y un conjunto de independientes más interesados en el contenido de la nueva Constitución que en el enfrentamiento político.
Joaquín Pérez, un analista de la firma Campol Asesores, señaló que se manifestará la existencia de distintas tendencias entre los seguidores del mandatario, pronosticando que "los incondicionales de Chávez serán 20 o 30 por ciento de la Asamblea, y eso obligará al presidente a negociar".
"Es difícil prever qué va a hacer Chávez", opinó sin embargo Saúl Cabrera, analista de la firma Consultores 21. (FIN/IPS/lc/mp/ip/99