Los combates entre los rebeldes y el gobierno de Sudán en la zona petrolera del alto Nilo, en el sur del país africano, impide que Unicef vacune contra el sarampión a unos 50.000 niños y niñas menores de cinco años.
Las constantes luchas entre las Fuerzas de Defensa del Sur de Sudán (SSDF) y el gobierno impiden la campaña de vacunación que dirige Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) contra una epidemia de sarampión en el oeste del alto Nilo, donde están las localidades de Baw, Duar, Koch, Leer y Nhialdlu.
"Unicef pide a todas las partes del conflicto que respeten un período de tranquilidad, para permitir que las agencias de ayuda brinden asistencia humanitaria a hombres, mujeres y niños", declaró la organización.
"Un período sostenido de calma es necesario por el tiempo que se necesita para entrenar al equipo (de trabajadores humanitarios) y por la sensibilidad de las vacunas al calor", agregan los autores de la declaración.
El sarampión es una enfermedad mortal que ataca sobre todo a los niños, y es bastante común en Africa. La única manera de prevenirla es con vacunas.
Aún no hay cifras que indiquen el número de enfermos y de muertos por sarampión, pero muchos niños están desnutridos a causa de la guerra, lo cual los hace más vulnerables, según Unicef.
"Hay muchos niños desnutridos en la zona que pueden morir fácilmente si no son vacunados contra la enfermedad", advirtió Juliana Lindsay, de Unicef.
La campaña de vacunación alcanzaría a 150.000 niños de la región del alto Nilo "si las prohibiciones de vuelo, el conflicto y el comienzo de la estación de las lluvias no obstaculizan el acceso a las zonas remotas", declaró Lindsay a IPS esta semana, en Nairobi.
"Intentamos llegar a vacunarlos antes de que contraigan la enfermedad", aclaró.
La batalla estalló la semana pasada entre los milicianos de las SSDF, una alianza de seis grupos rebeldes que firmaron la paz con el gobierno en 1997, y una facción disidente llamada SSDF-Unidos. Los grupos se disputan el control sobre la región petrolera del país.
Las SSDF, que tienen el apoyo del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA), el principal grupo insurgente, acusaron a Jartum de utilizar los recursos petroleros de la región para "mantener su maquinaria de guerra".
La consecuencia de esta política del gobierno, según el SPLA, es el empobrecimiento del sur del país, donde vive 35 por ciento de los 32 millones de habitantes.
Cerca de 15.000 civiles quedaron atrapados en las regiones de Bentiu y Pariang, al oeste del alto Nilo, a causa de los combates, informaron medios de comunicación de Nairobi.
La última batalla, que se produjo en mayo, obligó a por lo menos 4.000 civiles a desplazarse a Nyal y a otros 3.700 a huir a Ganyiel, en el alto Nilo, mientras 16.000 personas se fugaron a la región de Bahr el Ghazal.
Las agencias de ayuda humanitaria como MedAir y Unicef denunciaron que desde hace tres meses los rebeldes saquean e incendian sus clínicas, escuelas y equipos veterinarios y médicos de la región del alto Nilo.
Casi 10.000 niños quedaron sin vacunar en Mankien, donde estalló una epidemia de sarampión, porque Médicos del Mundo, la organización no gubernamental encargada de hacerlo, tuvo que evacuar a su equipo.
Las batallas de mayo también obligaron a otra organización, Médicos sin Fronteras, a retirar a su personal, que luchaba contra una epidemia de cólera en la localidad de Akobo.
"La zona ya está muy dañada por las batallas crónicas, las inundaciones y las sequías que hicieron vulnerable a la población y destruyeron sus mecanismos de subsistencia en 1998", reza una declaración de la Operación Salvavidas Sudán, de la Organización de las Naciones Unidas, que distribuye alimentos a los necesitados.
Los grupos rebeldes y las tropas del gobierno libran batallas en el sur desde que, en 1983, Jartum decidió imponer la ley islámica (Sharia) en todo el país.
Seis facciones rebeldes hicieron las paces con el gobierno en 1997, y sólo quedó el SPLA, que lucha por una mayor autonomía para el sur del país, de mayoría cristiana.
El SPLA y representantes de Jartum se reunirán esta semana en Nairobi para negociar el fin de la guerra civil que persiste en el país desde hace 16 años.(FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ceb/aq/he-ip/99