Las autoridades de República Democrática de Congo (RDC) advirtieron a los periódicos no estatales que deben cesar de inmediato sus críticas al presidente Laurent-Desiré Kabila o a integrantes de su gobierno.
"Les pedimos que pongan un mayor énfasis en la autocensura. Un periodista que no puede censurarse a sí mismo se convierte en un animal enloquecido y peligroso que anda suelto", dijo el ministro de Justicia, Jeannot Mwenze Kongolo.
Kongolo señaló que 'se impondrán sanciones a los periodistas" que critiquen al presidente o a integrantes de su gobierno.
"La costumbre de querer arrastrar por el fango al jefe de Estado o a otros gobernantes no puede ser tolerada y será severamente castigada", añadió.
Durante una conferencia de prensa realizada en Kinshasa la semana pasada, Kongolo advirtió que "quien publique un artículo desfavorable al presidente o a alguno de sus ministros será obligado a probar sus afirmaciones, y si no puede hacerlo caerá sobre él todo el peso de la ley".
"El gobierno adoptará todas las medidas necesarias contra quienes pisoteen las leyes para hacer daño. Esto no es una amenaza, hablo de un procedimiento legal normal", agregó.
El ministro acusó a las empresas periodísticas privadas de crear una cultura de la mentira, transformando los chismes de hoy en los titulares de mañana, e instó a los periodistas a que comprueben los hechos antes de precipitarse a publicar un artículo.
Kongolo anunció que había dado instrucciones al fiscal general para que presente cargos contra cualquier periodista que escriba artículos que se consideren perjudiciales para el gobierno.
Los periodistas reaccionaron con irritación tras la advertencia del ministro. "Este no es el modo de hacer las cosas", comentó Donatien Mbaya Tshimanga, presidente de Periodistas en Peligro, una organización no gubernamental local que defiende la libertad de prensa.
Tshimanga dijo que el gobierno no debería intimidar a los periodistas ni pedirles autocensura, sino ayudarlos a crear una organización profesional dedicada al control de la ética y del cumplimiento de un código de conducta del oficio.
"Una organización así velaría por la calidad del trabajo periodístico, e intervendría como árbitro ante denuncias de malpraxis. La prensa es una institución que debe actuar con independencia, y cualquier intervención del gobierno es vista como una intromisión", añadió.
Jean-Rene Bomplonga, un periodista del diario opositor Le Phare, instó a las autoridades a que aprovechen la legislación existente, comenzando con la referida al "derecho de respuesta", para rectificar cualquier información de la prensa que consideren equivocada.
"El pedido de que me autocensure viola mi libertad de expresión. No corresponde que las autoridades le digan a los periodistas lo que deben hacer", afirmó.
Los periodistas de RDC piensan que la responsabilidad de actuar contra quienes cometan delitos de prensa corresponde al Poder Judicial, no a ministros del gobierno que desean ver acorralados a los periodistas.
"Son los jueces, y no el Ministerio de Justicia, los que deben decidir sobre eventuales acciones penales contra periodistas", afirmó la semana pasada una nota editorial del diario opositor Le Potential.
"La actividad de la prensa está regida por la ley del 2 de julio de 1996. Esa norma, y no un mandato del Poder Ejecutivo, debería ser el punto de referencia judicial en la materia", agregó.
'El régimen de Laurent Kabila quiere arrasar la libertad de prensa, que es la madre de todas las libertades", enfatizó Thsimanga.
El presidente de Periodistas en Peligro aseguró que las autoridades son tan hostiles con la prensa como las de Sierra Leona, y que en ambos países los periodistas son amenazados, arrestados o sentenciados con frecuencia.
Según la organización no gubernamental, sólo este año 16 periodistas de RDC pasaron más de 48 horas en la cárcel, y otros 20 fueron sometidos a interrogatorios que duraron menos de 24 horas.
Tres periodistas del diario La Tempete des Tropiques fueron interrogados por la 50& Brigada del Ejército, hace tres semanas, por haber publicado una declaración de La Voz de los que No Tienen Voz, un grupo local de defensa de los derechos humanos.
La declaración acusó al presidente Kabila de haber ordenado el arresto de su ex primer ministro, Etienne Richard Mbaya.
"La prensa se ha transformado en un chivo expiatorio barato de todos los males de nuestro gobierno", comentó Tshimanga.
La presión contra los periodistas aumentó con el estallido de la rebelión de 1998, que se produjo después de que Kabila ordenó que abandonaran el país las tropas y los instructores militares de Ruanda que lo habían ayudado a derrocar al anterior presidente, Mobutu Sese Seko, en mayo de 1997.
Desde entonces se han involucrado en la guerra civil otros seis países africanos. Angola, Chad, Namibia y Zimbabwe apoyan a Kabila, mientras Ruanda y Uganda respaldan a los insurgentes. (FIN/IPS/tra-en/bm/nrn/sz/mn/mp/ip hd/99