La sospecha en Perú de que la información de la captura del líder guerrillero Oscar Ramírez fue postergada para ganar apoyo popular a la reelección del presidente Alberto Fujimori, opaca el impacto de esa importante noticia política.
También se discute la magnitud del golpe que la detención de Ramírez, conocido como "Feliciano", representa para Sendero Luminoso, y si su supuesto sucesor en el mando, "Artemio", tiene el control político y militar de lo que queda de la organización maoista.
Feliciano, cuya detención fue comunicada oficialmente el miércoles, es el último de los líderes históricos de Sendero Luminoso, un grupo que se levantó en armas en 1980.
Treinta mil personas murieron o desaparecieron desde entonces como consecuencia de las operaciones de los insurgentes o de las fuerzas gubernamentales que los enfrentan.
"Existen indicios para creer que Feliciano fue capturado antes y que la noticia fue retenida con fines políticos, como ocurrió en anteriores capturas", advirtió Carlos Reyna, experto de Desco, la organización no gubernamental de estudios sociales mas importante de Perú.
Similares comentarios fueron vertidos por otro analista, Alberto Adrianzen, y por el parlamentario izquierdista Henry Peace.
Adrianzen y Peace coincidieron en destacar que Fujimori puso ribetes de espectacularidad en la noticia "para obtener réditos políticos en favor de sus aspiraciones reeleccionistas".
"Fujimori creó un suspenso previo, al anunciar un día antes que Feliciano había sido avistado por una patrulla, que estaba cercado y que su captura era inminente. Ayer (el miércoles) se puso ropa militar para anunciar la captura, con el aparente propósito de dar la sensación gráfica de que él lo había capturado personalmente", dijo Peace.
También señaló que las circunstancias de la detención del líder guerrillero son confusas, a pesar de las explicaciones del presidente.
Según las primeras versiones, que circularon sin confirmación oficial, Feliciano fue detenido a bordo de un autobús del servicio público, a ocho kilómetros de la ciudad de Huancayo, en la sierra central.
En su conferencia de prensa, Fujimori dijo que una patrulla del ejército interceptó, bloqueó y capturo a Feliciano, que era buscado desde hace algunos días en una extensa zona después de haber burlado un cerco en el que fueron muertos, apresados o dispersados los rebeldes que protegían su fuga.
"El hallazgo de una mochila con dos pistolas escondidas en uno de los caminos hacia el valle del Mantaro nos indicó la dirección de sus pasos y que había decidido viajar desarmado, tal vez disfrazado de campesino, acompañado de dos mujeres, una de las cuales es su pareja", expresó Fujimori.
"Fue capturado sin un solo rasguño, sin disparar ni un solo tiro. No fue una operación salvaje, con decenas de muertos, como ocurre en otros países, y espero que ahora las organizaciones de derechos humanos no nos vengan a decir que lo hemos torturado", agregó.
El presidente aseguró que Feliciano será juzgado por un tribunal militar, "como lo establece la Ley peruana para ese tipo de delitos, pues la Corte Interamericana (de Derechos Humanos) no nos va a enseñar a nosotros cómo manejar nuestros asuntos internos".
Fujimori aludió con esas frases al enfrentamiento que sostiene con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el principal tribunal de la Organización de Estados Americanos.
El gobierno peruano resolvió desconocer la autoridad jurisdiccional de la Corte Interamericana como respuesta a un fallo de ese tribunal, que le exigió llevar ante la justicia civil a cuatro supuestos insurgentes de nacionalidad chilena ya sentenciados por una corte marcial peruana.
La Corte Interamericana también ordenó a las autoridades peruanas suprimir los procesos militares en el caso de civiles.
Sofia Macher, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, señaló este jueves que el gobierno debe ser consecuente con su afirmación de que la detención de Feliciano es un golpe definitivo contra Sendero Luminoso y anular entonces su retiro de Corte Interamericana.
Feliciano, hijo de un oficial del ejército y ex alumno de un colegio religioso, fue dirigente de un grupo estudiantil izquierdista en la facultad de Ingeniería.
Atraído por la prédica del profesor de filosofía Abimael Guzmán, adoptó de seudónimo el nombre de su admirado abuelo y participó en la creación de Sendero Luminoso, en donde ascendió hasta llegar a su Comité Central.
Guzmán, jefe supremo de Sendero Luminoso, ordenó en 1993 desde la prisión el cese de la lucha armada. Pero Feliciano no obedeció y, refugiado en Viscatan, un lugar de difícil acceso en la selva del departamento de Apurimac, intentó reagrupar a los insurgentes aún en libertad.
Sin embargo, nunca pudo reconstruir la maquinaria de guerra de su partido.
En los últimos meses, portavoces del gobierno de Fujimori anunciaron que Sendero Rojo, como se suele denominar a la facción encabezada por Feliciano, había iniciado una campaña guerrillera en las estribaciones selváticas de las montañas de Apurimac, y en el Huallaga, en la selva central.
Esta versión oficial fue desestimada por los dirigentes de los partidos opositores, que acusaron a Fujimori de sobredimensionar el peligro de un rebrote subversivo para atemorizar a los votantes y favorecer su intención de postularse a un tercer gobierno consecutivo en las elecciones del 2000.
La afirmación de que la caída de Feliciano marca el colapso final de la rebelión maoísta no es aceptada por todos los analistas, a pesar de que Fujimori sostiene que los grupos senderistas que quedan en libertad carecen de capacidad militar.
La captura de Feliciano "no significa la liquidación definitiva de Sendero Luminoso, pues en estos casos su sucesor asume automáticamente el mando", indicó el general retirado Gastón Ibáñez.
"Y el nuevo jefe subversivo es Artemio, quien sigue operando en las selvas del Huallaga, apoyado por el narcotráfico", dijo Ibáñez.
Fujimori expresó al respecto que los servicios de inteligencia evaluarán las posibilidades políticas de Artemio, pero añadió que "por lo que se sabe, es un mando de menor importancia, que maneja un grupo sin mucha capacidad militar".
"Es cierto que las columnas de Artemio tienen escaso futuro político, sin la posibilidad de subvertir el campo andino, como tenía Sendero en la década del 80, pero cuenta con recursos logísticos proporcionados por el narcotráfico", replicó Ibáñez.
Artemio "actuará en función de los intereses de sus financiadores, agitando a los campesinos productores de coca", agregó.
El analista Raúl Gonzales, autor de un libro sobre Sendero Luminoso, opinó que el gobierno debería aprovechar la caída de Feliciano para promulgar una nueva ley de arrepentimiento, semejante a la que aprobó tras la detención de Guzmán para aprovechar la desmoralización de los senderistas y propiciar su rendición.
"Hay que pensar en mecanismos que permitan cerrar lo que parece ser el capitulo final de la subversión maoísta en Perú", señaló Gonzales. (FIN/IPS/al/ff/ip/99