El exceso de lluvias en las áreas de producción de café en Panamá, la sobreoferta internacional y el éxodo de recolectores a Costa Rica colocan a los productores locales ante la amenaza de ruina de un negocio del que viven unas 30.000 personas.
El traslado masivo de recolectores de la etnia ngobe-buglé a Costa Rica en busca de mejores condiciones de trabajo ya ocurrió en la zafra de 1998, pero según un vocero de los trabajadores, la de este año "va a ser mucho mayor".
Octavio Rodríguez, dirigente de la Organización Ngobe-Buglé de Trabajadores Agrícolas (Onbta), afirmó que las causas de la emigración tienen que ver con el salario inferior que se paga en los cafetales de Panamá, así como las mejores condiciones que se ofrecen en Costa Rica en materia de vivienda, salud y salubridad.
Entre 15.000 y 20.000 ngobe-buglés participan todos los años en la recolección de café en unas 10.000 pequeñas y medianas fincas ubicadas en las tierras altas de la occidental provincia de Chiriquí, donde se produce el 90 por ciento de los cerca de 150.000 sacos de 60 kilogramos destinado a la exportación.
Otros 100.000 sacos producidos en Chiriquí, la occidental provincia de Veraguas y la central provincia de Coclé, se destinan al consumo interno.
En la recolección participan familias enteras de miembros de dicha etnia, que se han convertido en verdaderos expertos en seleccionar y retirar de las plantas los delicados granos de café arábico y robusto producidos en las fértiles tierras altas.
La exportación de café representa el ingreso de unos 25 millones de dólares anuales para Panamá y se ha convertido en uno de los principales proveedores de empleo en el sector agrícola.
Pero Rodríguez considera que los recolectores sufren malas condiciones de trabajo y que sus salarios no están a tono con la rentabilidad que deja ese producto.
En la mayoría de las fincas, los recolectores indígenas reciben alrededor de 4,5 dólares diarios cuando el salario mínimo legal para los trabajadores agrícolas es de 5,6 dólares, afirmó.
Para que una familia pueda reunir 50 dólares a la semana deben trabajar varios miembros de la misma, incluyendo las mujeres y los niños, indicó el denunciante.
Otro aspecto denunciado por Rodríguez tiene que ver con las malas condiciones de las viviendas, la falta de puestos de salud en el área de los cafetales y la carencia de agua potable para uso de los recolectores.
"Las viviendas son muy pequeñas y nos obliga a vivir hacinados y a bañarnos en los ríos" debido a la falta de agua en las áreas de residencia asignadas por los patronos, dijo Rodríguez.
Carlos Landau, de la Asociación de Cafeteros de Boquete, en Chiriquí, indicó que a ello se le suma la depreciación del café en el mercado mundial y el exceso de lluvias caídas en 1998, que provocaron daños a más de 40 por ciento de los cafetos.
Landau se mostró preocupado por el aumento en alrededor de seis millones de sacos en la oferta exportable de Brasil, lo cual a su juicio podría depreciar aún más el café en el mercado.
Datos de la Bolsa de Valores de Nueva York revelaron que el precio de un quintal de café procesado (de 46 kilogramos) se cotizó esta semana a sólo 92 dólares, lo cual apenas sobrepasa el costo de producción en Panamá de unos 90 dólares, según Landau.
Subrayó que eso va a provocar que los torrefactores y exportadores reduzcan el precio del café en bruto al productor hasta 3,5 dólares la lata de once kilogramos, lo cual repercutirá en los salarios que el propietario de la finca debe pagar al recolector.
En la zafra de 1998, cuando el café se cotizaba en el mercado mundial en alrededor de 150 dólares el quintal, el precio pagado fue de 4,5 dólares por lata, indicó Landau.
La situación que enfrentan los productores panameños es similar a la de la mayoría de los países cafetaleros de América Central debido a la actual caída de precios.
De acuerdo con datos del Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica, en los primeros cinco meses de este año los ingresos por la venta de café al exterior se redujeron en 89 millones de dólares respecto de los 244 millones logrados por ese mismo concepto durante igual período de 1998.
En Honduras, dichos ingresos se redujeron hasta ahora de 240 millones a 143 millones de dólares, y en El Salvador bajaron de 357 millones a 186 millones de dólares.
América Central aporta cerca del 12 por ciento de las exportaciones mundiales de café. Brasil, con el 25 por ciento, y Colombia, con el 11 por ciento, son el primero y segundo exportador mundial respectivamente. (FIN/IPS/sh/ag/if/99