MEXICO: Más de 200.000 menores trabajan en las calles

Más de 200.000 niños y niñas trabajan en las calles de México y ese fenómeno crece 20 por ciento cada año, reveló un estudio que planteó la revisión de los modelos de asistencia vigentes en este país.

Unos 20.000 de ellos son menores de cinco años, según "Yo también cuento", una investigación oficial realizada en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que señala que el problema tiende a crecer, sobre todo en las pequeñas y medianas ciudades mexicanas.

"La pobreza que obliga a tantos niños mexicanos a buscar ingresos en las calles tiene su origen en las graves desigualdades económicas, en la falta de educación y empleos, y en la insuficiencia de los salarios», afirmó este sábado el diario La Jornada.

Un país "que abandona a sus niños es un país con un futuro en riesgo", advirtió.

En el mundo existen 235 millones de menores de cinco a 14 años a los que se obliga a realizar trabajos forzados, "casi en calidad de esclavos", denunciaron parlamentarios de varios países participantes en la conferencia Los derechos humanos en el siglo XXI, celebrada en junio en la capital mexicana.

Los asistentes a ese foro afirmaron que cada día mueren 35.000 menores que no recibieron atención por enfermedades curables.

El estudio, realizado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y Unicef, "dará las bases para un debate nacional sobre ese fenómeno", declaró Carlos Rodríguez, director de Atención a Población Vulnerable de ese organismo estatal.

Para su investigación, DIF y Unicef realizaron 150.000 entrevistas a habitantes de cien ciudades de México, con excepción de la capital, donde ya existían datos sobre el tema.

Ocho por ciento de los menores trabajadores viven en la calle, mientras 92 por ciento mantiene vínculos con la familia, precisa la investigación.

En jornadas de 6,3 horas durante cinco días a la semana, en promedio, venden periódicos, empacan mercancías en las tiendas de autoservicio, lavan automóviles, lustran zapatos, recogen basura, trabajan en el comercio informal o simplemente mendigan.

Ellos "forman parte de un fenómeno social creciente y complejo, que ante la adversidad económica obliga a las familias en condiciones de pobreza a incorporar al trabajo cada vez a un mayor número de sus miembros", explica el informe.

De los entrevistados, 92,64 por ciento sabe leer y escribir, 64,13 por ciento cursa actualmente estudios, aunque sólo 35 por ciento asiste regularmente a clase.

"Los hallazgos aportados por el estudio indican que dos de cada tres de los niños y niñas encuestados estudia, la gran mayoría en algún grado de primaria o secundaria", reveló el estudio.

"Nuestra tarea es definir y conciliar las políticas para que los niños que trabajan accedan a un nivel básico en materia de alimentación, educación y salud", indicó Rodríguez.

Las revelaciones de la investigación coincidieron con el caso de cuatro menores que asesinaron a Nicolás Ramírez, un niño de cuatro años, en la población marginal de Cerrito de Oro, en el sureño estado de Guerrero.

Este fin de semana las autoridades decidirán la situación de los niños que la marginación, la desintegración familiar y la indiferencia convirtieron en homicidas el pasado 28 de junio.

Desde ese día, Luis Castrejón, Simón Bedolla, Iván Valeriano y Agustín Reséndiz, quienes tienen entre nueve y 13 años, permanecen en un albergue del Consejo Tutelar para menores Infractores de Chilpancingo, la capital del estado. (FIN/IPS/pf/ag/hd/99

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