Conducido por una mujer, el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) afrontará las elecciones presidenciales del 2000, las más reñidas de la historia de México, sumido en una profunda crisis interna.
La senadora Amalia García, de extracción comunista, se convirtió en la primera mujer elegida presidenta de un partido mexicano, según los resultados divulgados este martes de más de 90 por ciento de las mesas electorales.
El grupo político nacido apenas hace 10 años de una escisión del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde 1929, es considerado el impulsor de una mayor transparencia del sistema democrático y del cambio de las reglas de juego de la política en el país.
El PRD es el único partido que somete a una elección abierta entre simpatizantes y militantes la designación de sus máximos dirigentes.
La mayor transparencia del sistema político mexicano abrió por primera vez en siete décadas la posibilidad de que la oposición arrebate el poder al PRI.
García, definida como una política moderada, obtuvo 55 por ciento de los votos en los comicios celebrados el domingo para elegir al máximo dirigente del partido. Una primera votación efectuada en marzo debió ser anulada al comprobarse varias irregularidades.
La comisión de garantías y vigilancia del PRD sólo había recibido hasta este martes una impugnación, lo cual contrastó con lo ocurrido en las elecciones pasadas.
Sin embargo, un alto abstencionismo marcó el acto comicial del domingo, al concurrir a votar menos de 500.000 habilitados sobre un padrón electoral de dos millones.
Analistas políticos entienden que el partido, que gobierna la ciudad de México desde 1997, está pagando las cuentas del desprestigio que le acarreó la falta de limpieza para celebrar las primeras elecciones internas.
Los detractores del alcalde capitalino, Cuautémoc Cárdenas, destacan que los severos problemas de inseguridad y los imperceptibles resultados en los programas de vialidad, contaminación y vivienda están cavando la tumba de la principal figura del PRD.
Cárdenas busca la candidatura para las elecciones presidenciales del 2000, con lo cual sería el tercer intento consecutivo para gobernar el país.
Las agudas divisiones entre las distintas corrientes partidarias, sumado a la desconfianza y el escepticismo de sus militares, ponen a la nueva presidenta del PRD frente a la más difícil coyuntura en la historia de esa organización política.
García llevará las riendas partidarias en el último tramo de la negociación entre los distintos sectores de la oposición para conformar una gran alianza electoral.
La elección de la senadora García hace factible alcanzar un acuerdo para presentar un candidato único de oposición a la presidencia, afirmó este martes Federico Ling, secretario general del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Ling indicó que "lo importante es concretar" la alianza en los plazos "necesarios, que pueden ser entre octubre o noviembre".
Los analistas políticos, no obstante, destacan que la fuerza alcanzada en las últimas semanas por Vicente Fox, candidato a la presidencia por el PAN, plantearía innecesaria la coalición para ese partido.
Una encuesta publicada el lunes por el diario Reforma ubicó a Fox muy cerca de Francisco Labastida y Roberto Madrazo, los dos principales precandidatos de los cuatro que competirán en elecciones primarias para obtener la postulación presidencial por el PRI.
De celebrarse hoy los comicios, Labastida, ex secretario (ministro) de Gobernación (Interior), ganaría con 43 por ciento de los votos, contra 40 por ciento del candidato del PAN.
En caso de que el candidato del PRI sea Madrazo, gobernador con licencia del sureño estado de Tabasco, éste triunfaría con 46 por ciento de los sufragios, mientras Fox captaría 37 por ciento, indica la encuesta realizada a 1.222 mexicanos en 55 ciudades.
En ambos escenarios, Cárdenas registró un dramático retroceso en las preferencias del electorado, al quedar con escasos 11 y 12 por ciento de los votos.
Hace dos meses, diversas encuestas establecieron que cuando a los ciudadanos se les preguntaba por cuál partido votarían en el 2000, el PRD era el favorito. Sin embargo, los votantes preferían a candidatos de otros partidos y no a Cárdenas.
"La senadora García tiene delante de sí una responsabilidad abrumadora", pues deberá conducir a su partido durante las discusiones "sobre unirse o no con otros partidos, para avanzar en la construcción de la democracia", opinó el analista político Miguel Angel Granados.
"Amalia (García) ha sido una de las principales arquitectas del programa de alianzas del PRD, que tan buenos resultados ha ofrecido" y que le valió, por ejemplo, ganar este año la gobernación del central estado de Zacatecas, destacó por su parte el columnista Sergio Sarmiento.
El PRI entiende que una alianza entre el PRD y el PAN es imposible, si se toma en cuenta que ambos partidos tienen objetivos e idearios diferentes. (FIN/IPS/pf/dm/ip/99
