MERCOSUR: Argentina cede, para superar la crisis

El presidente argentino Carlos Menem cedió ante la presión de Brasil y aceptó excluir al Mercosur de las restricciones a importaciones resueltas por su gobierno, abriendo paso a la solución de la crisis en el bloque.

A cambio, Menem obtuvo el jueves de noche en Brasilia el compromiso del gobierno de Fernando Henrique Cardoso de discutir efectivamente mecanismos para reducir los desequilibrios provocados en el Mercosur (Mercado Común del Sur) por la devaluación de la moneda brasileña.

Cardoso y Menem también acordaron encarar la superación de otros conflictos y de avanzar en la coordinación macroeconómica.

Esos asuntos serán discutidos el 4 de agosto en Montevideo por el Grupo Mercado Común, órgano ejecutivo del bloque, y en días siguientes por el Consejo del Mercosur, integrado por los ministros de Economía y de Relaciones Exteriores.

Menem conquistó también el mérito de desarmar la crisis más grave enfrentada por el Mercosur desde su creación en 1991.

Las decisiones, anunciadas en la madrugada de este viernes por los cancilleres Guido Di Tella, de Argentina, y Luiz Felipe Lampreia, de Brasil, benefician también a Paraguay y Uruguay, integrantes del bloque, y a Bolivia y Chile, dos países que mantienen acuerdos comerciales con el Mercosur.

El presidente argentino insistió en dialogar directamente con Cardoso y lo hizo en una escala de su viaje de regreso de Nueva Orleans, Estados Unidos, pese a que Lampreia había dicho que el clima no era el adecuado para recibirlo.

El gobierno brasileño había advertido pocas horas antes que el Mercosur sería "herido de muerte" si Argentina mantenía la aplicación de salvaguardias a productos del Mercosur.

Esa medida proteccionista es "un atentado" contra la integración, porque "no hay convivencia posible entre salvaguardias y área de libre comercio", había afirmado José Alfredo Graça Lima, responsable de Economía y Comercio Exterior de la cancillería brasileña.

Argentina se apoyó en previsiones de la Asociación Latinoamericana de Integración para condicionar a un régimen de cuotas la importación de tejidos de algodón, incluso de fabricación brasileña.

También calzado, papel, celulosa y los aparatos eléctricos y electrónicos exportados por Brasil estaban bajo amenaza de salvaguardias.

"La única salida posible" era la revocación de la resolución, dijo Graça Lima. Agregó que Brasil tampoco aceptaría discutir el caso en las instancias de solución de controversias del Mercosur.

Brasil consideraba responder a las salvaguardias argentinas con la suspensión de las negociaciones del régimen automotor de transición previsto para el período 2000-2003. La alternativa al régimen de transición habría sido el adelanto del libre comercio de vehículos para enero próximo.

Esa decisión habría sido catastrófica para la industria automovilística argentina, ya que la devaluación del real redujo el precio en dólares de la producción brasileña.

Los vehículos y las autopartes son el principal rubro de un comercio bilateral de 15.000 millones de dólares anuales.

Los dos socios mayores del Mercosur se concentrarán en adelante en negociaciones para superar la serie de la decisiones unilaterales y proteccionistas que afectan el comercio y las relaciones políticas bilaterales.

El comercio entre Argentina y Brasil, creciente desde la fundación del Mercosur, fue afectado el año pasado como efecto indirecto de las crisis financieras de Asia y Rusia, que golpearon duramente la economía brasileña.

La devaluación de la moneda de Brasil, que comenzó en enero, alteró los términos de competitividad relativa entre los dos socios y es la causa de los conflictos actuales. Sin embargo, no se produjo de momento el aluvión de productos brasileños que se temía en Argentina.

El intercambio comercial cayó cerca de 29 por ciento en el periodo enero-mayo, y Argentina mantuvo un superávit de 254 millones de dólares, 45 por ciento inferior al de igual período de 1998.

Las cuotas impuestas a los textiles se sumaron al proceso antidumping en Argentina contra aceros brasileños. Por último, la amenaza de salvaguardias generalizadas provocó la reacción de Brasilia.

Las diferencias entre los dos países alcanzaron también la política exterior cuando Argentina pidió el ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Por su parte, Brasil renovó incentivos fiscales para asegurar la instalación de una fábrica de la empresa automovilística Ford en el nororiental estado de Bahía, la región más pobre del país.

Brasil ignoró con esa resolución el compromiso anterior de evitar esos incentivos como medio de atraer capitales a la industria automovilística. (FIN/IPS/mo/ff/ip if/99

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