MERCOSUR: Ante el estancamiento, nuevos desafíos

El Mercosur parece decidido a enfrentar sin prejuicios este segundo semestre del año una realidad que ya pocos niegan: el proceso de integración está estancado y exige un relanzamiento vigoroso.

Apagados los ecos de la Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, en la que los gobernantes del Mercosur en bloque reclamaron ante sus pares europeos por los subsidios agrícolas, la agenda doméstica emergió en toda su magnitud para plantear el desafío.

En el diagnóstico de crisis coincidieron economistas, analistas, funcionarios, ex funcionarios, empresarios y banqueros de Argentina y Brasil, en un seminario realizado este mes en Buenos Aires con título elocuente: "El Mercosur en la encrucijada".

El seminario se celebró en el marco de la reunión anual de la Asociación de Bancos de Argentina. Allí la Fundación Capital, un organismo de investigación económica privado, presentó un informe que plantea una agenda para el Mercosur en la próxima década.

El economista Martín Redrado, quien dirigió la investigación, advirtió que el bloque está en un punto crítico: "o se profundiza la integración, o el Mercosur ingresa en un letargo que lo llevará a ser una de las tantas buenas intenciones que tuvimos los latinoamericanos".

Redrado dijo que el escepticismo reinante en torno al Mercosur se debe al estancamiento del proceso, que se frenó luego de una etapa de fácil reducción de aranceles, básicamente por la inmadurez de los países miembros para asumir compromisos firmados.

Ya antes de la presentación, varios expositores coincidieron en señalar que el Mercosur está frenado desde 1995 y sólo la inercia le permitió seguir mostrando logros hasta 1997. Pero ahora es evidente que el proceso no muestra avances.

El presidente de la Asociación de Exportadores de Brasil, Marcos Pratini de Moraes, fue el primero en señalar que el comercio intrabloque está estancado, y el ritmo de los negocios se detuvo, y consideró que Argentina y Brasil siguen siendo economías cerradas.

En 1991, año en que se creó el Mercosur, el comercio entre Brasil y sus socios del bloque (Argentina, Paraguay y Uruguay) no superaba los 4.000 millones de dólares, y llegó a 1998 con un volumen comercial de 20.000 millones, remarcó.

Sin embargo, en lo que va de año las ventas de Brasil a sus socios del bloque cayeron 30 por ciento y lo mismo ocurrió con las compras.

El economista Felipe de la Balze, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, consideró que la crisis es seria y responde, en primer lugar, a causas coyunturales. Por primera vez en el bloque hay crisis económica en Argentina y Brasil al mismo tiempo, afirmó.

Pero la crisis se debe también a razones de tipo estructural. "El Mercosur avanzó muchísimo de 1991 a 1995. Se firmaron un montón de acuerdos y creció el comercio, pero de 1995 a 1997, sólo siguió el envión por la aplicación de compromisos contraídos" señaló el economista.

De la Balze recordó que un estudio hecho por el Grupo Mercado Común (negociadores del Mercosur) en 1995 determinó que existían 285 barreras no arancelarias entre Argentina y Brasil. Para 1998, un estudio similar constató que esas barreras aún existían y se habían incorporado otras 70.

Acuerdos ya logrados y en vigencia, como el de aduanas comunes o puestos fronterizos, chocan en la realidad con una burocracia igual o peor a la de hace seis años.

Las compras gubernamentales, que involucran unos 70.000 millones de dólares en los dos principales socios del Mercosur, siguen siendo un privilegio del inversor local, a pesar de los compromisos asumidos a nivel de los gobiernos para dar igual trato a los capitales de todos los países del bloque.

Tampoco a nivel externo De la Balza observó avances desde 1995. El acuerdo marco con la Unión Europea no progresó ni tampoco los firmados con Estados Unidos o la Comunidad Andina. En las negociaciones para el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el Mercosur adoptó una posición defensiva, criticó.

La economista Beatriz Nofal, de la consultora Eco-Axis, señaló que el Mercosur fue un éxito mientras cumplió sus objetivos de liberalización y convergencia, pero remarcó que desde 1997 "hubo una escalada de las barreras y las distorsiones".

La situación entre los socios es tensa, añadió, porque hay una crisis simultánea en Argentina y Brasil, y porque el proceso vive un momento de estancamiento y de encrucijada: o se consolida la unión aduanera o se opta por una zona de libre comercio.

El consultor de empresas Alejandro Mayoral, ex secretario de Comercio Exterior de Argentina, coincidió en que se debe optar por una unión aduanera o una zona de libre comercio, y señaló que en cualquier caso se debe contar con cronogramas concretos.

Winston Fritsch, ex funcionario brasileño y actual presidente del Dresdner Bank, opinó también que el objetivo del Mercosur que llevó al proceso desde Asunción hasta Ouro Preto "está agotado".

Un motor para relanzar el bloque es la idea de la unión monetaria. "La moneda única podría cumplir una misión de reestructurar esta visión de futuro que creo se ha perdido en el Mercosur", señaló Fritsch.

En esta propuesta de dar un nuevo impulso al Mercosur coincidieron la mayoría de los expositores.

Nofal dijo que se sigue con el enfrentamiento entre Argentina y Brasil o se relanza el bloque optando por la unión aduanera. Si esta alternativa no es viable, se debería avanzar hacia un área de libre comercio, a la que consideró una no tan buena opción.

Para este relanzamiento, Nofal consideró que se debe adoptar una política comercial que asegure el funcionamiento del libre comercio dentro del bloque, sin barreras y sin incentivos financieros ni fiscales, y se debe asegurar también el cumplimiento de los compromisos.

Mencionó la necesidad de contar con un tribunal arbitral de solución de diferencias estable, de manera de desarrollar una jurisprudencia en el tema comercial y desestimule las violaciones de las normas.

Finalmente, De la Balze remarcó que la agenda externa de negociaciones no es demasiado importante hasta el 2001 o el 2002, y lanzó la propuesta de utilizar ese tiempo para que los países del Mercosur se pongan de acuerdo.

"Definamos entonces si queremos ir a fondo y transformar esta zona en una veradera unión aduanera, si queremos tener menos reglas, si queremos ser más libres y seguir siendo amigos, o si queremos volver a experiencias de integración vacias de los 60 y 70", concluyó. (FIN/IPS/mv/ag/if-99

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