El presidente de Argentina, Carlos Menem, cosechó un histórico avance en la negociación con Gran Bretaña por las islas Malvinas, justo cuando la crisis económica y social echa sombras al final de su gestión de 10 años.
Cuando la Bolsa de Buenos Aires vuelve a encender la alarma y la tasa de desempleo sube, un acuerdo con Gran Bretaña que aparece como un avance en el camino hacia la recuperación de esas islas del Atlántico sur, renueva el aire en el entorno oficial.
Un hecho aparentemente ajeno al contencioso entre Argentina y Gran Bretaña, como fue la detención en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet, derivó este miércoles en la firma de un acuerdo que permite a los argentinos viajar a las reclamadas islas, aunque con pasaporte.
"En una atmósfera constructiva y amistosa", comienza la declaración, la delegación oficial británica -que incluyó a dos representantes de las islas- y la argentina, dejaron bajo la figura de un "paraguas" diplomático el caso de la soberanía y acordaron este acercamiento.
La declaración de Londres, que provocó adhesiones y rechazos en los países signatarios y en las islas, insta a la reanudación de los vuelos comerciales de Chile a las islas -suspendidos en marzo tras la detención de Pinochet- haciendo escala en territorio argentino.
Para el canciller británico Robin Cook, se trata de un hecho "histórico". "Fue el primer diálogo exitoso entre los dos gobiernos con presencia de isleños", destacó.
Así, desde el 16 de octubre, una vez vencido el plazo de suspensión de los vuelos de Lan Chile, esa compañía u otra que acuerden las partes, podrá devolver el contacto del archipiélago con el continente, con una parada en territorio argentino, impensada en los últimos 17 años.
No obstante, los críticos del acuerdo rechazaron el hecho de que los viajeros argentinos deban presentar pasaporte para ingresar en unas islas que reclaman como propias y que, en cambio, los isleños puedan entrar a este país como si pertenecieran a una provincia argentina.
La dictadura militar impuesta entonces en Argentina invadió en 1982 las Malvinas. Pero la aventura terminó en el fracaso y anuló las gestiones diplomáticas que se realizaban para recuperar la soberanía sobre el archipiélago.
Argentina reivindica su derecho soberano sobre las Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña desde la primera mitad del siglo XIX. Pero los habitantes de las islas se resistían a todo acercamiento con el país que hace 17 años invadió las islas.
Veteranos argentinos de la guerra de 1982, que se reunieron este jueves con el presidente Menem, objetaron el acuerdo por considerar que Argentina no supo aprovechar la ventaja que significaba para la negociación la necesidad de los isleños de recuperar el contacto con el continente.
La suspensión de los vuelos desde Chile representaba para los isleños y para el gobierno británico no sólo un obstáculo en las comunicaciones sino también en el comercio y el abastecimiento.
Por su parte, el ex canciller argentino Dante Caputo, que comenzó las gestiones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Gran Bretaña durante el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989), dijo que el acuerdo tiene "costos políticos altísimos" como aceptar que los argentinos deban ingresar a las islas con pasaporte.
Caputo opinó que el convenio se aceleró porque "Menem necesitaba exhibir un logro político antes de irse".
Se refirió así a las aspiraciones de Menem de finalizar su mandato en diciembre con un avance importante en la cuestión de las Malvinas. El presidente prometió hace varios años que al final de su gobierno, los argentinos verían flamear la bandera nacional en ese archipiélago.
Y quizás pueda cumplir parcialmente su promesa, si se aprueba una cláusula del acuerdo según el cual, los argentinos podrán levantar un monumento a los soldados caídos en la guerra de 1982 en el cementerio de las islas en el que están sepultados.
Menem había logrado viajar a Londres invitado por el Gobierno del laborista Tony Balir en 1998, en la primera visita oficial de un presidente argentino tras la guerra. A su vez, el principe de Gales había venido a Buenos Aires en marzo de este año.
El canciller argentino Guido Di Tella regresó este jueves de Londres y declaró que el acuerdo no es el fin de una historia, sino el comienzo de una etapa cuyo éxito dependerá de la actitud de los argentinos que viajen a las islas y de los malvinenses que los reciban.
"Si los argentinos van cada fin de semana y hay incidentes, esto durará menos de un mes", advirtió. Para el canciller, seguir incomunicados con las islas implicaba que la situación permanecía congelada, en cambio ahora "el proceso comienza a moverse", aseguró.
Di Tella explicó que los isleños son considerados argentinos a los efectos de su ingreso en este país. "Es como si vinieran de Tucumán", dijo, como ejemplo, refiriéndose a una provincia del noroeste argentino. En cambio, reconoció que por el momento, esto no será recíproco.
"Hay una diferencia en la historia que impide que ellos consideren a los argentinos como gente que viene de una provincia cercana, pero si este proceso marcha, a lo mejor eso también lo resolvemos en un futuro", dijo.
El asesor de Di Tella en temas de Malvinas, Carlos Escudé, señaló que el convenio firmado en Londres, que también compromete a los gobiernos a cooperar en temas de pesca, fue "un pequeño gran acuerdo".
Escudé destacó que, si bien la reivindicación argentina de las islas no ha ganado terreno, hay algo que ahora queda claro: que hubiera sido impensable una negociación de ese tenor arrastrando una situación anómala como es que los argentinos no puedan pisar las islas.
Mientras, el embajador británico en Buenos Aires, William Mardsen, manifestó confianza en que los argentinos vayan a las islas "con espíritu de buena vecindad y sensibles a los sentimientos de los isleños".
Por su parte, el gobernador de las Islas, Donald Lemos, sostuvo que el acuerdo es un cambio importante, que favorece a los argentinos, y que no es fácil de aceptar por los isleños. "El proceso de apertura debe ser suave y controlado", advirtió.
Las negociaciones entre Argentina y Gran Bretaña avanzaron en los últimos meses a raíz de la decisión chilena de interrumpir los vuelos a las islas, y de reanudarlos con la condición de que hicieran escala en territorio argentino.
Di Tella reconoció que las conversaciones bilaterales de los últimos meses, sumadas a la finalización de la crisis de Kosovo y al "espectacular respaldo" de Chile y los países del Mercosur a la reivindicación argentina, fueron claves para lograr este acuerdo.
"Mil, pero mil gracias", dijo Di Tella a su colega chileno José Gabriel Valdés. El ministro argentino aseguró no haber reparado en que el 16 de octubre, cuando se reanuden los vuelos desde Chile, se cumplirá un año de la detención de Pinochet en Londres.
"La relación de Argentina y Chile cambió cualitativamente en los últimos años, nuestro apoyo al gobierno democrático de Chile es total, y para analizar todos los temas de la agenda, el lunes 19 llegará Valdés a Buenos Aires, anunció.
La oposición política debió aceptar que esta puerta abierta al contacto entre argentinos e isleños es un avance, y los candidatos a la presidencia para las elecciones del 24 de octubre, tanto del oficialismo como de la oposición, apoyaron el convenio, aunque con matices.
Para Menem, el convenio es un "broche de oro" de su gestión, aun cuando el objetivo final de recuperación de las islas, siga estando lejos del horizonte. (FIN/IPS/mv/ff/ip/99