El temor a la permanencia definitiva de los refugiados palestinos en Líbano aumentó esta semana en este país tras el anuncio del primer ministro de Israel, Ehud Barak, de que no les permitirá regresar a su tierra natal.
Aunque esto no es una novedad en la agenda israelí, la publicidad que rodeó a la declaración de Barak fue causa de crítica y consternación en Líbano, que alberga a unos 360.000 refugiados palestinos.
Muchos ya habían perdido toda esperanza de retornar a las tierras de donde fueron expulsados en 1948, pero ahora temen una nueva expulsión.
"Líbano rechaza categóricamente esas declaraciones, que no son un buen augurio en un momento en que hay buenas posibilidades de reanudar las negociaciones de paz", manifestó el primer ministro libanés, Selim Hoss, en una entrevista con Radio Monte Carlo.
"Rechazamos el asentamiento permanente de los palestinos en Líbano, lo que iría contra la propia causa palestina, los intereses de los países árabes y de Líbano en particular", añadió.
Barak expresó el domingo que no cree "que los refugiados palestinos puedan volver a Israel bajo ninguna circunstancia" y que "debe buscarse una solución para los refugiados en los países donde viven actualmente".
Las declaraciones del primer ministro israelí también fueron criticadas en Líbano por refugiados palestinos y sus líderes.
El coronel Mounir Madqah, del campamento de Ain el Hilweh, en la ciudad sureña de Sidon, insistió en que la lucha continuará hasta que los palestinos regresen a su tierra y retomen el control sobre Jerusalén, y aprobó la postura del gobierno libanés.
Aparte de los principios internacionales sobre el derecho de los refugiados a regresar a su tierra, la negativa de Líbano se basa en el temor a que un establecimiento permanente de los palestinos, de religión islámica, ponga en peligro el delicado equilibrio entre cristianos y musulmanes.
El tema también es sensible para una gran parte de la población libanesa, que considera la cuestión palestina como parte esencial de la guerra civil que azotó el país de 1975 a 1990.
Los palestinos fueron acusados por las autoridades de una reciente ola de violencia en Sidón, que incluyó ataques con bomba entre facciones y agresiones a policías.
"Los libaneses podrán estar divididos sobre muchos asuntos, pero no sobre éste. No habrá asentamientos permanentes de palestinos en Líbano. Lo establecen claramente la Constitución (de 1989) y un consenso popular", enfatizó Farid el Jazen, experto en relaciones árabe-israelíes de la Universidad Americana, de Beirut.
"Por otra parte, no existe posibilidad de que los israelíes, ni siquiera los de extrema izquierda, acepten la vuelta de los palestinos. No hay nada nuevo en el anuncio de Barak, pero él no mencionó la posibilidad de que los refugiados se establezcan en un nuevo estado palestino", señaló El Jazen.
La mayoría de los palestinos en Líbano son refugiados desde 1948, y su tierra natal, que actualmente es parte de Israel, no será objeto de ningún acuerdo futuro.
En realidad, excepto por las declaraciones públicas casi rituales sobre sus derechos, la mayoría de los refugiados palestinos están resignados a no volver a su tierra.
"El que piense en volver está loco. Seremos reubicados o nos expulsarán nuevamente, esta vez a Iraq, pero mi familia y yo preferiríamos quedarnos acá", declaró Hajj Amine Mohammed Rifai, de 70 años.
La ciudadanía en un nuevo estado palestino podría ser una alternativa a la permanencia en Líbano.
"Aunque la idea todavía no fue discutida, no podemos descartar la posibilidad de que los refugiados tengan acceso a la nueva entidad palestina, donde algunos de ellos se reunirían con sus familias. La negación de la ciudadanía palestina sería un motivo de conflicto", advirtió Jazen.
"Pero no creo que nos obliguen a otorgarles la ciudadanía libanesa. Probablemente permanezcan aquí, pero bajo nuestras propias condiciones. Si se hace la paz en la región, obviamente ellos tendrán que ser desarmados", añadió, en referencia a las armas que circulan en los campamentos de refugiados.
En los últimos días, observadores y periodistas sugirieron que el total de los refugiados palestinos cuya situación no se resuelva podría dividirse entre los países árabes, de acuerdo con sus medios.
En Líbano, los refugiados palestinos constituyen 10 por ciento de la población, de 3,5 millones de habitantes, y están diseminados en 12 campamentos en diversas zonas del país, de 10.452 kilómetros cuadrados.
Siria, otro país anfitrión, alberga unos 300.000 refugiados, pero tiene una población y un territorio mucho mayores (14 millones de habitantes y 185.180 kilómetros cuadrados).
El gobierno de Siria, encabezado por el presidente Hafez el Assad, habría solicitado a las facciones palestinas establecidas en el país que depusieran las armas y se transformaran en partidos políticos, trascendió, pero los líderes de los grupos palestinos lo negaron de inmediato.
Tras reunirse con el presidente palestino, Yasser Arafat, el de Egipto, Hosni Mubarak, y el de Estados Unidos, Bill Clinton, Barak anunció una iniciativa para alcanzar la paz entre Israel y sus vecinos árabes en un plazo de 15 meses.
Muchos analistas de la región temen que los palestinos, y en especial los refugiados, sean forzados a pagar el más alto precio humano por un acuerdo de paz permanente. (FIN/IPS/tra-en/kg/ak/mlm/pr-ip/99