Activistas de Kenia advierten que la campaña de prevención contra el sida se debe concentrar en los jóvenes de este país africano, donde un estudio halló que sólo seis por ciento de las mujeres y 21 por ciento de los hombres usaron preservativos en su última relación sexual.
Así mismo, las autoridades calculan que 1,4 millones de los 30 millones de habitantes son portadores de VIH.
Casi 95 por ciento de las prostitutas de la calle Majengo, en el corazón del distrito de los prostíbulos de Nairobi, son portadoras de VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Estas mujeres aprendieron a protegerse contra las enfermedades de transmisión sexual hace muy poco tiempo.
Sólo 0,2 por ciento de las prostitutas exigían que sus clientes usaran preservativos en 1985. Ahora, 80 por ciento asegura que lo utiliza, gracias a la influencia de orgajizaciones no gubernamentales que les ofrecen servicios médicos gratuitos.
Has mujeres de la calle Majengo venden su cuerpo por 20 chelines (un dólar equivale a 72 chelines), y los clientes dispuestos a pagar la "fortuna" de 500 chelines pueden encontrarse con alguna prostituta dispuesta a olvidarse del preservativo.
Los clientes suelen ser reacios al uso del preservativo. "Los hombres que toman mucha cerveza no quieren usar condones. Si me toca uno que no quiere usarlo, me voy", comentó Mónica, una mujer de alrededor de 40 años que trabaja en burdeles baratos desde hace una década.
En algunos prostíbulos, las mujeres se unen para lograr que los hombres cumplan con sus requisitos. "Si un hombre se va con una y pretende no usar un condón, ella grita. Entonces acuden sus compañeras y lo golpean", explicó Mónica.
Por otro lado, "el país no hizo aún ninguna campaña seria de educación sexual para los jóvenes. Hasta que no hagamos una verdadera inversión, estaremos en problemas y los casos de VIH se dispararán durante los próximos 15 años", advirtió George Kaggwa de la Asociación de Planificación Familiar de Kenia.
El objetivo principal de la campaña contra el sida tendrían que ser los jóvenes de menos de 30 años, que representan 60 por ciento de la población, y se sabe que 22 por ciento de las muchachas de entre 15 y 19 años embarazadas son portadoras de VIH.
"Hay una cuestión que surge en todas las discusiones que tengo con la gente joven y es la pregunta acerca de la relación entre el uso del preservativo y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)", relató Kaggwa.
Los maestros aconsejan la abstinencia sexual como el mejor método para evitar el contagio de sida, pero no les dicen a los adolescentes que el condón sirve para no contagiarse. Los estudiantes aprenden lo básico sobre la enfermedad en materias como biología, pero se les enseña de manera muy clínica.
"Las personas no quieren pensar que su hijo o su hija son seres sexuales. La gente joven madura rápido y se casa tarde. Lo más probable es que tengan relaciones sexuales antes de casarse", indicó Kaggwa.
"Tenemos que tratar de otra manera a esta generación. Habría que decirles a esos jóvenes que usar un condón podría salvarles la vida", sostuvo Kaggwa.
La introducción de la educación sexual en las escuelas es motivo de grandes controversias.
"Los planes de educación familiar fueron archivados hace varios años cuando grupos de musulmanes y católicos quemaron condones y materiales de educación sexual en manifestaciones públicas realizadas en el Parque Uhuru de Nairobi", relató.
"No aceptamos los condones. Las muertes por sida aumentaron en las regiones donde se alentó el uso del preservativo, ya que este no es 100 por ciento seguro. Todo el mundo admite que la abstinencia es lo mejor", declaró el arzobispo Dingi Mwana N'zeki, líder de la Iglesia Católica en este país.
La religión católica es la mayoritaria en Kenia, y sus fieles representan un cuarto de la población.
"Las muchachas no conocen el sexo. Decirles que utilicen preservativos es decirles que tengan relaciones sexuales. Esas chicas nunca se interesaron por el sexo pero ahora creen que son libres porque existen los condones", protestó el ministro del Interior, Shariff Nassir.
"La cuestión del condón exaspera a muchos", comentó Don Dickerson, del Proyecto Prevención del Sida/VIH, financiado por el gobierno de Gran Bretaña.
"Más allá de lo que cada uno crea sobre el sexo prematrimonial, los datos muestran que sucede y que se da a una edad temprana. Se puede predicar la abstinencia hasta morir, pero aun así no cambiará nada", afirmó Dickerson.
"Mi opinión personal es que no dar información sobre el condón a la gente joven es un acto inmoral y contrario a la ética. Hay que tratarlos como personas y darles la opción", sostuvo.
Los condones se pueden adquirir en forma gratuita en varios bares, hoteles y salones de video, pero muchos jóvenes aún no lo utilizan.
"La mayoría de los muchachos dicen que no pueden usarlo, que no sienten nada", comentó Jackson Omondi, de 21 años, que asegura que ni siquiera había oído hablar del sida hasta que empezó a trabajar para el Proyecto de Autoayuda de la Comunidad Kibera, en un asentamiento marginal de Nairobi.
Aquellos que usan preservativos suelen ser calificados de promiscuos. "Las chicas sospechan que el muchacho tiene alguna infección y por eso usa" condón, contó Omondi.
Dickerson espera que esas actitudes cambien a partir de un nuevo programa de educación para prevenir el sida. Este mes se enviaron dos "camionetas-video" a hacer una gira por la provincia de Nyanza, una de las regiones más afectadas. Los jóvenes podrán ver allí tres películas diferentes.
"Los videos promoverán el surgimiento de muchas preguntas, ya que mostrarán a los jóvenes en diversas situaciones sin que se vea el resultado", sostuvo Dickerson.
"Hasta ahora no hubo un cambio real de conducta porque la información se brinda de manera pasiva. Esto, en cambio, da un paso más e introduce a la gente en una discusión al hacerles la pregunta ¿qué pasa después?", explicó.
Esas iniciativas servirán, sin duda, para salvar varias vidas, pero esas dos "camionetas video" sólo llegarán a un sector de los millones de jóvenes kenianos que corren el riesgo de contraer el sida.
"Aún sigue siendo muy difícil trabajar con adolescentes. Eso debe cambiar. Una persona de 35 años no cambiará sus hábitos sexuales, pero podemos hacer pensar a los de apenas 10 años sin ser explícitos. La gente tiene que cambiar su conducta", alegó Dickerson.
"Debemos brindar educación sexual a los jóvenes. Los centros de enseñanza deberían ser claves en esto. Podemos incluir una materia extracurricular, y darla de manera informal para que adquieran la capacidad de tomar decisiones responsables", propuso Kaggwa. (FIN/IPS/tra-en/ks/mn/ceb/aq/he/99