Tras pasar muchos años en las montañas huyendo de la guerra, los indígenas ixiles y quichés de Guatemala cuentan ahora, con la llegada de la paz, con viviendas precarias y muy poca comida en las fincas comunitarias "El Triunfo" y "Mariland".
Como resultado del agravamiento del conflicto armado interno entre 1979 y 1983, se registraron grandes desplazamientos, tanto dentro del país como hacia México y otros países vecinos.
Entre los desplazados internos se encontraban los miembros de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR) que no participaron directamente en el conflicto, pero a los que el ejército consideraba guerrilleros.
Con la firma de la paz, estos grupos pasaron a formar parte de los programas de reinserción social. Unas 350 familias de ixiles y quichés fueron reubicados en la finca "El Triunfo", en Retalhuleu, en el sur del país, una zona caliente y húmeda muy diferente a las tierras altas y frías de donde provenían.
Guatemala vivió 36 años de un cruento conflicto armado interno que terminó el 29 de diciembre de 1996 con la firma de la paz entre representantes del gobierno y la guerrilla.
La guerra dejó un saldo de 150.000 muertos, 50.000 desaparecidos, un millón de desplazados internos, 100.000 refugiados. Tres de cada cuatro víctimas de la guerra eran indígenas, según conclusiones del informe "Guatemala: Nunca Más", coordinado por la Iglesia Católica.
Alex López Castañeda, un indígena quiché de 21 años que ahora se desempeña como promotor de educación en "El Triunfo", dijo a IPS que pese a la situación que les tocó vivir durante la guerra, los sábados se reunía con personas que les enseñaban a leer y escribir.
Hoy es el encargado de enseñarles el español a los más pequeños de la comunidad, en una precaria galera que hace las veces de escuela y a la que asisten niños de cuatro a 15 años.
"Desde hace seis meses estamos esperando la ayuda económica y en útiles que nos ofreció el Ministerio de Educación a través de un subsidio para desplazados, pero todavía no sabemos cuando llegará ni cuanto nos van a dar", afirmó.
A los campesinos que llegaron a estas tierras, no les resultó nada fácil adaptarse, ya que el área de cultivo no era tan fértil como creían, la producción de maíz ha sido escasa y algunos terrenos se han inundado por las lluvias.
Ahora, que se han acabado los ahorros, no tienen dinero para comprar alimentos, tras la conclusión de la ayuda del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) el 30 de junio.
El PMA inició su asistencia en 1991 tras firmarse un acuerdo con el gobierno. Una segunda fase del proyecto se ejecutó de 1994 a 1996, beneficiando a cerca de 300.000 personas.
Desde 1997 hasta junio de este año se llevó a cabo la operación de Asistencia Alimentaria de Emergencia para Retornados, Desplazados Internos y Comunidades de Población en Resistencia, que recibían durante nueve meses maíz, frijoles, pescado en lata, aceite y sal.
"En la sierra teníamos frijoles y hierbas, pero aquí no tenemos dinero para comprar semillas y plantarlas, tampoco tenemos leña", dijo a IPS Francisco Santiago Zeto, otro habitante de "El Triunfo".
Las familias reubicadas en la finca "Mariland" no están en mejores condiciones. A a las dificultades similares a las que viven sus vecinos de "El Triunfo" se suman los daños provocados por el huracán Mitch en noviembre pasado, cuando se desbordó el río Samalá inundando gran cantidad de terrenos.
Los expertos consideran que serán necesarios alrededor de 10 años para que la tierra se regenere y de nuevo sea apta para el cultivo.
Ante esta situación, 55 familias ya han abandonado la finca y están negociando con el gobierno un cambio de terrenos. "El gobierno ya aceptó, pero no se ve claro que compren otra finca", comentó Conrado Tum, uno de los damnificados.
Mientras, algunos hombres han tenido que empezar a trabajar en fincas vecinas cortando café y caña, donde les pagan alrededor de dos dólares por quintal de café recogido y un dólar por tonelada de caña.
El PMA organizó en mayo pasado una misión de evaluación en comunidades de retornados y desplazados con el fin de conocer la situación alimentaria, de salud, económica y de la producción agrícola.
El informe concluyó que existe gran necesidad de proyectos de asistencia técnica y capacitación en agricultura, incluyendo introducción de nuevos cultivos más rentables y aptos para las tierras disponibles.
También recomendó proyectos productivos con énfasis en la evaluación de posibilidades de venta, para aumentar ingresos y disminuir los riesgos de inseguridad alimentaria, así como la búsqueda de fuentes alternas de financiamiento para proyectos productivos y créditos para semillas mejoradas y abonos.
Para que los campesinos superen la pobreza, "hay que dar más asistencia técnica para enseñarles acciones de autogestión", según el estudio del PMA, que concluyó que "lo que la gente necesita son proyectos sostenibles, para evitar dependencia y paternalismo". (FIN/IPS/cz/ag/dv/99