La ONU se embarcó en una campaña de erradicación de la pobreza, una mancha extendida sobre países pobres y también ricos hasta cubrir unas 3.000 millones de personas, la mitad de la población mundial, que viven con menos de tres dólares diarios.
La organización internacional encomendó la difícil empresa a su Consejo Económico y Social (ECOSOC), que se propone analizar distintos ángulos del asunto y arribar a conclusiones en su período anual de sesiones iniciado este lunes en Ginebra.
El objetivo de la eliminación de la pobreza parece ambicioso, "aunque no es una utopía", dijo Kofi Annan, secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Para conseguirlo se requeririrían cada año inversiones aproximadas a 40.000 millones de dólares, una suma inferior al gasto anual de los europeos en tabaco y equivalente a una décima parte del tráfico ilegal de drogas en el mundo.
Pero con esos recursos se aseguraría el acceso universal a los servicios sociales básicos, que comprenden educación, salud, nutrición, salud reproductiva, planeamiento familiar, agua potable y instalaciones sanitarias.
Annan, el presidente del ECOSOC, Paolo Fulci, y los jefes de las distintas agencias de la ONU que respaldan la iniciativa convinieron en que una de las fórmulas para la erradicación de la pobreza consiste en el afianzamiento del papel de la mujer en la sociedad.
Juan Somavía, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), propuso una ampliación del concepto de productividad que trascienda el tradicional marco económico para abarcar también aspectos como las tareas del hogar, el trabajo voluntario y el uso libre del ambiente.
La OIT entiende que con una nueva noción de productividad social se podrán medir las corrientes principales del género, la protección del ambiente, los derechos laborales básicos y el proceso de participación social.
En el plano económico estricto, los países industrializados deberán aplicar políticas que promuevan el crecimiento mundial. Una tasa de expansión de apenas dos por ciento anual no aporta recursos para librar la guerra contra la pobreza, previno Annan.
El secretario de la ONU exhortó a los países ricos a invertir la tendencia que ha reducido la ayuda oficial para el desarrollo a los niveles actuales, los más bajos de los últimos 50 años.
Por esa razón, debe aliviarse el peso de la deuda externa sobre los países en desarrollo y también debe abrirse el acceso a los mercados de los países industrializados, reclamó Annan.
En cuanto a las barreras comerciales, Somavía reclamó seguridades de que "los mercados funcionen para todos".
Los beneficios de la economía globalizada parecen haberse bloqueado en alguna parte y no llegan lo suficiente a la población, se lamentó el director de la OIT.
Las proyecciones sobre el efecto de la liberalización del comercio que anticipaban crecimiento más rápido, mayor empleo y alivio de la pobreza para los países en desarrollo demostraron ser vaticinios exorbitantes, dijo el secretario de la UNCTAD, Rubens Ricupero.
El comercio tuvo un comportamiento notable en los últimos años, pero para los países en desarrollo la expansión de las importaciones no se tradujo en un aumento de las exportaciones, observó el secretario de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
En las condiciones actuales de la economía, opinó Ricupero, se requiere un replanteo de nuestras políticas y de nuestras responsabilidades. Los países en desarrollo necesitan proteger su autonomía política para que el pragmatismo se imponga a la ideología.
El secretario de la UNCTAD, que presentó a su institución como "el sindicato de los países en desarrollo" recomendó que los esfuerzos de la comunidad internacional se orienten hacia la reforma del sistema comercial para que los países industrializados abran sus mercados al mundo en desarrollo.
El proteccionismo europeo en materia de materias primas agrícolas y la reciente imposición por parte de Estados Unidos, de restricciones "voluntarias" a las exportaciones de otros países, como el caso del acero de Brasil, denotan un retorno al comercio administrado, lamentó Ricupero.
Pero la dimensión y la gravedad de la pobreza mundial no pueden atribuirse solo a la crisis económica y financiera. Kofi Annan la atribuyó a una crisis moral y ética que reclama algo más que declaraciones de intenciones y prolongadas negociaciones.
El déficit de voluntad política es nuestro obstáculo mayor, definió el jefe de la ONU. (FIN/IPS/pc/mj/dv/99