La globalización es un arma de doble filo, que favorece la comunicación y la cooperación, pero también excluye de manera creciente a grandes sectores, se afirmó en un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el Informe sobre Desarrollo Humano 1999 se indicó que el avance de la globalización se ha visto acompañado, durante los últimos 10 o 15 años, por un incremento de la desigualdad, tanto a escala mundial como dentro de los países ricos y pobres.
La edición más reciente del informe, que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica desde hace 19 años, fue distribuida este lunes y está dedicada a las relaciones entre la globalización y el desarrollo humano.
El economista Richard Jolly, coordinador del trabajo, señaló que el informe se basa en una visión amplia de la globalización, en vez de centrarse únicamente en el comercio y las finanzas.
El documento del PNUD se ocupa de la cultura y del delito, incursiona en las cuestiones de la biotecnología y de la Internet, la red mundial de computadoras, y concluye con una propuesta de reinvención de la estructura de gobierno mundial para el siglo XXI.
Jolly indicó que la combinación de todos esos elementos, incluyendo los vinculados con las normas internacionales, es lo novedoso respecto de la globalización, porque "en realidad ese fenómeno no es nuevo", sino que ya se manifestó con fuerza a partir de la llegada de Cristobal Colón a América, o entre 1870 y 1930.
La nueva ola globalizadora iniciada entre 1970 y 1980 se presenta con nuevas dimensiones: acorta tiempos y espacios, borra fronteras, acerca a los pueblos como nunca y favorece cooperaciones multinacionales para la adopción de decisiones instantáneas que afectan a gente de todo el mundo.
El PNUD observó, sin embargo, que el alcance de esos vínculos es parcial, y que si bien los fenómenos mencionados pueden crear una "aldea mundial", no todos tienen derecho a su ciudadanía. Aun en los países industrializados, sólo una minoría se encuentra vinculada mediante la Internet.
Segun las estadísticas incluidas en el documento, quienes tienen acceso a esa red son, en su abrumadora mayoría, varones, blancos, jóvenes e instruidos.
En Gran Bretaña, por ejemplo, 50 por ciento de las personas conectadas a la Internet tienen por lo menos un título universitario.
El proceso de globalización es un arma de dos filos, que por un lado incorpora a mucha gente, pero por otro excluye a muchos más, opinó Jolly durante una conferencia de prensa realizada en Ginebra para presentar el documento.
En el informe se indicó que la desigualdad se ha agravado, tanto a escala mundial como dentro de los países. Las 200 personas más acaudaladas del mundo se están enriqueciendo más rápidamente.
De ese círculo de privilegiados, 65 viven en América del Norte, 55 en Europa, 13 en otros países industrializados, tres en Europa oriental y la Comunidad de Estados Independientes, 30 en Asia-Pacífico, 16 en los Estados árabes, 17 en América Latina y el Caribe, y uno en Africa subsahariana.
Las riquezas de ese grupo superan los ingresos sumados de 41 por ciento de la población mundial. La suma de las fortunas de las tres personas más ricas del mundo sobrepasa al producto nacional bruto (PNB) sumado del conjunto de los países menos desarrollados, donde viven 600 millones de personas.
Jolly aclaró que la visión del PNUD sobre el proceso de globalización no es siempre negativa, y que por el contrario se destaca que el fenómeno ha sido beneficioso para numerosos países.
Los ejemplos positivos de la globalización provienen de una diversidad de países, y no sólo los del llamado "milagro asiático", antes de su crisis financiera y durante la recuperación de la misma, sealó.
Entre los elementos destacados de la globalización figuran, subrayando sus contradicciones, Internet e Interpol, la cultura popular y el delito internacional, los avances de la inmunización y la extención del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).
El lavado de dinero y las ganancias de quienes emplean la globalización con propósitos delictivos inyectan cada año 1,5 billones de dólares a la economía del mal, que se suma a la economía mundial de bienes, ironizó Jolly.
En el informe se mencionaron los desafíos que enfrenta el proceso y se sostuvo que la globalización debe "ensancharse".
El debate actual sobre la estructura de gobierno mundial es demasiado limitado, concentrado en exceso en los aspectos de la economía y las finanzas, y demasiado alineado con los objetivos del Grupo de los Siete (G-7) países más ricos que "a veces es sólo G-1", comentó Jolly.
Por esos motivos, el debate sobre el marco de normas, instituciones y prácticas que rigen la conducta de individuos, organizaciones y empresas no resulta democrático a escala mundial.
El PNUD afirmó en su informe que la necesidad más imperiosa es introducir las aspiraciones humanas en el núcleo de la estructura de gobierno mundial. Desde esa perspectiva, las cuestiones de la ética se suman a las de la economía, observó Jolly.
En el documento se recomendó a los países en desarrollo que cohesionen sus capacidades de negociación en el plano internacional y fortalezcan los esfuerzos de regionalización.
También se formuló un llamado a encarar los problemas de inseguridad humana, como los creados por la "volatilidad financiera" que fue determinante de la crisis asiática iniciada en julio de 1998.
Una estimación del costo de esa crisis entre los años 1998 y 2000 elevó a dos billones de dólares las pérdidas económicas en países que ya muestran una recuperación impresionante, como Corea del Sur, Malasia y Tailandia, y en menor medida Indonesia, dijo Jolly.
Pero la recuperación humana es más lenta que la económica. Jolly citó las conclusiones de dos economistas coreanos que analizaron diversas crisis y establecieron que una vez recobrada una economía se requiere un período de dos o tres años para la recuperación humana, en términos de nutrición y educación.
Entre los distintos factores de inseguridad humana, el PNUD señaló tanto al sida y la letal fiebre de Ebola como a la volatilidad financiera y la inestabilidad económica.
Uno de los capítulos del informe fue dedicado al desequilibrio observado en el campo de la cultura, y en especial en las áreas de la música, el cine y los programas de televisión.
El PNUD aludió por ejemplo al caso de América Latina, donde dos terceras partes de la programación emitida por televisión son producidas fuera del subcontinente, según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Jolly subrayó que, ante desequilibrios como éste, el PNUD se alinea con quienes, como el gobierno de Francia, sostienen que existen razones para plantear una "excepción cultural" que diferencie esta área del proceso general de liberalización del comercio de bienes y servicios.
En el Informe de Desarrollo Humano se propuso que los países en desarrollo adopten iniciativas colectivas para reforzar su capacidad de incidencia en negociaciones mundiales como las relativas al comercio y los derechos de propiedad intelectual, entre otras.
Una de las ideas recogidas en el estudio es la de crear un grupo de alto nivel encargado de coordinar las políticas vinculadas con la globalización y administrar su integración de modo que tenga un impacto más positivo en el desarrollo humano. (FIN/IPS/pc/mp/dv/99