DESARROLLO: Globalización amenaza a culturas de países del Sur

Las culturas de los países pobres padecen los embates de la integración económica mundial, argumenta el Informe de Desarrollo Humano difundido hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

"La globalización abre las vidas de la gente a la cultura y a toda su creatividad, y al movimiento de ideas y conocimiento", sostiene.

"Pero la nueva cultura que mueven los mercados mundiales en expansión es inquietante porque el movimiento cultural de hoy está desequilibrado, fuertemente inclinado en una dirección, de los países ricos a los pobres", agrega.

El informe señala que las vidas de los habitantes del planeta están vinculadas más profunda, intensa e inmediatamente que antes, mientras siguen disminuyendo los tiempos para cubrir las distancias y se debilitan las fronteras.

El informe discute la "desigualdad" de la globalización y señala que los mercados abiertos contribuyen con la inseguridad cultural en los países más pobres que derribaron las barreras contra las importaciones de arte y entretenimiento de los países más ricos.

Simultáneamente, la cultura se convirtió en un producto para vender en forma de artesanía, música, libros, películas y turismo.

"Aunque la difusión de ideas e imágenes enriquece al mundo, existe el riesgo de reducir la cultura a proteger lo que se puede vender y comprar, en detrimento de la comunidad, las costumbres y la tradición", avierte el informe.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura informó que el intercambio mundial de bienes con contenido cultural se triplicó entre 1980 y 1991 de 67.000 millones de dólares a 200.000 millones.

En el centro de la industria del entretenimiento, que incluye el cine, la música y la televisión, predominan los productos estadounidenses, mientras muchos países ven morir sus propias industrias, según el estudio del PNUD.

La mayor industria de exportación de Estados Unidos es el entretenimiento, no los aviones ni los automóviles, agrega. Sólo en 1997 las películas de Hollywood generaron ganancias brutas de más de 30.000 millones de dólares en todo el mundo.

El estudio añade que la "expansión de las redes de comunicación mundiales y de las tecnologías de comunicación satelitales permitió la creación de un poderoso nuevo medio con un alcance mundial".

La red de televisión estadounidense CNN y la red británica BBC se encuentran en la mayoría de los países en desarrollo, y en muchos de ellos transmiten sus programas 24 horas por día.

Las mismas cadenas televisivas que posibilitan el acceso de muchas familias del mundo en desarrollo a los nuevos programas de la CNN y la BBC también llevaron a Hollywood a un número mayor de pueblos remotos, ya que la cantidad de televisores cada 1000 personas pasó de 121 en 1980 a 235 en 1995.

Además, "la propagación de marcas como Nike y Sony crea nuevos parámetros desde Nueva Delhi a Varsovia y hasta Río de Janeiro", agregan los autores del informe.

La embestida de la cultura extranjera hace peligrar la diversidad cultural y hace que la gente tenga temor de perder su identidad, explican.

"Lo que se necesita es más apoyo para las culturas indígenas y nacionales, para que estas puedan florecer en forma paralela a las culturas extranjeras", sugieren los autores.

Las industrias cinematográficas del mundo entero, que alguna vez estuvieron florecientes, declinaron entre la década del 70 y la del 80 debido al auge de la televisión.

México producía más de 100 películas por año, pero esa cantidad disminuyó a menos de 10 el año pasado, a pesar del resurgimiento del interés por el cine.

Ante estas consecuencias, muchos países opinan que los bienes culturales no deberían formar parte de los acuerdos de libre comercio.

La globalización "nos da muchas oportunidades nuevas para aprender los unos de los otros, y de beneficiarnos por tener un abanico más amplio de opciones, pero también puede ser muy peligrosa", dijo la vicesecretaria general de la Organización de las Naciones Unidas, Louise Frechette.

"Los padres ven que sus hijos se sienten atraidos por productos y modelos de conducta de culturas extranjeras", al igual que los trabajadores son testigos de la desaparición de sus empleos a causa de la importación de tecnología y la competencia extranjera, según Frechette.

"En lugar de ampliar nuestro abanico de opciones, la globalización parece sumergirnos a todos en la misma cultura, superficial y consumista, e infundirnos los mismos apetitos, pero nos deja en condiciones cada vez más desiguales para satisfacerlos. Muchos millones de personas aún no sintieron los beneficios", señaló. (FIN/IPS/tra-en/td/aa/ceb-aq/cr-if/99

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