Europa oriental y la Comunidad de Estados Independientes (CEI) experimentan retrocesos en materia de igualdad humana y obtienen pocos beneficios de la globalización, dijo hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Informe sobre Desarrollo Humano de 1999 distribuido por el PNUD este lunes estima que nunca se había registrado un cambio en la igualdad de los ingresos tan vertiginoso como el verificado en las economías en transición.
En la lista de 45 países de alto desarrollo humano, encabezada por Canadá y cerrada por Costa Rica, solo figuran cuatro países con economías en transición: Eslovenia, en la posición 33, República Checa, en la 36, Eslovaquia, en la 42, y Polonia, en la 44.
Los 14 restantes países de esa región se ubican en la categoría siguiente, la de desarrollo humano mediano, con Hungría en la posición 47 y Tayikistán, al final, en el rango 108.
La Federación Rusa aparece entre los muchos países que se han beneficiado en escasa medida de la ampliación de los mercados y del adelanto tecnológico relacionados con la globalización.
En Europa oriental y en la CEI, como también en Africa subsahariana, se encuentran la mayoría de los 55 países que han experimentado una reducción de su ingreso.
Los coeficientes que miden la desigualdad de ingreso muestran que los países de Europa oriental y de la CEI han registrado algunos de los mayores aumentos jamás registrados en ese rubro.
La inseguridad en materia de salud ubica como primer riesgo al virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).
En ese terreno, el Informe precisa que la epidemia se difunde ahora rápidamente a nuevos lugares, como la India rural y Europa oriental y la CEI.
A comienzos del decenio de 1990, Europa oriental y la CEI parecían haberse librado de los peores efectos de la epidemia de VIH/SIDA, pero nuevos estudios anuncian aumentos enormes en Belarús, Moldova, Rusia y Ucrania.
En esos países, apunta el Informe, también se suele asociar el VIH/SIDA con la pobreza, pues se difunde entre la gente marginada, especialmente por el uso de drogas.
Algunos países de la región sobresalen en los tristes registros del comercio ilícito de drogas, de mujeres y de armas y los del lavado de dinero.
El estudio del PNUD consigna que los delitos relacionados con la droga aumentaron de cuatro por 100.000 personas en Belarús, en 1990, a 28 en 1997. En Estonia, la progresión fue de uno a ocho por 100.000 en el mismo lapso.
El Informe describe el proceso en marcha en los países de Europa oriental de la CEI como la dramática transición de sistemas económicos de planificación centralizada a democracias de mercado.
En un contexto de expansión constante de las exportaciones y de crecimiento excepcional de las corrientes de capital, el Informe constata que bajo esa tendencia se disimulan disparidades enormes entre países y regiones.
Bulgaria, por ejemplo, figura junto con Níger, Togo y Zambia como los únicos países que no compartieron el auge exportador y vieron reducidas sus ventas externas.
Con relación a la inversión extranjera directa, en 1997 ascendió a 400.000 millones de dólares, de los cuales 58 por ciento se orientaron hacia países industrializados, 37 por ciento a países en desarrollo y solamente cinco por ciento a las economías en transición de Europa oriental y la CEI.
En un mundo donde siguen ampliándose las diferencias de ingreso entre la gente y entre los países más pobres y los más ricos, los peores comportamientos se registran en la región de Europa oriental y la CEI.
El Informe sobre Desarrollo Humano estableció que esas economías en transición han experimentado el aumento más rápido de la desigualdad que se ha conocido jamás.
A Rusia le corresponde en la actualidad el mayor grado de desigualdad. El 20 por ciento más rico de la población recibe una parte del ingreso 11 veces superior a la del 20 por ciento más pobre de los ciudadanos.
El estudio refiere que la transición de las economías de planificación centralizada a las economías de mercado acarreó grandes cambios en la distribución de la riqueza y del ingreso nacionales.
Las modificaciones verificadas en la desigualdad de ingresos de esos países fueron las más rápidas de las que ha habido constancia jamás, dijo el Informe.
En menos de un decenio, la desigualdad de ingreso sobrepasó los niveles de los países industrializados miembros de la Organización para Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Pero la desigualdad aumentó principalmente en la Federación Rusa y en los otros países de la CEI, y en menor medida en Europa oriental.
En Ucrania y la Federación Rusa, el aumento anual del coeficiente de Gini, un método para medir la desigualdad, fue tres a cuatro veces superior al de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Con respecto al acceso a Internet, el total de usuarios de la región sólo representa 0,4 por ciento del total de la población, únicamente superior a los estados árabes, con 0,2 por ciento, y a Africa subsahariana, con 0,1 por ciento.
Sin embargo, Estonia constituye una excepción, dice el Informe. La nación báltica ha hecho grandes esfuerzos por favorecer el acceso de sus 1,4 millones de habitantes a la red.
En la actualidad están en línea más de uno de cada 10 habitantes y Estonia figura entre los 15 países de Europa que tienen más computadoras por persona, por encima de Francia e Italia.
La transformación operada en los países industrializados, con el advenimiento de la globalización que redujo los servicios estatales y favoreció los servicios privados, adquirió caracteres dramáticos en Europa oriental y en la CEI y contribuyó al enorme costo humano de la transición.
El desmantelamiento y debilitamiento del estado benefactor ha significado reducciones y deterioro generalizado de los servicios de salud y educación, lo que ha contribuido al menoscabo de los resultados en términos humanos.
La esperanza de vida era inferior en 1995 a la de 1989 en siete de los 18 países de Europa oriental y la CEI, con una reducción de hasta cinco años respecto de 1987.
En Lituania, entre 1989 y 1995, la matriculación en los jardines infantiles se redujo notablemente, de 64 por ciento a 36 por ciento de los niños entre tres y seis años. En Rusia, el descenso en el mismo período fue de 69 a 54 por ciento.
La responsabilidad de la educación pre-primaria fue transferida del Estado a los padres, lo que acarreó graves consecuencias para las madres de niños entre esas edades, comenta el Informe.
En el caso de Rusia, entre 1989 y 1996 los salarios se redujeron 48 por ciento, mientras la participación de los salarios en el ingreso disminuyó de 74 a 55 por ciento. En cambio, los arrendamientos y otros tipos de ingresos subieron casi cuatro veces, de cinco a 23 por ciento.
En Rusia hay privación humana grave y han aumentado los homicidios y el tráfico ilegal de drogas, estimó el PNUD.
Entre las causas más profundas del fenómeno, el estudio identifica mal funcionamiento del régimen de gobierno, la falta de estado de derecho, la delincuencia, la concentración del poder y la existencia de una economía imperfecta de mercado. (FIN/IPS/pc/mj/dv/99