834 millones de personas corren peligro de morir de desnutrición en el mundo, ocho millones más que en 1996, cuando la Cumbre Mundial de Alimentación prometió reducir el hambre en el planeta a la mitad, señaló la FAO.
"Hay alimentos para todos en el planeta. Pero para nuestra vergüenza, vivimos en un mundo donde los alimentos se pudren mientras la gente se muere de hambre", declaró Jacques Diouf, director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación Alimentos).
El informe anual de 1998 del Programa Mundial de Alimentos, una organización afiliada a la FAO de Roma, revela que no hubo cambios significativos en la cantidad de gente desnutrida, a pesar de que se redujo visiblemente la incidencia de hambre y de desnutrición en algunas regiones pobres, señaló Diouf.
La Cumbre Mundial de Alimentación de 1996 prometió reducir a la mitad la cantidad de personas desnutridas que hay en el mundo, es decir, de 826 millones a 413 millones en el 2015. Pero esa cifra aumentó 8 millones este año.
Los desnutridos son habitantes del mundo en desarrollo que "siguen sufriendo, a diario, por la falta de comida", señaló Diouf.
El presidente del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, el italiano Francesco Paolo Fulci, sostuvo que la Cumbre Mundial de Alimentación es un claro ejemplo de lo que son las "fiestas de palabras" de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de las cuales surgen muchas promesas, pero poca acción.
La tragedia de la mayoría de las conferencias de la ONU es que no cumplen con las metas trazadas o se proponen planes de acción demasiado ambiciosos, comentó Fulci.
Pasaron casi tres años desde que la Cumbre Mundial de Alimentación anunció la "noble propuesta" de reducir el hambre en el mundo, indicó Fulci.
"Pero, hasta ahora, el número de desnutridos crónicos de los países del mundo en desarrollo no sólo no disminuyó sino que, en realidad, aumentó", agregó.
"Lo que necesitamos son más acciones concretas y menos charla", alegó.
Diouf sostiene que el hambre constituye una violación a la dignidad humana, y que el riesgo de morir de inanición impide a los pobres aprender nuevos oficios, adoptar nuevas tecnologías, y aprovechar todas las ventajas del desarrollo.
"Si no rompemos el círculo del hambre, la próxima generación quedará estancada en la misma trampa", agregó.
La directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Catherine Bertini, declaró que 1998 fue un año marcado por una combinación de sucesos sin precedentes que determinaron un aumento del hambre en todo el mundo.
Catástrofes climáticas como el huracán Mitch en América Central y el Caribe y las inundaciones en Asia, la crisis económica de Indonesia, las guerras civiles de Angola, Guinea-Bissau, Kosovo y Sierra Leona son algunos de los desastres ocurridos en los últimos meses.
La consecuencia fue que el Programa Mundial de Alimentos brindó ayuda a 75 millones de personas en 1998, una cantidad sin precedentes para un solo año, y más de la mitad de los necesitados eran mujeres y niñas.
Cerca de 40 millones de beneficiarios de la ayuda alimentaria fueron víctimas de desastres naturales como sequías, inundaciones y malas cosechas. Además, por primera vez en varios años, la mayor cantidad de beneficiarios fueron asiáticos.
Bertini explicó que la crisis financiera de Indonesia creó una "escasez general de alimentos y una nueva población de pobres que proceden de la clase media".
Al mismo tiempo, las consecuencias de los desastres naturales, que siempre causaron insuficiencia alimentaria, fueron más graves que nunca en 1998.
El huracán Mitch fue el mayor desastre natural que afectó a América Central y el Caribe en 200 años, mientras que Bangladesh y China sufrieron inundaciones devastadoras.
"Muchos expertos sostienen que estos desastres son apenas los primeros indicadores de la devastación que podrían causar los continuos cambios climáticos y la degradación ambiental", advirtió Bertini.
Pronósticos para este año indican que aumentará la cantidad de países en estado de emergencia y el número de personas necesitadas de asistencia humanitaria. "Nos enfrentamos al peligro de una grave hambruna, desnutrición y hambre endémica", previno.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, escribió en el prólogo del informe del Programa Mundial de Alimentos que, en la era de los eslogans, es más fácil conseguir recursos para resolver emergencias que para el desarrollo.
"Las intervenciones eficaces para el desarrollo incrementan la resistencia de las personas a los desastres, y por lo tanto reducen la necesidad de asistencia en futuras emergencias", alegó.
"Los que vivimos en países donde los alimentos alcanzan, damos esto por sentado. Pero para un sexto de la población mundial, que sufre de desnutrición crónica, el desarrollo económico y social sólo será posible cuando sus necesidades básicas de alimentación estén cubiertas", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/ceb/aq/dv/99