La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) otorgó los premios Hellman-Hammett de este año a 32 escritores perseguidos por sus creencias políticas, entre ellos 14 africanos, cinco iraníes, cuatro vietnamitas y dos birmanos.
Entre los ganadores también están Fabio Castillo, que hace periodismo de investigación en el diario colombiano El Espectador, Recep Marasli, que escribe sobre los derechos y la cultura de la minoría kurda en Turquía, y la activista feminista y ensayista argelina Jilida Messaoudi.
Los nombres de 11 de los galardonados se mantuvieron en el anonimato debido a las represalias que puedan sufrir, explicó HRW. Entre ellos se encuentran autores de Belarús, Camerún, China, Eritrea, Pakistán, Sierra Leona, Tanzania, Togo y los cuatro ganadores de Vietnam.
Así mismo, una ganadora de Estados Unidos, una activista lesbiana, pidió que no se divulgara su nombre debido a las dificultades que podría padecer para conseguir empleo, precisó la portavoz de HRW Marcia Allina.
Los premios fueron instituidos hace 10 años con las herencias combinadas de los autores estadounidenses Lillian Hellman y Dashiel Hammett, y otorgan hasta 10.000 dólares a escritores de pocos recursos que padecen persecución política.
Los premios de este año ascendieron a 170.000 dólares. Los beneficiados recibieron cada uno entre 2.000 y 8.000 dólares.
Cuatro de los cinco beneficiados iraníes trabajaron en medios de prensa liberales que fueron clausurados u hostigados por fuerzas de derecha.
Hamid Reza Jalei Pour fue director de los periódicos Jameh y Tous, clausurados por las autoridades religiosas del país en el último año.
En septiembre, Jalei Pour y dos escritores de sus periódicos que también recibieron el premio, Seheed Ebrahim Nabvi y Masahallah Shamss Ol Vaezin, fueron detenidos y acusados por un tribunal revolucionario iraní de publicar artículos "contra la seguridad y el interés generales".
Akbar Ganji, redactor del semanario Rahe No, estuvo detenido e incomunicado durante tres meses luego de que criticara al gobierno en un discurso público. Aunque fue liberado el año pasado, el periódico fue clausurado y podría ser arrestado nuevamente, advirtió HRW.
El quinto iraní, Hojatolesam Mohssen Saeidzadeh, un ex juez que publicó numerosos artículos que sostenían que la discriminación de la mujer viola el derecho islámica, fue detenido en junio de 1998 y mantenido en la cárcel durante cuatro meses sin acusación.
Luego de ser liberado, se le revocó su calidad de clérigo, y en octubre, el Ministerio de Cultura y Guía Islámica prohibió la publicación de su último libro, "La Libertad de la Mujer en la Epoca de Mahoma".
Los tres nigerianos premiados, todos ellos del diario The News, de Lagos, fueron víctimas del régimen militar dirigido por el fallecido general Sani Abacha.
Akinwumi Adesokan fue detenido por primera vez en 1993 y liberado una semana después. Fue arrestado una segunda vez luego de volver de una beca en el exterior a fines de 1997, interrogado y mantenido incomunicado durante dos meses.
Lanre Argoundade, cuya oposición al régimen militar nigeriano data de principios de los años 80, fue detenido tres veces en el último año acusado de venta ilegal de armas y asociación con organizaciones proscritas.
Detenido una cuarta vez en abril por cargos de asesinato, fue puesto en libertad bajo fianza. Arogundade refuta las acusaciones y espera el proceso judicial en su contra.
El tercer nigeriano, Niran Malaolu, fue detenido en diciembre de 1997 en las oficinas del semanario independiente Diet, donde trabajaba como redactor. Procesado por "recabar información" e implicancia en un presunto golpe de Estado, fue condenado a prisión perpetua.
Tras la muerte de Abacha en junio de 1998, la condena fue reducida el mes siguiente a 15 años, y fue liberado finalmente en abril. Pero en la cárcel no recibió atención médica y contrajo fiebre tifoidea y otra infección que puso en riesgo su vista, agregó HRW.
Aung Htun, un activista birmano que participó en los levantamientos de agosto de 1988 contra el régimen militar, estuvo cuatro años en la cárcel a principios de esta década, durante los cuales fue sometido a torturas y a confinamiento solitario.
Htun fue arrestado nuevamente en marzo de 1998 y cumple una condena de 15 años de prisión por haber escrito una historia del movimiento estudiantil birmano.
El otro premiado birmano es Paschal Khoo-Thwe, un líder estudiantil que huyó de Birmania, emigró a Inglaterra y ganó el primer premio de ficción literaria en inglés, su tercera lengua, en la Universidad de Cambridge.
Khoo-Thwe trabaja como cocinero en Londres para mantenerse y poder escribir, agregó HRW.
La organización también premió a escritores de Liberia, Nigeria, República Democrática de Congo, Sierra Leona y Swazilandia.
Uno de ellos es Gremah Boucar, que lidera el grupo Anfani de Níger, al cual pertenecen un diario, una revista y tres emisoras radiales. Boucar fue secuestrado de su casa a mediados de 1998 y amenazado de muerte. Desde entonces, fue arrestado seis veces.
Radio Anfani fue ocupada por los soldados al menos dos veces desde 1996. La última ocupación militar ocurrió en mayo de 1998, cuando la emisora transmitió una declaración de condena al gobierno por intimidar a la prensa.
También premiados resultaron Goretti Mapulanga, una informativista muy conocida de la televisión estatal de Zambia, y su marido Cornelius, quienes fueron despedidos en noviembre de 1997, luego de entrevistar al presidente Frederick Chiluba.
Los Mapulanga son vigilados desde entonces y no pudieron conseguir trabajo. Personas desconocidas acosaron a Goretti y sus hijos en público, según HRW.
La organización también distinguió a Modeste Mutina Mutuishayi, editor y director del diario independiente Demain L'Afrique, y también de una organización no gubernamental dedicada a la educación pública en República Democrática de Congo.
Mutuishayi fue detenido y acosado en repetidas ocasiones por la policía desde que Laurent Kabila es presidente del país.
Alex Redd, secuestrado y torturado en diciembre de 1997 por las fuerzas de seguridad del gobierno de Liberia debido a su investigación del asesinato de un importante político de oposición, consiguió asilo político en Estados Unidos el año pasado.
Un premiado de Sierra Leona, Alieu Sheriff, también huyó a Estados Unidos luego de haber sido detenido varias veces a comienzos de esta década, tanto en su tierra natal como en Gambia, por su posición crítica respecto de las acciones del gobierno de ambos países. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq-ceb/hd/99