Cuba intenta reactivar la producción de derivados de caña de azúcar para aumentar los beneficios de la industria azucarera, su principal fuente de exportaciones.
Más de 50 nuevos productos de la caña de azúcar, que incluyen desde alimentos para animales hasta plaguicidas, están en "proceso de desarrollo", informaron esta semana ejecutivos del sector.
La fabricación de subproductos de la caña de azúcar alcanzará este año a 12 millones de dólares, anunciaron las mismas fuentes.
Se trata de un bajo valor, si se lo compara con los 100 millones de dólares logrados a fines de los años 80, época de auge de la industria de esos subproductos, pero los expertos confían en la revitalización progresiva del sector.
La nueva gama de derivados abarca preservantes de maderas, pinturas anticorrosivas, fármacos de uso veterinario, miel deshidratada, maduradores de caña y un licor biológico conservante de residuos fibrosos denominado Biocil.
Así mismo, se mencionó el Flexotec, un producto enzimático para la industria de cueros, alimentos para aves y cerdos, materiales moldeados de bagazo de caña y antiespumantes.
Así mismo, el Ministerio del Azúcar elabora más de 25 derivados, entre los que se cuentan alcohol y bebidas, tableros de bagazo, furfural, sorbitol, glucosa, unas seis variantes de alimentos para animales, bioplaguicidas y el fertilizante orgánico Aminorgan.
También figuran papeles y cartones, celulosa microcristalina, materiales filtrantes, jarabe de fructosa y hongos comestibles.
Estudios científicos indican que la caña de azúcar sirve de base productiva a cerca de un centenar de derivados comercialmente aceptados.
"Realmente, la caña de azúcar es una bendición por las posibilidades que tiene, todo de ella se usa, la paja, el tronco, la fibra para producir medicamentos y un montón de cosas. Es eso lo que hay que desarrollar", comentó a IPS el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), Ricardo Alarcón.
La agrodindustria debe desarrollar "más consecuentemente" las potencialidades de la caña, cuyo producto principal, el azúcar, está sujeto a los vaivenes de la oferta y la demanda en el mercado internacional, señaló Alarcón.
Para especialistas en el tema, mientras más amplia sea la gama de subproductos a ofrecer, mayor será la variedad de mercados posibles y menor la dependencia de un único producto, el azúcar, cuyo precio es cada vez más bajo.
La cosecha azucarera de este año fue superior a las 3,6 millones de toneladas y, aunque aún baja, se la consideró "una victoria", porque la anterior fue de sólo 3,2 millones, la peor de los últimos 50 años.
La caída en esta década de la producción de azúcar y de derivados fue causada por la falta de insumos y recursos materiales, el escaso financiamiento y la desaparición del bloque socialista, el principal mercado de Cuba.
Gracias a un programa iniciado hace más de dos décadas, en los ingenios azucareros hay instalados 252 turbogeneradores que aprovechan el vapor del proceso industrial de producción de azúcar y que utiliza a su vez el bagazo de caña que sale de los molinos.
Se calcula que por cada tonelada de azúcar producida se puede obtener otra de petróleo equivalente, aunque en la actualidad no se logra más de la mitad.
"La principal fuente de energía es la caña de azúcar", subrayó Alarcón, quien considera que si se logra "tener una industria capaz de ser eficiente en términos energéticos, de aprovechar los llamados derivados", se podría compensar la baja cotización del azúcar.
El talón de Aquiles de la economía es el petróleo, que se obtiene en parte a cambio de azúcar, mediante un contrato con Rusia.
De acuerdo con un protocolo suscrito a principios de este año, Rusia debe suministrar a Cuba hasta fines de diciembre 1,5 millones de toneladas de crudo, y recibirá 800.000 toneladas de azúcar sin refinar.
Se prevé que, finalizado el contrato, el gobierno de Rusia entregará a compañías privadas el suministro de petróleo a este país.
La producción de derivados de la caña de azúcar cuenta con cerca de 300 instalaciones industriales y está abierto a la participación de capitales privados, en asociación con el Estado.
Una destilería de capital mixto hispano-cubano funciona en Cienfuegos, a unos 250 kilómetros al este de La Habana. (FIN/IPS/pg/ff/if/99