Comunidades indígenas de la selva amazónica de Colombia y Ecuador traspasaron la frontera para intercambiar impresiones y unir sus fuerzas en la lucha contra compañías petroleras de Estados Unidos.
"Yo creía que estábamos solos, pero no es así", declaró Roberto Cobaria, uno de los líderes de la comunidad indígena u'wa, que habita en la selva tropical de los Andes colombianos, próxima a la frontera con Venezuela
"Los secoyas tampoco están solos", dijo, en referencia al pequeño grupo de indígenas de Ecuador.
Miembros de la tribu u'wa hicieron su primera visita al pequeño poblado secoya de San Pablo, en el nordeste de Ecuador, el mes pasado, con la ayuda de organizaciones no gubernamentales como Oilwatch y Acción Ecológica, de Quito.
Los u'wa y los secoyas se oponen a los planes de la compañía petrolera Occidental, de Estados Unidos, de perforar y extraer crudo de sus tierras.
Occidental firmó acuerdos con ambos gobiernos que le permiten explotar el petróleo de los territorios indígenas, pero los secoyas y los u'wa se oponen al inicio de las operaciones.
Los 5.000 integrantes del grupo u'wa amenazaron con suicidarse en grupo lanzándose al vacío si la compañía comienza a trabajar. La disputa entre la firma petrolera y los u'was se centra en la discrepancia por las fronteras de las tierras ancestrales de los indígenas.
Los planes originales de Occidental no incluían la reserva de los u'was y se limitaban a la zona rica en petróleo, conocida como Bloque Samore, explicó el portavoz de la firma, Lawrence Meriage.
La firma canceló por voluntad propia sus planes en 75 por ciento del territorio del Bloque Samore, en respuesta a los pedidos de las tribus. Pero el 25 por ciento restante se encuentra en tierras que, según el gobierno de Colombia, no pertenecen a los indígenas.
Sin embargo, los u'was consideran que las 2.000 hectáreas del Bloque Samore se encuentran en tierras sagradas y ancestrales.
La Organización de los Estados Americanos y la Universidad de Harvard apoyaron la posición de los u'was en un informe realizado en 1997, e instaron a Occidental a suspender sus operaciones hasta que se resuelva la disputa por las tierras.
Los u'was y otras comunidades indígenas de Colombia quedaron atrapados en el conflicto entre los rebeldes y el gobierno, ya que los oleoductos que atraviesan sus tierras se convirtieron en el principal objetivo de los insurgentes.
Tres estadounidenses que visitaban a los u'was para crear un programa de educación indígena fueron asesinados en Colombia en marzo por guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el mayor grupo insurgente del país.
Los guerrilleros atacaron el oleoducto Caña Limón, de Occidental, situado cerca del territorio de los u'was, más de 500 veces en sus 12 años de existencia, y derramaron cerca de 1,7 millones de barriles de petróleo crudo en el agua y en la tierra.
El gobierno respondió mediante la militarización de la producción petrolera, y en las zonas que atraviesa el oleoducto hay tropas paramilitares notorias por sus violaciones a los derechos humanos, e incluso por matar a civiles desarmados.
Los u'wa temen que ocurran hechos similares en su región si Occidental sigue adelante con su proyecto, y la violencia sumada a la contaminación podría causar daños irreversibles a su pueblo y sus tierras.
Un miembro de la tribu u'wa, Armando Tegria, visitó a los secoyas y les recomendó mantenerse alertas para frenar cualquier intento de la compañía o del gobierno de ofrecerles regalos a cambio de explotar el territorio.
"Occidental y el gobierno ya nos ofrecieron varias cosas, incluso dinero y plata. Pero no queremos dinero, los u'was no están en venta", declaró Tegria.
La compañía dijo que su presencia en las tierras indígenas les sería de gran ayuda para "desarrollarse", ya que les brindarán rutas, escuelas y clínicas, comentó Luis Tegria, otro miembro de la tribu. "Pero nos negamos a todo eso porque nuestra historia no se hizo con esas cosas", agregó.
Los secoyas, que suman alrededor de 300, relataron que Occidental intentó aplicar las mismas estrategias de negociación con ellos.
Occidental llevó botiquines de primeros auxilios, paneles solares, gabardinas y bombas de agua a la comunidad secoya en 1996, y pidió a cambio que le permitieran el acceso irrestricto a sus territorios y a los de los siona, otro grupo indígena.
"Antes no teníamos ningún contacto con las compañías petroleras y no sabíamos que hubiera petróleo. Los habíamos visto hacer pruebas sísmicas, pero no sabíamos para que servían", relató Humberto Piaguaje, presidente de la Organización de Indígenas Secoyas de Ecuador (OISE).
Los secoyas y los sionas que se oponían a la explotación petrolera de sus tierras se enteraron de un acuerdo que habían hecho algunos de sus pares y denunciaron a la compañía, que finalmente canceló el contrato.
OISE entró ahora en negociaciones con Occidental para elaborar un código formal de conducta que regule las futuras interacciones y contratos entre la firma y las comunidades secoyas.
Los secoyas aún no tomaron una decisión colectiva acerca de la respuesta que le darán a Occidental en cuanto a la explotación de sus territorios, señaló Piaguaje.
"Antes de decidir, queremos saber lo que hizo la compañía en otras partes, y por eso invitamos a los uowas", explicó Piaguaje.
Los líderes indígenas de ambos grupos anunciaron, luego de la primera reunión que se hizo en junio, que mantendrán el contacto e intercambiarán información sobre la compañía.
Piaguaje dijo que la visita había sido muy importante para él porque se había sentido inspirado por la fuerza del pueblo u'wa para luchar por la preservación de su cultura.
"Antes, tenía miedo de explicar nuestra cultura o de hablar en mi lengua secoya. Ahora, avivamos un fuego que se estaba extinguiendo", comentó Piaguaje. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/ceb/aq/en-if/99